Hace una semana fui al estreno de “Las moiras”, una obra en el Galpón de Guevara, en Chacarita, un barrio de Buenos Aires. Por poco no llego, el tráfico un sábado a la noche en Buenos Aires es tema serio.
Esto fue posible gracias a Instagram y a seguir allí a Tamara Tenembaum, a quién leo todas las semanas y sigo en redes. Ella dice que es "una casamentera en potencia", lo que hereda de su madre pediatra.
Llegamos unos minutos tarde, las entradas no eran numeradas y allí apareció Tamara Tenembaum, vestida de verde y tomando whisky en una taza.
Mi hermana le contó que yo era fan suya, que por eso fuimos, ya que ella apenas la conocía de nombre.
El teatro estaba repleto de gente joven, muchos no judíos. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de una obra de teatro. Yo escuchaba las risas de la gente, y pensaba qué tanto entendían. Se trataba de tres rabanit que se dividían el mercado de los shidujim (casamientos arreglados). Las tres actrices estaban muy bien caracterizadas con sus pelucas y su ropa modesta. Cuando hablaban de una chica soltera de 24 años por ejemplo escupían para el costado. Las conversaciones sobre las posibles uniones eran hilarantes. Hablaban de un chico sefaradí, como si ese origen fuera un pecado capital, que igual se podía casar porque era huérfano y las familias no se iban a mezclar.
Los diálogos son inteligentes, tienen ese que se yo que tiene todo lo que Tamara toca, ese judaísmo que le surge de las entrañas, aún cuando se esfuerza por renegar de él.
El programa viene con un glosario en el que se explican algunas palabras que se utilizan como baruj hashem, bashert, bojer, cabalá, meidele, gezunt, etc.
Al comenzar la obra, se le pide a la gente que apague o silencie los celulares en idish, por supuesto que luego se hace en español.
De alguna manera, esta obra es un homenaje al viejo teatro idish de Buenos Aires, a todo el archivo que se quemó con el atentado de AMIA, a toda la cultura idish que había en Argentina en el siglo XX.
Luego aparece un cuarto personaje que viene a venderles un programa para procesar los datos para los shidujim. Esta chica está poseída por el dibuk, que es una especie de espíritu que posee a la muchacha.
Las manos me quedaron rojas de tanto aplaudir y me mandé a abrazar a Tamara Tenembaum que estaba muy emocionada. Si cruzan el charco, vayan a verla.
“El dibuk es una de las obras más conocidas del teatro judío y definitivamente de las más importantes; su autor, conocido como S. Ansky, la escribió primero en ruso y luego en ídish.
Ansky jamás llegó a ver El dibuk representada; de hecho, la historia de la obra se parece bastante a la de esas obras malditas que ya nadie quiere hacer porque dan un poco de mala suerte, y el teatro es todo cosa de suerte. La idea era un sueño: Mijaíl Chéjov, renombrado actor de la época y sobrino de Anton, iba a personificar a Azriel, el sabio que practicaba el exorcismo del final; el propio Stanislavski la dirigiría.
Anski logró entregarle la obra a una compañía de Varsovia, pero falleció antes del estreno, que fue en 1920, justo después de que terminaran los treinta días reglamentarios del duelo judío por la muerte de su autor”
Extraído de Infobae
Elenco: Analía Couceyro, Luciana Mastromauro, Flor Piterman y Fiamma Carranza Macchi
Las Moiras se presenta los sábados a las 20 hs. y los lunes a las 21.30 en El Galpón de Guevara (Guevara 326, C.A.B.A)
Para sacar entradas: https://www.alternativateatral.com/obra83176-las-moiras