Faltando sólo 4 días para las elecciones parlamentarias en Israel, los últimos sondeos publicados el viernes por la noche, tras los cuales ya no está permitido publicar ninguno más, indican que el Primer Ministro Biniamin Netanyahu podría estar muy próximo a obtener la mitad más uno de los escaños de la Kneset como para poder formar coalición con sus aliados de los partidos religiosos y de la derecha. Sin embargo, ello aún no es seguro. Y evidentemente, la única verdad que cuenta será la que emane de las urnas en el momento de la verdad, el martes 23 de marzo.
Al entrar en detalles, la situación es un poco más complicada.
Por un lado, es indudable que el partido Likud de Netanyahu es el mayor de todo el mapa político israelí,y que aunque aún no tenga la mayoría garantizada, es el más popular de todos. Además, en los últimos días ha logrado-siempre según los sondeos-aumentar su poder, agregando escaños que son los que parecen ir perdiendo dos de sus declarados rivales dentro del propio sector de la derecha.
Junto con los dos partidos ultraortodoxos y el partido del Sionismo Religioso, según las últimas encuestas, Netanyahu llegaría a 51 escaños,pero el cálculo de 60 se hace dando por sentado que los 9 escaños vaticinados al partido Yemina de Naftali Bennett, también darán apoyo a un gobierno encabezado por el actual Primer Ministro. La situación es singular ya que Bennett critica duramente el desempeño de Netayahu, sostiene que debe irse y se proclamó candidato a Primer Ministro en su lugar, pero por otro lado rehusó a lo largo de toda la campaña proclamar que no se sumará a un gobierno de Netanyahu si es él quien forma el próximo. Dado que es claramente una figura del bloque conservador, no es arriesgado en absoluto incluirlo en el grupo que daría apoyo a Netanyahu para formar coalición, con lo cual llegaría, según los sondeos, a 60.
Un elemento singular es que no se descarta que Netanyahu obtenga apoyo, aunque no necesariamente como parte de su coalición sino “desde afuera”, del partido árabe de Mansur Abbas, quien dejó la Lista Conjunta intentando un nuevo tipo de diálogo con el gobierno para lograr beneficios a la ciudadanía árabe, en el marco de un nuevo relacionamiento con Netanyahu.
De todos modos, 60 escaños no alcanzan. Y tomando en cuenta que casi un 5% de la población parece no haber decidido aún por quién votar, todo está abierto aún.
Es probable también que los sondeos se estén equivocando en por lo menos un escaño, y si el bloque favorable a Netanyahu pierde 1, se repite la situación de las elecciones anteriores: el bloque opositor tiene mayoría.
¿Cómo funciona?
Pero para entender la problemática que esto supone, es imperioso entender el sistema político israelí.
En Israel no se elige Primer Ministro, sino que se vota por un partido, para formar el Parlamento. Pasadas las elecciones, cada partido recomienda al Presidente del Estado a quién encomendar la formación del nuevo gobierno. Para tener mayoría y recibir esa misión de parte del Presidente, es necesario que 61 escaños –o sea la mitad más uno de los legisladores electos- lo hayan recomendado.
En las últimas elecciones, hace menos de un año, la mayor parte de la ciudadanía , o sea 62 de los 120 escaños, votaron por partidos que no querían a Netanyahu al frente del gobierno. Es un error decir que él salió electo por mayoría. Pero como su entonces férreo advesario Beni Gantz del partido “Kajol Lavan” no pudo llegar a un acuerdo al frente de ese bloque de 62, para que Netanyahu pase a ser oposición, optó por sumarse a Netayahu explicando que la alternativa era ir nuevamente a elecciones y que en medio de la pandemia, eso era una tragedia.
El problema de fondo se mantiene, ya que en el lado opositor, que no se descarta vuelva a tener mayoría, están tan divididos como antes. Ese lado es mucho menos “bloque” que el favorable a Netanyahu. Del lado que no quiere a “Bibi”, están el candidato Gideon Saar ex ministro del Likud que se opone a la creación de un Estado palestino, el partido laborista, el secular pero muy conservador políticamente Avigdor Liberman y la Lista Conjunta mayormente árabe, una red heterogénea que no está claro pueda convivir.
Lo seguro es que aún si Netanyahu tiene menos de la mitad más uno y no recibe la confianza del Parlamento , eso lejos está de significar que existe un gobierno alternativo. Y él podría quedar al frente de un gobierno de transición por mucho tiempo más.
Nadie puede descartar en este momento, que Israel esté a punto de comenzar la cuenta regresiva hacia las quintas elecciones en poco más de dos años.