Cultura

Con Andy Yaffé conversamos sobre la Impro

 Me llamo Andrés Yaffé. Soy actor recibido del IAM, improvisador y Posgrado en docencia teatral y expresión corporal recibido de la EMAD. Me dedico a dar clases de improvisación teatral y teatro en general, tanto para artistas y personas que busquen un crecimiento personal, como para empresas y organizaciones. Además, me he formado en: Teatro físico, Clown, Mimo, Títeres, técnica Maisner, Melodrama, danza contact y contemporánea. Amo cantar, la música en general, dibujar y escribir. Me gusta explorar y crear. En mi pasaje por Israel (2017 - 2021) fundé y gestioné un centro cultural para latinos llamado: “Casa Rayuela”. Fue un espacio multicultural donde pasaron personas de todos los continentes. 

Mi vínculo con la comunidad Sefaradí hoy en día es haber ofrecido clases de improvisación en su espacio, un asiento en la segunda fila del templo de la calle Buenos Aires y recuerdos de mi familia cantándo alegres: “todos que le digan, mashalá, buenos que pasen inshalá, friquiti frituiti friquiti frá, frá, frá, frá” y otras que tengo en mi repertorio. Mis amigos se las aprendieron y las cantamos en sus cumpleaños también. Pero lo más importante es que en ese shil actué por primera vez en obra de teatro (“hasta que la muerte nos separe”) dirigida por Danna Liberman en el 2009 con Macabi Tzair.

 ¿Cuáles eran tus principales juegos de chico?

 De niño me gustaba reírme. En las fotos siempre estoy haciendo una risa extrema. Los cumpleaños eran la gloria. Me divertía muchísimo. Amaba los peloteros con túneles, redes, inflables, pasadizos secretos, y en ese lugar te encontrabas con diferentes niños, cada uno con su exploración particular. Era como ser los protagonistas de una película. Siempre había una persona que me acompañaba en el viaje, a veces eran los amigos de siempre, pero muchas veces eran personas que no conocía, pero conectaba. Tal vez era el primo del cumpleañero o el hijo de la amiga de la madre, quien sabe. También, en los cumpleaños había personas contratadas para entretener a los niños como “los Calchaquíes”, y era en modo teatral. Un público y ellos en frente haciendo pasar a diferentes niños. Cada vez que yo pasaba, terminaba haciendo un show junto con ellos. Lo mismo en Macabi Tzair. A los 6 años pasaba al frente en el Mifkad y no sé qué hacía, pero lo hacía y era muy divertido. Pero me agobió la fama infantil. Me pidieron que elija un nombre artístico. Me puse: “Pátol”. Quien sabe de dónde lo saqué. Cada persona que me veía me decía “¿¡Qué haces patól!?” porque me conocían y se habían reído conmigo viéndome actuar. Lo que nunca supieron es que decían mal el nombre. Ponían el tilde en la “o” y no en la “a”. Me decían: “Patól”. Estas situaciones en donde yo pasaba al frente sin guion y en el momento resolvía qué hacer me siguió pasando de adulto y cada vez con más herramientas.

También amaba jugar con mis hermanos. Con mi hermana teníamos una serie de juegos que íbamos eligiendo. Cantábamos y bailábamos en cualquier lugar. Amaba jugar con muñecos de acción como los caballeros del zodiaco, armar sus armaduras, legos y jugar video juegos en el playstation con mi hermano o inmiscuirme en su banda musical con sus amigos. Odiaba el fútbol, pero amaba el basquetbol. En la escuela me elegían último para jugar al fútbol, pero primero para el basquetbol. Cuando todos se dirigían a una moda, haciendo todos lo mismo, yo iba para otro lado y hacía algo diferente y conectado con mi sentir, libre de corrientes. Jugaba a hacer personajes de acción con algún amiguito que estaba en la misma. Todo tenía que ver con improvisar y actuar.

            “Al ser tu propia luz, hablas con tu propia voz y piensas tus propios pensamientos, no las luces, voces o pensamientos que otros te han dado”
Stephen Nachmanovich

 Explícanos qué es la improvisación teatral y qué pueden esperar quienes asisten a tus talleres. ¿Están dirigidos a personas con alguna experiencia previa o son accesible para todos?

