Entrevistas

Una entrevista que simboliza la victoria de la vida por sobre el horror

Con la joven israelí Stav Meltzer, sobre la historia de sus abuelos en la Shoá

En Iom HaShoá publicamos la primera parte de la entrevista con esta joven israelí, Stav Meltzer, madre de un bebé de 6 meses, adentrándonos en cómo los nacidos en Israel ven el tema del Holocausto, un tema que en los primeros años del Estado era problemático.

Aquí puedes leer esa entrevista.

 

Y en esta seguna parte, nos adentramos en la historia de sus abuelos, la cual nos convence de que la realidad supera la ficción.

La abuela Heti y el abuelo Arie, ambos ya fallecidos

 

P: Stav, te pedí esta entrevista porque dos de tus abuelos sobrevivieron la Shoá. Pero esto va más allá de la historia familiar  , de tu caso particular y quisiera, a través  tuyo, que aprendamos  algo sobre la actitud y la visión de la juventud israelí, más que nada los sabras , o sea nacidos en Israel, ante este tema. Tú naciste en la realidad llena de energía de Israel, tercera generación de la Shoá.

¿Que aprendiste de tus abuelos?

R: Aprendi que la vida no es algo sobreentendido. Que el ser humano halla fuerzas que no sabía que tiene, en los momentos más duros. Aprendí de ellos que la familia es lo más importante del mundo y que siempre es bueno estar juntos, no entrar en conflictos.Mi abuelo siempre decía que ‘ cada dedo por separado se puede fracturar fácilmente, pero que la mano entera , unida, no puede ser vencida’. Aprendí de ellos a preocuparme por los mas débiles , a respetar al ser humano por su condición humana, sea quien sea, a valorar el tener un techo y comida sobre la mesa, a tener el derecho de estudiar y salir a divertirme. Aprendí a valorar que soy libre y que vivo sin temores, a amar y valorar a Israel, al país.

Y creo que aprendí cosas que todavía no sé que aprendi porque me parecen comunes y corrientes…pero estoy segura que ellos tuvieron sobre mí una gran influencia, sobre lo que soy y cómo elijo comportarme.

<img title="Stav y su abuela (z"l)" src="https://www.semanariohebreojai.com/cnt/media/20210410_074445_7.jpg" alt="" width="1024" height="683" />

 

La visión desde el Israel independiente

P: Tal como mencione al principio, tu ya naciste en Israel, un Estado independiente y fuerte. No carente de problemas por cierto, pero capaz de defenderse solo.  ¿Te planteas alguna vez, en épocas difíciles, si sientes miedo, el recuerdo de lo que tus abuelos sufrieron y el pensar por que hay que seguir luchando?

R : Claro está que yo no he pasado nunca ni de lejos por lo que ellos han pasado.Espero no tener nunca que saber cómo se lidia con situaciones asi. Pero es indudable que cuando hay guerra en Israel, y atentados, da mucho miedo. También a ellos les asustó siempre pensar que sus familias  tengan que lidiar con amenazas existenciales. La gran diferencia es que hoy tenemos nuestro país y tenemos un ejército que nos protege. 

Las familias de mis dos abuelos estaban en muy buena posición social en sus respectivas ciudades y por lo tanto era inconcebible e incomprensible pensar que los propios eslovacos colaboren con los nazis al enviar a los judíos a la muerte. Pensaban que los mandaban a campos de trabajo y cuando comprendieron que lo que sucedia era mucho peor, comenzó la rebelión.

Es muy difícil oponerse a la situación impuesta por el Estado, tan fuerte.  En situaciones como las que ellos se vieron obligados a vivir, cada uno tiene que preocuparse por su entorno, por su familia, hacer lo que puede para sobrevivir y salvar aunque sea un alma más. Hay que honrar a esa gente que sobrevivió a cosas tan terribles. Es como mi abuela , que cuando le preguntaba a su tíaa sobre lo que había vivido en Auschwitz, la tía le contestaba “no te cuento, sino que solo te deseo que no sufras nunca tanto como tu cuerpo es capaz de resistir”.

