Reportaje fotográfico de ARIEL JEROZOLIMSKI
Al visitar el departamento de Coronavirus del Centro Médico Hadassah en Jerusalem, observé a médicos, enfermeras y el resto del equipo. Son verdaderamente héroes. Y están muy cansados.
El Coronavirus aún está aquí.
Los números continúan bajando y a veces olvidamos que en el último año y medio, más de 8.000 israelíes han muerto de COVID-19.También ha habido fallecimientos en los últimos días.
Si hubieran sido atentados terroristas la causa de tal cantidad de muertes, seguramente estaríamos en guerra. Indudablemente, estamos en guerra, pero una guerra en la que numerosos ciudadanos han decidido no responder al ataque. En realidad, peor aún: de hecho están ayudando al enemigo. Esta es una guerra que fácilmente podemos ganar vacunándonos, utilizando máscaras y manteniendo condiciones higiénicas, pero una parte importante de la población no se ha vacunado. Algunos tienen razón médicas que lo justifican, mientras que a muchos otros simplemente no les importa que ponen en peligro a sus seres queridos y la sociedad en general. La vasta mayoría de los pacientes en la unidad de Cuidados Intensivos en los hospitales de Israel son ciudadanos que han optado por no vacunarse.
Estamos acostumbrados a usar máscaras, pero aún así nos resultan incómodas. Pues imaginen a los médicos y enfermeras que las usan en turnos de 12 horas de trabajo.
Imagínenlos trabajando con protección facial que dificulta la visión.
Imagínenlos vestidos con ropa protectora especial durante largas horas.
Imagínenlos trabajando 12 horas con guantes.
Imagínenlos cuidando a sus pacientes durante horas sin poder ir al baño.
Imagínenlos trabajando sin interrumpir para tomar un café o un vaso de agua siquiera.
Imagínenlos lavando y bañando a los pacientes vestidos con todo ese equipo protector.
Imagínenlos cambiando pañales.
Imagínenlos resucitando a un paciente en estas condiciones.
Imagínenlos respirando aire contaminado.
Imagínenlos trabajando con el riesgo de contagiarse y llevar el virus a su hogar, a sus familias.
Estos médicos, enfermeras y enfermeros, técnicos, ayudantes de enfermeras y limpiadores, están combatiendo a un enemigo invisible pero letal.
Tras su larga lucha, están realmente exhaustos y precisan apoyo,un apoyo que es realmente muy fácil dar: la vacuna.
Vayan a vacunarse.