Mundo Judío

Tenemos un montón de preconceptos a la hora de escribir

Por Daniela Faingold

Gabriela Rodríguez es una joven judía de 26 años. Hija de Silvana Alguea de Rodríguez, una de las víctimas fatales del atentado a la AMIA, el 18 de julio de 1994, que dejó 85 muertos y más de 300 heridos.  Perder a su mamá en el atentado a la AMIA, con sólo ocho meses de vida hace que "Desde que tengo memoria", su primer libro, se convierta en un testimonio vivo, optimista y enérgico de lo que significa convivir por siempre con esa ausencia.

El libro se puede comprar en https://desdequetengomemoria.mitiendanube.com/

Gaby, como la llaman su familia y amigos, cuenta que este libro tiene como idea hacer que estos hechos no vuelvan a ocurrir. “Es como cuando ves una película y te haces carne con un personaje”, dice ella.

La joven contó que empezó a escribir en el año 2016, ”estaba en un viaje de estudios en Nueva Zelanda. Me fui para allá para mejorar mi inglés y le cuidaba el nene a una amiga. Cuando el nene se iba a dormir yo me quedaba con la mamá hablando, tomando vino y charlando de la vida”.

En ese viaje, la mujer le dijo algo con mucha sabiduría: “la diferencia entre los que escriben un libro y los que no escriben es que los primeros escriben”. “Yo en ese momento me quedé pensando, es una boludez lo que me dice esta mujer. Pero después me quedé pensando en lo básico y trascendente que es”.

Rodriguez cuenta que desde que tiene memoria ya le gustaba escribir. ”¿Por qué si me gusta escribir tengo que estudiar letras?”, se pregunta mientras se responde ella misma: “Tenemos un montón de preconceptos a la hora de escribir, tenés que ser Borges o Cortazar para escribir un libro, eso es mentira”.

Cuando empezó a transitar el camino de escribir un libro, ella seguía a Angie Sammartino, Comunicadora Social en Instagram quien tiene una serie de posteos en su cuenta sobre cómo escribir un libro y da varios tipos para hacerlo. publicaba parte de lo que escribía. “Un día le escribí y le conté que quería escribir mi libro y me dijo que cuando termine le hable para que me cuente de cómo es él después, ya que ella ya había publicado un libro y me podía ayudar”.

-¿Cómo hiciste para escribir el libro en estos cuatro años?

 -Hubo mucho tiempo, incluso meses en los que no escribía nada y había momentos en los que cambiaba tres palabras y no agregaba un renglón pero yo sabía que en algún momento iba a seguirlo.

Gaby es consciente de la no importancia que se le da al atentado: Por ejemplo una persona de cuarenta años te dice yo me acuerdo que estaba haciendo en ese momento… Pero no se le da la importancia que debería.  “La gente que no perdió a nadie cree en este atentado cree que es algo que le pasó a la comunidad judía o algo que le pasó a los familiares. Y esto no es así. Este atentado fue a la Argentina. Este hecho ocurrió porque se permitió que pase.

El libro trata de eso, de cuestionar cada uno el lugar que ocupa en el tema amia. 

Gabriela fue a una escuela primaria pública en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cuenta que fue a una escuela pública, en la que eran pocos alumnos por curso. “En mi primaria pasaba que todos sabían mi historia pero no se hablaba mucho, cuando me preguntaban por mis padres, siempre hablaba de papá, no de mamá”. “Allí tenía una especie de “comodín” en el que si estaba triste yo decía “extraño a mi mamá”: Donde se hacía una especie de pared donde marcaba un límite y me acuerdo de haber vivido esa situación varias veces. De hecho más de grande también le decía a mi papá, que extrañaba a mi mamá.

-¿Cómo es el hecho de extrañar a alguien que no conoces?

Un día mi papá me preguntó qué era lo que extrañaba de ella y me hizo pensar. En realidad no extrañaba nada porque no me acordaba de nada", dijo. “En mi vida yo aprendí la idea de que extrañar a una persona es acordarte de algo del pasado y querer que esté de nuevo con vos”. 

A los 23 años reflexionando un poco más me di cuenta de que en la forma más literal no tengo una imagen de mi mamá yo con ella, tengo recuerdos reconstruidos que es lo que me fueron contando a lo largo de mi vida sino que como fue mi mamá conmigo y de las cosas que si llegamos a vivir juntas porque hubo ocho meses que si compartimos juntas.

En cuanto a su paso por la secundaria, cuenta que decidió ir a ORT, donde la cantidad de alumnos es sumamente superior a la escuela primaria a la que había ido. También era diferente porque todos sabían lo que había pasado en amia y todos los años se hablaba del tema, “se mostraban videos y era un tema muy presente”, comenta Gabriela.

En cuanto a su opinión de la falta de justicia a casi 27 años del atentado, Gabriela explica que siempre le preguntan qué opina de la justicia del país, a lo que dice que nunca fue de hablar de política porque de más chica no entendía nada “y ahora medio que tampoco, la verdad, al ser familiar de una víctima parece que tengo una palabra santa, que no la tiene un juez, un abogado o cualquier otra persona”, expresa”. 

-¿Y cómo hacés a la hora de hacer entrevistas por ejemplo con medios?

-Siempre que hice una nota hablé de mi mamá, no de las causas judiciales. Yo no sé de esos temas. 

En cada acto por el atentado a la AMIA, el nombre de su mamá "Silvana Alguea de Rodríguez, 28 años", es el primero de una larga lista de 85 víctimas que se lee en orden alfabético.

En el video por los 25 años del atentado a la amia, Mamá, protagonizado por Gabriela, la joven emprende un repaso de su vida y deja frases fuertes sobre su mamá, el concepto de la impunidad y la importancia de la memoria. "Mi mamá no se murió (dice en el video). A mi mamá la mataron, la mataron como a otras 84 personas en el atentado a la AMIA, hace 25 años, cuando yo tenía 8 meses. Obligada, aprendí a vivir sin mi mamá. No quiero resignarme a vivir sin justicia".

El libro de Gabriela comenzará su gira por las librerías porteñas el día 18 de octubre, Día de la Madre. Justo tres meses después del 26º aniversario del atentado a la AMIA.

Tal vez sea por coincidencia, pero según la gematría, un método en el que cada letra del alfabeto hebreo tiene un valor numérico, la letra Iod(י) vale 10, mientras que la la Jet, ח)8) sumados dan 18, Jai, en hebreo es el término que designa a la vida. 

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