 

P: Nunca me gustó la expresión, pero todos la conocemos, la frase que dice que los judíos fueron a su muerte como ovejas al matadero. Siguiendo la pregunta anterior, sabemos que en los primeros tiempos de Israel como Estado, los sobrevivientes en general no hablaban, no contaban lo que habían vivido, que era tan contrario a la imagen del nuevo sabra, fuerte e independiente, que nacía en Israel. Eso cambió después del juicio a Eichmann. Lenta y gradualmente, también los israelíes comenzaron a entender que el heroísmo se mide también de otra forma. ¿Como viste tu este tema a lo largo de tu vida?

R: Algunos de los sobrevivientes no querían recordar, otros no sentían que es oportuno contar…Yo creo que heroísmo no es solamente luchar contra los nazis o  lograr sobrevivir en los campos de exterminio, sino también robar un trozo de pan para tu hijo. O una persona que logra huir al bosque. O el que mantiene su cordura luego de ver el sufrimiento de sus seres más queridos, o el que decide dividir en dos el poco pan que consiguió y compartirlo con otro.

Para mi, mi abuela era una heroína que se separó de su padre y tuvo que esconderse en la casa de gente extraña para ella, esconderse dentro de una valija y no moverse durante horas. Lo logró y quedó viva. Siempre decía que es una pena que no tuvo niñez y estoy segura que en parte, es por eso que siempre quiso ser tan partícipede lo que nosotros, los nietos, hacíamos.

Y mi abuelo también  fue un héroe, que miró a la muerte varias veces a los ojos, tuvo miedo pero siguió adelante, que ayudó a otros más débiles y salvó a mucha gente..y mucho más.

Yo creo que todos los sobrevivientes son héroes, cada uno a su manera. Y lo es todo el que ayudó a su vecino.

P: Y entiendo que cada uno, para ti, fue ejemplar…

R: Ninguno de ellos olvidó su pasado pero ambos optaron por santificar la vida. Por un lado, siempre empujaron para seguir viviendo, pero mi abuelo dormía con un hacha al lado de la cama, y siempre decía que aunque haya guerra, primero hay que sentarse a comer ya que uno nunca sabe cuándo comerá de nuevo.Nunca me obligaban a comer lo que no quería, pero yo veía que ellos nunca dejaban ni una miga en el plato. Además, yo siempre me daba cuenta de que mi abuelo tenía pan y manzanas en los bolsillos. Y por otro lado, se reía mucho, siempre haciéndonos bromas , encargándose de que tengamos muchas experiencias m paseos, vivencias hermosas, y nos daba muchos regalos en las fiestas. Eso, mientras vivía muy intensamente su pasado.

Y creo que para terminar, es bueno contar que ambos, mi abuelo y mi abuela, hicieron el servicio militar en Tzahal. Mi abuelo tenía una fábrica de obsequios de madre de olivo, a la que dedicó su vida. El fabricaba los regalos que se entregaba a los presidentes que llegaban de visita, también el martillo simbólico para las sesiones de la Kneset, todo tipo de cosas especiales. Y mi abuela dedicó mucho tiempo a voluntariado de todo tipo, también trabajando con sobrevivientes de la Shoa, prestando atención siempre a sus historias. Además, lo central, es que formaron en la tierra de Israel una gran familia. Para nosotros, para todos nosotros, esa su su mayor victoria. ¡Esta fue nuestra respuesta a  Hitler!

Una gran descendencia

 

La historia de los abuelos y la realidad que supera la ficción

P: Creo que es importante también contar las historias mismas, el resumen de lo que vivieron tus abuelos.

R: Ante todo te diré que aquí hay dos historias diferentes, cada  una de las cuales duró aproximadamente seis  años. Pero trataré de resumir. Mi abuelo Arie Klein y mi  abuela Heti Fish de Klein, nacieron en Eslovaquia, cada uno de ellos, hijo único. Mi abuelo falleció en el 2013, en el mismo hospital en el que nacieron dos de sus bisnietos.Mi abuela falleció en su casa en el 2017.

Sobre mi abuela te contaré que a  su madre los médicos le habían advertido no tener hijos, pero ella no estaba dispuesta a resignarse, quedó embarazada y falleció en el parto, al nacer mi abuela. 

