Sergio Delgado (apretando aquí puedes entrar a su perfil en Linkedin) es Director Ejecutivo de la Fundación da Vinci, una organización de la sociedad civil que desde 2008 tiene el propósito de expandir la cultura emprendedora de impacto.
Apretando aquí puedes conocer más de la fundación.
Es facilitador general de la red de incubadoras y aceleradoras de América Latina y El Caribe #incubadorasLAT la cual reúne más de 200 centros, integrante del grupo de trabajo de Inversión de Impacto Conosur. Recientemente participó en un seminario sobre innovación en Israel.Vale la pena compartir sus conclusiones.
Pero primero, algunos datos más que es bueno conocer.
Sergio es MBA por Business School de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Magíster en Ética por la Universidad de Deusto. Postgrado en Innovación por Anglia Ruskin University. Cofundador e integrante del equipo docente de la Cátedra Responsabilidad Social de las Organizaciones en CLAEH. Docente UCU en los cursos Organizaciones para el impacto Social y Ética Profesional Aplicada para las carreras de la Facultad de Ciencias Empresariales. Psicólogo y Licenciado en Gestión Humana.
Desde 2006 acompaña como inversor y mentor de equipos que lideran negocios dinámicos de base tecnológica. Coordinador de la red de inversores uruguaya alemana (organizada por Fundación da Vinci y Cámara de Comercio e Industria Uruguayo Alemana AHK). Integrante del Comité de Digitalización e Innovación de la Cámara de Comercio e Industria Franco Uruguaya (CCIFU).
P: Sergio , es un gusto tener la oportunidad de conversar contigo. Acabas de participar en un seminario especial sobre innovación, en Israel. ¿Cómo llegaste a esto?
R: El programa de formación es una oportunidad que brinda Mashav, la agencia israelí de cooperación internacional, encargada de formular, difundir e implementar la política de asistencia exterior. Años atrás estaba casi todo listo para participar en otro programa con foco en la gestión de incubadoras y aceleradoras de negocios, pero el nacimiento de mi primer hijo me hizo bajar. De lo contrario, divorcio seguro (risas)
P: Bueno, reconozcamos que fue una hermosa razón para cambiar de planes. Y por suerte surgió otra oportunidad.
R: Así es. La oferta concreta se canaliza por las embajadas israelíes. En el caso de Uruguay, también se trabaja con la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI). Desde ahí se difunden las actividades, se gestiona el proceso de postulación de todos los interesados y la selección. Quedé. El programa se desarrolla en The Golda Meir MASHAV Carmel Training Center de la ciudad de Haifa, liderado por un staff maravilloso con Nuria Levy, Ricardo Lomaski, Nicole Bery Liberman y equipo.
P: ¿Qué te ha dejado esta experiencia, más allá del hecho que seguramente cualquier programa en el exterior te enseña algo?
R: La experiencia es más que positiva en varios frentes. Tomarle el pulso en directo y por dos semanas a un ecosistema tan particular, inspira. Los contenidos y experiencias del programa están cuidados. Junto con talleres en temas de tendencia, se sucedieron visitas a empresas, universidades, centros de desarrollo, organismos públicos como la autoridad de innovación y la de propiedad intelectual. Esto permite una gran combinación entre insumos conceptuales muy necesarios, también la inmersión en prácticas específicas y especialmente la interacción con los demás participantes. Esto último no es menor. Más allá del caso y entorno local, es riquísimo el intercambio y contacto con las realidades de América Latina y el Caribe que encarnaron los 26 participantes con origen en 12 países. El perfil de asistencia fue senior, o sea gente adulta ya con experiencia. Fuimos parte profesionales vinculados a la coordinación de Ciencia y Tecnología, Emprendimiento e Innovación, dirección de Doctorados en centros universitarios, referentes de Innovación y Competitividad, gestores de Laboratorios de Aceleración e Innovación, integrantes de oficinas de Propiedad Intelectual, Centros de Innovación, Innovación deportiva y Emprendimiento, Transferencia de Tecnología.
P: Suena impactante. No sólo en Israel se dedica mucho esfuerzo al tema de innovación sino también en otros países. ¿Pero dirías que en Israel el encare es distinto de todo lo demás, tiene algo especial? O sea... ¿Hay algo que distingue a Israel?
R: Ciertamente. Israel se distingue por ser justamente Israel. Hay una riquísima multifactorialidad que lo hace imposible de imitar. Lo mismo sucede con los ecosistemas de la costa este y oeste de Estados Unidos, regionales en China, Alemania, Reino Unido, Finlandia, Corea del Sur. Imposible el copy & paste.
P: ¿Qué mensaje te parece debe llevarse de esto a Uruguay?
R: Uruguay no debería preocuparse por ser la startup nation al estilo israelí, debiera sí estar atento a las mejores prácticas comunes y adecuarlas a las circunstancias locales. Esto no significa resignación, porque el solo tropicalizar mejores prácticas comparadas lleva siempre a correr de atrás. Uruguay, como el resto de los ecosistemas nacionales en América Latina y el Caribe, deben avanzar con ambición para llegar a la mejor versión de sí mismos en términos de fomento de la innovación, su sostenimiento, transferencia, vinculación intersectorial. La innovación no se trata solo de tecnología, de solo contar con un ejército motivado de ingenieros, de solo poner foco en los objetos. La revolución en la innovación pasa por los sujetos, pasa por la confianza, por tener hambre de mundo, por la inquietud del legado más allá de las individualidades, pasa por cuidarse las espaldas, por crear juntos, por superar adversidades, por la generosidad de interconectar.
P: ¿Cuál es en tu opinión el secreto de la así llamada start up nation?
R: Toda etiqueta es económica para presentar un fenómeno pero también es limitada. Creo que startup nation refleja una parte muy soñada de la realidad de Israel. No tengo claro si es la única. Hay muchos “Israeles”. Sí encontré que en promedio se comparte un sentido de urgencia, de fuerte comunidad, vocación humanista, necesidad de supervivencia metafórica y también literal, de mantener una mirada global con alianza en occidente, construir horizontes a largo plazo, y la inquietud de generar el mayor valor agregado.
P: Hermosa descripción. ¿Qué imagen tenías de Israel antes de venir?
R: Ya tenía contacto y experiencia en el país por mi trabajo. La imagen es de un Estado jóven, con una herencia antiquísima, que se mueve en un barrio geopolítico desafiante, con una naturaleza poco amable y que no le queda otra que salir al mundo para generar valor.
P: ¿Te sentiste seguro?
R: Absolutamente. Estuve en las tres ciudades más importantes del país, sin ningún problema.
P: ¿Cómo fue pasar de los titulares generalmente conflictivos sobre Israel en la prensa internacional a ver el país en su diario vivir?
R: La prensa es una campana que intenta reflejar una realidad. El problema es que “la realidad” como tal no existe y nos encontramos constantemente con “las realidades”. Por supuesto que podemos acordar algunos elementos comunes, si no la convivencia y resolución de problemas específicos sería imposible. El contacto en vivo y directo siempre enriquece para complejizar el entendimiento de cualquier “realidad”. Hoy siento que tengo más elementos en este sentido.
P: Así que veo que valió la pena en muchos aspectos. Te agradezco mucho esta entrevista Sergio. Y te deseo que todo lo que te llevaste contigo de Israel, sirva en tu propio trabajo y con ello enriquezca a nuestro país.
R: Muchas gracias. Así será.