 Improvisar es el arte de habitar el presente. Lo hacemos todo el tiempo, solo que más divertido y con una percepción más aguda y concentrada. Cuando conversamos con alguien no disponemos de un guion que nos dice qué hacer. En la impro tampoco. Es cierto que cada vez tenemos menos capacidad de concentración debido a la tormenta dopamínica tiktokera, y que tal vez estemos pensando en otra cosa cuando otro nos cuenta algo. Entonces, en improvisación trabajamos la escucha y me gusta el concepto de “escucha peligrosa” es decir, escuchar al otro hasta el final.todos tenemos nuestro cuerpo físico y alrededor, un colorido aura" Esa es tu presencia, tu campo energético, pero cuando estás en el escenario o en una clase, ese aura crece enormemente y llega mucho más lejos. Empezás a ver mejor, a considerar más posibilidades, a escuchar con más detalle y reaccionar a lo que sucede aquí y ahora, y no a lo que vos crees que podría pasar si todos siguieran lo que solo vos queres hacer. Eso sería controlar. En impro entrenamos el abandonar la idea de tener siempre el control, entendiendo que lo que esté pasando en tu vida puede virar de rumbo en un abrir y cerrar de ojos. El ejemplo que lo demuestra todo es cuando estás haciendo una escena y a alguien del público se le cae un vaso de vidrio y se rompe, el improvisador debe traer eso a la escena, si no, el vaso se lleva todas las miradas. Lo mismo sucede si en una escena suena una sirena de un policía en la calle y claramente fue escuchado por el público. Podes decir algo como: “Hernan, llegó la policía. Llegó la hora que te entregues” aunque la escena era sobre otro tema. Hay que aceptar con apertura que ese cambio que apareció, te va a llevar por un rumbo diferente del que creías y confiar que ese camino puede ser apasionante. Si controlas todo, tu compañero se aburre, vos terminas cansado y el público desconectado. Tener el control, en impro, sería entrar en un estado de juego y aceptación de la cambiante realidad para tener la capacidad de acción y reacción. La impro es decir: “Si, y…”. Es aceptar la realidad para construir.

            “Un ser que juega es más fácilmente adaptable a los contextos y las condiciones cambiantes”
Stephen Nachmanovich

 La impro, como todo, tiene niveles de dificultad. Hay talleres para personas con o sin experiencia. En la comunidad Sefaradí realice un taller abierto a recibir personas con o sin experiencia. Algunos tenían un pasado artístico y otros no. Concurrieron alumnos de entre 28 y 77 años. La variedad de edades también hace que sea una experiencia hermosa, mucho más nutritiva y completa. Los más adultos traen experiencia y niveles de detalles únicos, y los jóvenes traen energía, movimiento y ganas de aprender. 

“Dado que nuestra creatividad es la fuente desde donde fluye la civilización, desarrollar y defender nuestro poder creativo no es una mera extravagancia. Es una necesidad”
Stephen Nachmanovich

 ¿La impro es una entrada al teatro? ¿Qué habilidades se desarrollan que luego pueden aplicarse en otras disciplinas artísticas?

 La improvisación ES teatro. A veces se piensa que el teatro es solo actuación con texto y una voz impostada. Creo que la improvisación viene, incluso, antes que el teatro. Siempre hago esta pregunta: ¿Cómo le explicaba un cavernícola a otro que había una bestia acechándolos en las cercanías? Su cuerpo se movía imitando la bestia. Hacía sonidos y cada uno con su correspondiente tonalidad denotaba una emoción diferente. Su semblante y sonidos podían explicar el peligro y mostrar que hay que atacar, esconderse o escapar. Entonces, ¿ese cavernícola tenía un texto? No. Pero expresaba igual lo que necesitaba. Estaba improvisando y lo lograba haciendo movimientos y sonidos tomados de una experiencia pasada y mimando lo antes visto.  Pienso también en los Trovadores o Juglares. Las razones de jugar a contar pueden ser varias: entretenimiento, cultura, religión, rituales. Entonces, la improvisación está y estuvo siempre. Es la base de todo y yo creo que siempre tiene que haber una cuota de ella, porque es la expresión espontánea del ser. Donde la verdad es vista tal como hablaba Freud de los actos fallidos. Estos actos que revelan nuestro inconsciente reprimido. En una obra de texto, alguien puede equivocarse u olvidar parte del texto o un actor puede quebrarse una rodilla y de alguna forma hay que seguir con el show, entonces, el actor puede improvisar y resolver. Le busca una salida creativa a esto que ya habíamos pactado. Adaptarse, es improvisar.