Su padre era oculista . Crió solo a mi abuela con mucha ayuda de su cuñada, la hermana de su fallecida esposa , que cuando se enteró del fallecimiento, se mudó de Berlín a Bratislava  en Eslovaquia para ayudar. Para mi abuela, por lo tanto, esa tía fue como su madre. Cuando mi abuela tenía 6 años comenzaron a sentirse las restricciones a los judíos. No tenían permitido entrar a negocios, no podían ir a la escuela, los trasladaban a determinados barrios y demás. Pero a ellos no los pasaron por la profesión de mi abuelo como médico. Cuando el padre de mi abuela salía a trabajar, no tenía más remedio que dejarla sola. Ella siempre recordó lo difícil que le resultaba pasar todas esas horas sola, estando todas sus amigas ya lejos, en otras zonas. A veces salía a visitarlas.En más de una ocasión, en camino al barrio judío, se topaba con miembros de los movimientos juveniles nazis  que la desnudaban, la tiraban entre ellos como si fuera una pelota y la hacían volver desnuda a su casa. Me resulta  imposible imaginar lo que podía sentir  una niña pequeña viviendo algo así. 

En otra ocasión, otro pariente fue golpeado terriblemente en la calle, lo subieron a su casa y allí falleció. Llamaron entonces  a mi abuela y su padre, pero él no quería que ella viera lo que estaba pasando, así que le pidió que espere abajo. El problema fue que la esposa del fallecido , al comprender que él había muerto, se tiró por  la ventana. Mi abuela vio todo. 

Estos son solo dos  de numerosas historias vividas, casos por los que el padre  de mi abuela comprendió que ella no se puede quedar con él ya que pasaba el día entero en el hospital trabajando. En ese entonces, 1942, cuando mi abuela tenía 10 años, enviaron a su tía, que para ella era como su madre, junto con su esposo, a una ciudad en la que concentraron a todos los judíos .A algunos los enviaron a los campos y a otros los dejaron a trabajar.  Como a su tía y el esposo los  dejaron en el grupo de los que mandaron a construir el estadio nacional de la ciudad, el padre de mi abuela sintió que estarían protegidos y envió a su hija con ellos. Mi abuela vivió con ellos hasta que los mandaron a Auschwitz. La tía, cuando subió a buscar una valija que les dijeron que podía llevar  consigo, trató de convencer a mi abuela que se  escape, porque vio que no estaba en la lista sino que estaba registrada como si viviera todavía en Bratislava. Pero mi abuela no estuvo de acuerdo.  Cuando bajaron con la valija, súbitamente se abrió una puerta y un hombre salió, le dio una cachetada a mi abuela y le dijo “te advertí no hablar con esos judíos” y la introdujo a su departamento. Allí, le tapó la boca y le dijo “no te preocupes niña, yo voy a devolver a tu papá”. Años después, mi abuela descubrió que cuando  ellos estaban antes subiendo las escaleras, su tío se encontró con el vecino que estaba en camino a  tirar la basura, de apellido Majercik, un hombre joven que vivía con su esposa, su hija de 3 años y un bebé de meses , le dijo que la niña no es de ellos, que su padre  está en Bratislava y le pidió que se la devuelva. El problema fue que  al día siguiente, ya se prohibió a los judíos usar el transporte público y mi abuela tuvo que quedarse con ellos, estuvo allí nueve meses. 

Enfrente a su departamento había un almacén, cuyo dueño reportó varias  veces que había también una niña a la que no se llevaron. Ese mismo día llegaron a revisar  el departamento de la familia Majercik. La pareja escondió a mi abuela debajo del colchón del bebé .  Claro que al pequeño no le resultaba cómodo y lloraba mucho.Pero cuando los nazis se fueron, después de  revisar toda la casa, no la habían encontrado.Ese era el único lugar en el que no habían buscado. Y esa no fue la única vez que arriesgaron sus vidas y la de  sus hijos. La Sra. Majercik también renunció a su trabajo para quedarse en casa con los niños.Cuando venían visitas, escondían a mi abuela adentro de una valija grande que cubrían con un mantel y sobre la que ponían un florero, en una pieza cerrada. Ella debía permanecer sentada durante horas  , de hecho toda doblada dentro de la valija, sin hablar. A veces la niña de 3 años golpeaba la puerta de la pieza en la que ella estaba escondida y gritaba “Helenka, ven a jugar conmigo . Es solo la tía x, puedes salir”. Y sus padres siempre decían que su hija tenía una amiga imaginaria. 

