Abrazando al enemigo, recordando el gran proyecto humanitario israelí por Siria

Esta historia comienza al estallar la guerra civil en Siria en el 2011, con la cruenta represión por parte del régimen dictatorial de Bashar el-Assad contra las protestas multitudinarias en su contra. La guerra –que de hecho terminó totalmente recién hace unas semanas al ser derrocado Assad- impuso una enorme tragedia a la población civil y cobró la vida de más de medio millón de sirios, con varios millones convertidos en refugiados dentro y fuera de su país. 

La situación era compleja para Israel. En su frontera norte, un país enemigo se estaba desgarrando. La conocida y muy desagradable  frase “que se maten entre ellos”, no corre  cuando en el medio hay víctimas civiles que precisan ayuda.

En forma gradual, Israel comenzó a prestar ayuda a los vecinos, la población civil del sur de Siria, que residía en aldeas en la zona lindante con Israel. Finalmente, Israel llevó a cabo un proyecto de ayuda humanitaria que en el 2016 comenzó a funcionar formalmente bajo el nombre “Buena Vecindad” (Shjenút Tová, en hebreo). El Comandante del proyecto era el Teniente Coronel Eyal Dror, quien tituló un libro que escribió recientemente sobre aquella experiencia, “Abrazando al enemigo”.

Es un privilegio haber conversado con él al respecto.

P: Eyal, en Oriente Medio se viven días históricos, con otro régimen en Siria, y me imagino que tú siempre tienes presente lo que viviste años atrás, al encabezar el proyecto humanitario “Buena vecindad” que brindó gran ayuda a la población civil del sur de Siria hace muchos años. ¿Cómo lo recuerdas hoy? 

R: Ante todo, no tengo dudas de que aquel proyecto es lo más significativo que hice en mi vida en el marco de mi servicio en las Fuerzas de Defensa de Israel. Fue tan grande que al terminar el proyecto por los acontecimientos en el terreno dentro de Siria, decidí que me retiro. El plan original era volver a mi unidad, subir de rango, pero entendí que no haría nada que supere algo así. Para mí, lo importante era lo que constituyó esa vivencia, todo aquel proceso. Y decidí que dedicaré gran parte de mi vida a perpetuar ese proyecto en la memoria de la gente. Para mí fue algo impresionante pero más que nada, fue algo histórico para el Estado de Israel.

P: Expliquemos Eyal, que no dejemos fuera los detalles principales.

R: Ante todo fue una enorme campaña humanitaria, la mayor llevada a cabo por las Fuerzas de Defensa de Israel, la más compleja sin duda. La más prolongada, la mayor y la más compleja en términos de riesgos ante un país enemigo. Es que estamos hablando de 700 operativos de ayuda junto a la cerca fronteriza y a través de ella. O sea que por lo menos 700 veces se abrió la cerca fronteriza que nos separaba de Siria, país enemigo, para transferir todo tipo de equipos de ayuda. Pero además, se abrió muchos cientos de veces más- en realidad no cientos sino miles- para introducir heridos. 

P: Esto incluyó diferentes tipos de actividades, sería bueno entenderlo en detalle.

R: Exacto. Introdujimos ayuda humanitaria a Siria. Recibimos unos 4.500 heridos y enfermos de Siria, también 1.400 niños con enfermedades crónicas que recibieron tratamiento médico en Israel y que a veces debían volver a pasar una operación acá. 7.000 sirios recibieron tratamiento en clínicas de campaña. Cada uno debía entrar, salir de regreso, o sea que se abría la cerca miles de veces…Además de 700 veces en las que transferimos equipos de diferentes tipos de  ayuda humanitaria, al otro lado. Miles de veces que la cerca con un país enemigo se abrió para ayudar a los habitantes de Kuneitra y Dar´a. 

Erigimos una clínica de campaña gigantesca del otro lado de la frontera. Rehabilitamos panaderías y les pasamos equipos para manejarlas, lo mismo con clínicas y hospitales, transferimos miles de toneladas de medicamentos y equipos médicos. De todo.

