La masacre del 7 de octubre en el sur de Israel embargó al país de profunda amargura pero también de enorme energía para seguir adelante y luchar por la seguridad y el bienestar de la sociedad y el pueblo. Precisamente por la magnitud del horror, la reacción fue de una enorme firmeza y mutua solidaridad. Y eso se manifiesta no sólo en declaraciones grandilocuentes de autoridades y figuras públicas, y en proyectos lanzados por doquier para ayudar a quienes se vieron más afectados, sino también en iniciativas particulares, en actitudes personales que dejan en claro dónde cada ciudadano entiende que debe estar.
Esto lo vimos directamente en el testimonio de un amigo personal, el diplomático israelí Matty Zwaig, nacido en Montevideo y radicado en Israel desde hace 40 años, quien en los últimos 12 años ha estado sirviendo en distintos puestos y destinos en países de la ex Unión Soviética.
El 31 de diciembre, su cumpleaños, pudo estar en Israel de cortas vacaciones de su misión en el exterior, y celebró con los suyos. La foto no es de buena calidad, pero su descripción vale la pena.
“Una reflexión sobre este nuevo año que comienza: hoy estuve luego de 2 días en Israel en un buen restaurante italiano en Hod Hasharon, nosotros con los 3 hijos e hijas y los 4 nietos, por primera vez todos juntos luego de estar desparramados por el mundo casi 5 años...Emocionante no sólo por lo familiar sino por el sentido más amplio de los que estuvimos reunidos.
El hijo mayor, como miluimnik (reservista) y educador del programa Naal'é, contó que al comenzar la guerra sus alumnos de Alemania, Italia, Hungría, España, Brasil, Argentina, Uruguay y otros países, se habían ido, pero los convenció y TODOS volvieron a estudiar en Israel.
La hija mediana, que luego de casi 5 años en Pennsilvania volvió con su esposo hace unos días, a pesar de que trabajado en Israel su esposo percibirá como Profesor de Inteligencia Artificial en el Instituto Científico Weizmann una cuarta parte del sueldo que recibirían en Estados Unidos.
Y mi hija chica, que al comenzar la guerra estaba a 40 km. de Machu Pichu, decidió no ir, se dio media vuelta y se quedo en el Hostel organizando un avión israelí que vino a buscar reservistas desde Perú directo al frente de batalla...luego ella misma volvió a Israel a trabar y estudiar”.
Matty lo resumió hermosamente: “Yo apenas soy el Presente, pero ellos...ellos son el Futuro, y apostaron por Israel...Am Israel Jai!!”