Los salvadores, en aquel entonces, con su bebé

 

Durante esos 9 meses mi abuela nunca salió de la casa.A veces osaba mirar por la ventana aunque eso también era un riesgo. Frente al departamento había un cementerio judío y ella solía ver que entraba mucha gente y luego de oir disparos veía que salían de ahí solamente dos hombres. Luego de la guerra ella lo contó y allí encontraron una gran fosa común.

 

P: Impresionante…cuántas historias en este corto resumen sobre lo que vivió tu abuela. ¿Y tu abuelo?

R: Mi abuelo ya tenía 12 años cuando todo empezó y 17 al terminar la guerra. Era una persona cómica y carismática. Tenía una familia muy grande de la que lamentablemente no quedó mucho después de la guerra . Su padre era oficial y había luchado en la primera guerra mundial .Era  una persona muy respetada en la ciudad, con muchos contactos. Era comerciante.En el 42 comenzaron a trasladar a todos los judíos eslovacos a un campamento de concentración en Jilina y de allí, eran enviados a los campos en Polonia. Claro está que no les decían que los mandaban a los campos de exterminio sino a trabajar. Se comenzó a sospechar la verdad cuando llegó una carta de la hija del panadero diciendo que había ido a visitar a las tías  Caterina y Tereza, que habían fallecido hacía muchos años, con lo cual ella quiso dar a entender que están exterminando a todos. Al final llegaron también informaciones diciendo que los judíos concentrados en los campos de Jilina no reciben comida ni agua.

El padre de mi abuelo fue enseguida a la comandancia del campamento, que era eslovaco, cuyo comandante lo conocía y respetaba mucho, le gritó, le dijo que no puede ser que no dan comida y agua a jóvenes que están siendo enviados a trabajar.El comandante se disculpó , le explicó que tenía órdenes de  arriba  y que el responsable de eso era el oficial alemán. Fue a la oficina  del oficial, le gritó a él, exigió que les den de comer, el oficial sacó un revólver y le dijo que si le sigue hablando así ,le pega un tiro en la cabeza. El padre de mi abuelo era un hombre muy valiente. Se arrodilló, se abrió la camisa y le dijo “si quiere,me puede matar, pero tiene la obligación de respetarme porque  puede  ser que yo luché junto con su ejército en la guerra!” , sacó de su bolsillo su documento de oficial y le mostró al oficial alemán. El alemán le dijo que es una persona  muy valiente y que  enseguida mandaría a los jóvenes  algo de té. El pidió que les manden también galletitas. Luego se enteró de que tenían allí a dos menores de 18 años, por lo cual volvió a dirigirse al oficial alemán  , le gritó nuevamente diciendo que es inconcebible que tengan allí a niños, y el oficial pidió que le traigan sus documentos Cuando él se los llevó, los liberaron , pero le dijeron: “Señor Klein, por’  qué usted se esfuerza tanto, si dentro de tres semanas enviarán también a estos?!”, haciendo con las manos un gesto que mostraba la altura de un niño pequeño. Uno de los jovencitos a los que logró liberar, es hoy un conocido profesor de Filosofía y de Historia. 

P: Parece sacado de una película de ficción…pero fue verdad.

R: Exacto, increíble pero cierto. El padre de mi abuelo volvió a su casa con la cara pálida totalmente , comprendiendo ya lo que estaba por suceder .Se  le acercó a mi abuelo y le dijo: “Ustedes deben luchar. Si luchan sobrevivirán!. Si los capturan, agarren una piedra, un hacha, lo que tengan  y luchen para sobrevivir”.

Mi abuelo comenzó a llorar y preguntó “y qué pasa si disparan?”. Y su padre respondió: “toda bala  tiene un destino, y si tienes suerte, sobrevivirás. No tengas miedo, pero tienes que luchar”.