 La improvisación me parece una excelente entrada al teatro en general. Comenzas entendiendo que no sos perfecto y que te podes permitir errar. Y mejor aún, ese error puede ser fuente de enormes creaciones. Así que en impro, el error lo tomamos como una inspiradora oportunidad. Entras a escena sin texto, sin una base “segura” pero creas desde una inspiración, por ejemplo: la mirada de tu compañero de escena, un objeto, palabra, título brindado por el público, una frase de un libro, un lugar, una relación y miles de formas más.. Entonces, podes arriesgarte más, tanto en el teatro como en otras áreas de tu vida. Dibujar, cocinar, hacer cerámica, tu trabajo, hablar en público, etc.

En la actualidad estoy emprendiendo en brindar clases de improvisación para empresas (Improffice). Estas organizaciones, en general se basan en el pensamiento vertical, es decir lógico-analítico, y la improvisación retroalimenta ese pensamiento pero desde un pensamiento lateral, es decir creativo. Hoy en día (desde hace varios años en realidad) se conocen las inteligencias múltiples. Antes se educaba solo a través de la lógica-matemática, hoy se comprende que otras personas aprenden de formas diferentes y que esas formas conviven. La creatividad, ayuda a las personas de las empresas a complementar su forma analítica. Yo, por ejemplo, soy kinestésico. Aprendo de estar en los momentos, en los espacios, con el cuerpo y haciendo. En movimiento. Hay otros, musicales, lingüísticos, intrapersonales, interpersonales, naturistas. En mis clases intento contemplarlas todas. Aprendemos con el cuerpo y lo utilizamos para expresar, pero también jugamos con la palabra, creación del espacio, momentos de meditación introspectiva, momentos musicales y dinámicas que fortalecen la confianza interpersonal. La escuela no era para mí, ni para la mayoría de mis compañeros, pero varios eran muy buenos para esa forma de inteligencia, a esos les copiábamos en los escritos así nos podíamos ir rápido del liceo a ser felices.

            Un actor no debe ser un teórico. No debe ser demasiado lógico ni basarse en la comprensión intelectual. Debe aprender a través del cuerpo.”
Yoshi Oida

 Habiendo pasado por la experiencia de la improvisación, a la hora de hacer lo que sea quieras hacer la exigencia se reduce. “No tengo que hacer una torta perfecta, tengo que hacer mi torta”. Siempre partiendo de la base que cada uno tiene su particularidad, su naturaleza y eso es más potente y rico que la copia de la copia. La particularidad implica que somos todos genuinos e interesantes. Y si en improvisación te traes a vos mismo, y jugas desde vos mismo, sin querer ser otro o diferente, el público, tus compañeros y vos mismo, te van a amar más. Esta es una actitud clown. Quiere ser amado. Y para serlo, es él mismo y comparte lo que siente desde su vulnerabilidad. Si no se comparte, si no se muestra, se distancia y es rechazado.

            “Para mi improvisar es calzarse en los zapatos del actor que uno es. No en el actor que quisiera ser, ni el actor que fue”

Osqui Guzman

 ¿Qué consejo darías a alguien que se siente tímido o inseguro sobre participar en improvisación? ¿Cómo puede la impro ayudar a superar esos miedos?

  Al ser un juego, le quitamos exigencia al resultado. Ni siquiera lo buscamos. Ni éxito, ni fracaso. Hacer. Esto se trabaja y se va comprendiendo en el camino. Muchos intentamos ser perfectos en lo que hacemos, pero esa búsqueda de lo imposible genera exigencia, ansiedad, timidez y vergüenza. Lo que buscamos es jugar. Como un juego de caja. Solo tenes que seguir las reglas del juego y ser vos mismo, después la magia llega. ¿Por qué tanta insistencia en solo hacer reír? ¿Qué pasa si con un compañero se da improvisar una escena triste y profunda? ¡Hagamosla! Es cierto que en las primeras instancias, nos enfocamos en un código más de humor por la idiosincrasia de los juegos en formato corto. Si logras conectar con tu compañero, el humor aparece solo, y te empezas a sorprender de que el público se esté riendo de acciones o palabras que para vos son lógicas y obvias de hacer y decir. Entonces, en las clases hacemos varios ejercicios en donde generamos confianza grupal y en uno mismo, donde abrazamos el error y lo usamos como oportunidad. Cuando legalizamos el error, la timidez empieza a disiparse. Claro, hay que trabajarla. Al principio los alumnos llegan con más resistencias, pero si no dejan que esas resistencias los venzan, empiezan a hacerse más fuertes y a confiar cada vez más en sí mismos. Esto tiene efecto directo y es transferible a la vida de uno mismo. Así que sí, ayuda directamente a vencer la timidez. Si sos tímido, hace impro.