P: ¿Hay algo que recuerdas con especial emoción?

R: Muchas cosas. Pero destacaría uno de los proyectos, que duró ocho meses, cuando les ayudamos a construir un hospital para maternidad. Y nos contaban cuando nacían allí bebés sirios. Nacieron mil bebés sirios en ese hospital construido por Israel con ayuda de organizaciones internacionales. Y les pasamos alimentos, ropa, todo tipo de ayuda humanitaria que pueda permitir a la gente vivir en condiciones un poco mejores que las catastróficas condiciones en las que la gente se hallaba por la guerra.

Otro logro muy grande fue lograr salvar a más de 400 de los así llamados “Cascos Blancos”, voluntarios que ayudaban a los civiles en la zona de guerra, y que como eran gente de la oposición al régimen, estaba claro que ellos y sus familias serían condenados a muerte por la gente del entonces presidente Assad. 

P: Recuerdo que en medios israelíes también se dijo en su momento que el proyecto tenía importancia desde el punto de vista de Inteligencia, de información que se podía recibir.

R: Cuando empezó el tema del tratamiento a los heridos sirios de la guerra, en primera instancia se vio el valor de Inteligencia que eso tenía .Claro que tenía, es innegable. Estuvimos en contacto también con fuerzas insurgentes que controlaban esa zona, evidentemente. Pero luego Israel decidió convertir ese esfuerzo en un operativo humanitario de grandes dimensiones y ayudar a la mayor cantidad posible de civiles sirios. Y ahí me llamaron . No olvidemos que participar en eso también constituía un riesgo de seguridad. Yo nunca podía garantizar que no haya entre los civiles a los que ayudamos alguien que quiera matarme simplemente por ser un oficial israelí.

P: ¿Por qué terminó el proyecto?

R: Porque el ejército sirio , que había perdido el control de gran parte del país, volvió a conquistar esa zona con la ayuda de Irán y Hezbolá que evitaron que caiga. Y entonces  ya no tuvimos con quién trabajar.  Todos los vínculos quedaron cortados. Y yo decidí retirarme. Lo recordaré siempre como lo más grande que hice en las Fuerzas de Defensa de Israel.

En contacto desde entonces con sirios exiliados

P: Tú quedaste en contacto con ciudadanos sirios que recibieron en su momento ayuda de Israel ¿verdad?

R: Así es, estoy en contacto con no pocos sirios que viven hoy en Europa y Estados Unidos.

P: ¿Te escribieron algo cuando Israel eliminó a Nasrallah, al que odiaban por lo que había ayudado a Assad?

R: Así es. Cuando fue eliminado Nasrallah jefe de Hezbolá, que mató tantos sirios, recibí enorme cantidad de mensajes de esos sirios diciendo “nadie mejor que Israel” y que “ahora es el turno de Assad”, turno que como ya sabemos hoy, también llegó. Como se ha visto en las redes, hubo festejos en Idlib, al norte de Siria, territorio liberado, controlado por los insurgentes. Allí aparecieron carteles con frases en hebreo como “gracias Netanyahu”. La gente comentaba que es tiempo de lograr la paz con Israel. Todos celebraron la muerte de Nasrallah que mató tantos sirios sin piedad. Yo recuerdo conversaciones mías con sirios en aquel momento que me dijeron que en el 2006, cuando la guerra entre Israel y Hezbolá, ellos evacuaron a miembros de Hezbolá de Líbano a Siria para salvarles la vida, “y ahora están masacrándonos”. Y eso no lo olvidaron. Por eso estaban felices cuando fue eliminado por Israel.

P: ¿Te parece que aquello aportó a la seguridad de Israel?

R: No tengo ninguna duda. Yo estimo, por ejemplo-aunque no lo puedo asegurar con absoluta certeza- que cuando Hezbolá trató de reclutar sirios para sus filas en el sur no tuvo mucho éxito porque la gente recordaba lo que había hecho Israel. Viví diversos momentos en los que quedó claro que muchos recordaban y también supieron expresar gratitud.