Continuaban los transportes que salían de Jilina y mi abuelo y su  padre siempre entraban a repartir agua a la gente . Una vez llegó un “transporter”  llegado de Grecia, que había estado 17 días sin agua ni comida, sin ropa. Para mi abuelo fue una escena terrible. Se percató de una pareja con un niño de 3 años que le contó que son checos y que los habían capturado en Creta.Mi abuelo no dudó ni un minuto, levantó a bebé y comenzó a caminar. De repente lo detuvieron y lo obligaron a devolver al bebé. El hizo como que no entendía alemán , aunque sabía bien . Uno de los alemanes dijo “llevémoslo detrás  de la casa y peguémosle un tiro en la cabeza”. Mi abuelo empezó a hacer todo tipo de voces como que tenía que ir al baño, lo dejaron ir  y él se escapó por la ventana y se salvó.

En menos de cinco meses, más de 50 mil judíos de Eslovaquia  fueron enviados a los campos y no regresaron. Al principio la familia de mi abuelo no fue enviada porque como tenían una posición muy respetada en su ciudad,  llevaban inclusive una peña estrella amarilla y tambiés les permitían estar afuera hasta las 9 de la noche y no las 6 solamente como a todos. 

En el 44 estallo la rebelión en Eslovaquia y los soldados alemanes, juntos con la Gestapo, llegaron a Jilinia y en 10 dias subieron a la mayor parte de la familia de mi abuelo a los vagones , a sus abuelos, abuelas, tios, tias….Mi abuelo comprendió que eso no conducia a nada bueno, y quiso irse con su bicicleta a un sitio en el que había partisanos, para poder tomar un arma..Su padre le había advertido que quien vaya allí sería detenido y que había que actuar con mucha inteligencia. Pero mi abuelo no lo escuchó y se fue . En el camino se le pinchó la rueda seis veces! Miró al cielo y dijo “Dios, esta bien, ya te entendí, no quieres que me vaya”,  asi que volvió a su casa. Mi abuelo siempre nos dijo que esa fue la primera vez que sintió que se encontraba cara a cara con el Creador. 

P: Significativo encuentro sin dudas…

R: Así es. Diez días después de la rebelión sus padres le ordenaron huir a los montes y no volver durante tres meses. En efecto, escapó a las aldeas en los montes y tiempo después vio que también sus padres habían logrado llegar a las aldeas,. Fueron pasando de una a otra, ayudando además a los partisanos a luchar. Les recomendaron ir a una aldea en la que se ocultaban muchos judíos pero el padre de mi abuelo , que era muy inteligente, entendió que eso era justamente lo contrario de lo que debía hacer.Siempre dijo además que si van a capturarlos, que cada uno corra en otra dirección. No quería ir justo a un lugar en el que había mucha gente. Y tenia razón, porque al dia siguiente,  todo el que se había escondido en esa aldea, fue quemado y muerto por los alemanes.  .Cuando estaban en una aldea a la que llegaban alemanes, buscaban escondites especiales afuera, pero tenían prohibido dormirse ya que si lo hacían, quedaban congelados. Mi abuelo contó que al levantarse, veía a mucha gente que se había escondido en la nieve y amanecía muerta,  congelada. 

P: Como si no alcanzara con los asesinatos directos de los nazis…

R: Claro…hubo muchos tipos de muertes. Hubo muchas peripecias todo el tiempo, muchas situaciones en las que parecía que moriría, y al final se salvaba, recordando siempre aquello de cada bala tiene su destino. Lamentablemente, en determinado momento capturaron a su madre y la enviaron a la aldea. Con su padre se reencontró mas tarde en el bosque. La belleza de su madre la salvó porque un oficial alemán empezó a hablar con ella  y ella le preguntó por qué tiene que estar en la fila con toda esa gente, a lo que el respondió preguntándole si acaso ella no es judía. Ella dijo con total naturalidad  que no y él la dejó irse. 

Cuentos de este tipo, hubo cientos.Fueron huyendo de una aldea a otra, ayudaron a los partisanos a matar nazis, lograron huir de incendios en aldeas quemadas por los nazis y mucho más. Cerca del fin de la guerra, se enfermaron de tifus. Mi abuelo quedó acostado al lado de su madre por tres días, alentándola a que se recupere, logrando inclusive encontrar un médico que la revise. Pero su situación no era prometedora. Mi abuelo resultó herido de esquirlas de un mortero, se salvó de otros disparos que le atravesaron la pierna sin estallar dentro del cuerpo y recordó que su padre le había dicho una vez que si te disparan, tienes que quedarte tirado en el piso, que es lo que hizo. Entonces llegaron dos alemanes y uno de ellos dijo  ‘ matémoslo’ . Mi abuelo rezó a Dios , le prometió ser buena persona  toda su vida si lo salva. Entonces oyó al otro soldado diciendo ‘ es una pena desperdiciar una bala, si de todos modos está sangrando, no tiene chance de sobrevivir’ . Le dio un golpe fuerte con su rifle en la cabeza y se fueron.