            “Si queremos tener un cuerpo bonito y presencia en el escenario, debemos de cuidar nuestro ser interior”
Yoshi Oida

 ¿Hay algún requisito previo para unirse a tu taller? ¿Es necesario tener experiencia en teatro o alguna habilidad específica?

         Improvisamos todos los días, en todos nuestros trabajos y actividades. La magia radica en expandir esta capacidad innata. Para asistir a un taller de impro primero hay que querer. Sentir un impulso. Hay una frase que aprendí en Chicago en un taller de impro en “Improv Olymics” que dice: “Follow the fear”. Si tenes miedo, andá. Si estás esperando detrás de escena para entrar, y sentís que tenes que hacerlo, aunque no sepas qué decir y sientas ese miedito, entrá. Muchos quieren hacer impro u otras artes, pero dicen: “no soy bueno para eso”. Nadie es bueno para nada o todos somos buenos para absolutamente todo, pero lo que sea que queramos hacer, se practica. ¡Todos somos capaces de jugar! Es importante saber que un taller de impro, no es lo mismo que un show de impro (y que la impro no es Stand Up). En un taller, lo que hacemos es trabajar en eso que nos da miedo. Es decir, si queres sanar tu miedo o tu vergüenza, viniendo a impro, das un paso gigante en tu superación. Si no venís, perpetuas tu miedo, o claro, siempre está la posibilidad de sanarlo a través de infinitos y abundantes caminos. Vos elegí el tuyo. Pero no dejes de hacer actividades que sientas el impulso de hacer solo porque nunca lo hiciste antes. En las clases, jugamos. Hacemos dinámicas que trabajan aspectos diversos: confianza, aceptación, construcción, expresión corporal y verbal, utilizar el error a tu favor, adaptarse, permitirse y técnicas específicas de improvisación. Una clase, es una experiencia enriquecedora en un espacio de confianza, seguridad y vulnerabilidad, donde la expresión libre y particular es bienvenida y cuidada y no tenes que tener experiencia previa. 

            El miedo puede darnos una energía increíblemente poderosa. No la rechacemos, aprendamos a usarla. Tratemos de convertirla en su forma positiva: excitación teatral.
Yoshi Oida

 Cuéntanos sobre la diversidad en tu taller, tanto en términos de edad como de perfiles. ¿Qué aporta esta variedad a la dinámica del grupo? ¿Por qué crees que es importante que las personas se presenten más allá de su profesión?

         Me gusta que las personas se presenten al finalizar del primer encuentro y no al inicio. Cuando uno se presenta, ingresan sus orgullos y penas del ego. “Soy abogado” “soy nutricionista” “Soy bailarín”. Esto no es relevante en un principio, si no, ponerse en un lugar en donde estés dispuesto a aprender algo nuevo con personas que están en la misma. Todos tienen miedos, vergüenza y a través del juego se expresan, por lo tanto son vulnerables pero a su vez, se liberan de sus límites. Se expanden. Entendiendo que estamos todos en la misma y que no hay nadie que gane o pierda, que todos podemos equivocarnos y nadie te va a castigar por eso si no que va a ser una oportunidad de aprender, el ego se relaja y empiezan a aparecer destellos del ser, de nuestra esencia, y eso nace de hacer sin juzgar.

 Ser parte de un grupo con diversidad de edades es muy interesante. El joven, por lo general, provee de energía, acción y movimiento. El adulto, provee experiencia y perspicacia. A veces se intercambian los roles. El joven está cansado y tieso. El adulto, se ve energético y libre de juicios. Verlos en escena e interactuando juntos nutre al grupo. La fauna es más diversa, interesante, divertida, variada. Siempre quiero mezclar edades en mis grupos.

 Tal como la impro es para todos, la expresión en general lo es. En este texto yo me estoy expresando y más allá de transmitir el arte de la impro, lo que quiero transmitir es que no dejen de buscar y de experimentar. Creo que el verdadero desafío es crecer en la mayor cantidad de áreas posibles en la vida y esto es apasionante. ¿Querés hacer algo nuevo? Buscalo. Andá por ello. Aunque sea solo un pasito. Por ejemplo, a mi me gustaría vivir más en contacto con la naturaleza, entonces me compro plantas.

Espero que este texto los haya inspirado de alguna forma. ¡Gracias por el espacio y el interés!

“No tratemos de copiar el camino de otras personas: empleemos sus conocimientos pero seamos conscientes de que el paisaje de nuestro camino personal es único”
Jacques Lecoq

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Por Alberto Jabiles Schwartz Fuente: https://www.laestrella.com.pa/

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