Mi abuelo sangraba mucho, estaba con tifus y un golpe en la cabeza, pero logró casi arrastrarse a la aldea vecina, entró a la primera casa que vio, donde había dos jovencitos de unos 14 y 18, dormidos. Era evidente que la casa había sido saqueada . De repente oyó a dos alemanes entrando , y a uno de ellos diciendo, en la pieza de al lado’ acá ya estuvimos’. Dispararon a los dos jovencitos que dormían, salieron y prendieron fuego a la casa. Mi abuelo comenzó a ahogarse por el humo, se envolvió en una frazada y con lo que le quedaban de fuerzas logró salir. Al final los alemanes lo vieron, lo levantaron y tiraron hacia la casa en llamas. Lo que mi abuelo recuerda es que manos desconocidas lo arrastraron afuera de la casa y lo salvaron. 

P: No hay palabras..

R: Sin duda ninguna…El padre de mi abuelo llegó a la casa y les mostró a los alemanes los documentos que certificaban que había peleado en la primera guerra mundial y  que había sido condecorado, y le permitieron quedarse en la única casa de la aldea que no había ardido.  Pero en ese momento, su madre sucumbió ante el tifus y se le murió en las manos. Siempre nos contó que sus lagrimas humedecieron todo el suelo. 

En ese momento mi padre pesaba solamente 40 kilos. Uno de los campesinos le ofreció ayuda para sepultar a su madre. El miraba desde la ventana como envolvían a su madre y la colocaban sobre la nieve y  temía que tuviera frio. Todavia no captaba que esa sería la última vez que la veía.  

Mientras tanto, su herida se infecté, un médico rumano al que logró llegar pensó que tendría que amputarle la pierna, pero logró salvársela  y un mes más tarde se pudo recuperar.

 

P: ¿A quiénes perdieron tus abuelos en la Shoa?

R: A casi todos. Es mas fácil decir a quiénes no perdieron. El padre de mi abuela fue enviado a Auschwitz y enseguida a los crematorios. Tenía 60 años. La tia de mi abuela y su esposo fueron enviados también a Auschwitz pero sobrevivieron. Cuando mi abuela fue a encontrarse con su tia después de la guerra por primera vez, su tía parecía un esqueleto. 

La madre de mi abuelo murió de tifus, como conté, su padre sobrevivió en los bosques y ambos se radicaron en Israel . Mi abuelo llegó a ver el nacimiento de cinco de sus nietos.

Además de ellos, quedaron algunos pocos primos lejanos.

.

La abuela (z"l), con todas las jovencitas de la familia

 

La vida en Israel

P: ¿Cómo llegaron a Israel?

R: La tía de mi abuela logró llegar a Israel primera y luego mi abuela se le sumó. Siempre había ansiado venir a la tierra de Israel, vivir en el Estado judío. En agosto de 1949, cuando tenía 17, llegó como madrija de Aliat hanoar, la alia juvenil, y junto con otra chica, estaban encargadas de 29 huérfanos que habían sido hallados en los orfanatos de Polonia. 

Mi abuelo llegó a Israel junto con un amigo, cumpliendo así con un gran anhelo, en el 49. Llegó a Jerusalem, donde conoció a mi abuela. Resulta que se habían conocido ya en Jilina, pero mi abuelo era ya un muchacho y mi abuela todavía una nena . En Israel vio en la calle a la tia de mi abuela y la recordó, pero no recordaba a mi abuela. Sin embargo, dijo que cuando la vio en Israel, fue amor a primera vista.

Los abuelos de Stav, en su boda

 

P: Stav, no tengo palabras.  Gracias por compartir esta historia, siempre recordando la bendita memoria de tus abuelos.

R: Gracias a ti por esta oportunidad

 

Y luego, llegó toda la descendencia, la verdadera respuesta a Hitler

 

Ana Jerozolimski
(09 Abril 2021 , 10:48)

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