Analiza el destacado jurista israelí Alan Baker
Delegaciones de Israel y Líbano se reunieron el miércoles 14 de octubre , la semana pasada, en una tienda de campaña en la localidad libanesa de Nakura, donde funciona una sede de las Naciones Unidas, a tan solo 200 metros de territorio israelí, para tratar de resolver la disputa sobre su frontera marítima. No se trata de negociaciones de paz ni de parte de un proceso de normalización similar al que se vive actualmente con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, sino de un encuentro considerado meramente técnico para hallar una solución al diferendo fronterizo en el mar.
Pero no deja de ser histórico. Es la primera vez en 30 años que delegaciones de ambas partes se encuentran para negociar algo relativo a los dos países. Es importante aunque en principio el plan es que no haya diálogo directo entre israelíes y libaneses, por la oposición libanesa al respecto. Estuvieron en la misma carpa, pero hablaron a través de mediadores norteamericanos y bajo los auspicios de la ONU, y los libaneses ni siquiera aceptaron ser fotografiados junto a la delegación israelí.
Para entender a fondo de qué se trata , recurrimos al Embajador Alan Baker, ex asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, experto en Derecho Internacional, quien no sólo conoce el tema como jurista sino que participó hace varias décadas en la redacción de la Convención Internacional de Derecho Marítimo y también fue parte de equipos negociadores israelíes frente a Líbano en distintas instancias.
El conflicto y el Derecho Internacional
P: Creo que es clave comenzar entendiendo cuál es la disputa en la frontera marítima que Israel y Líbano se sientan a tratar de resolver.
R: El área en disputa tiene aproximadamente 860 kms2 en la parte oriental del Mar Mediterráneo, parte de la zona fronteriza entre Israel y Líbano.Es una zona rica en reservas de gas natural. Ambos países alegan que dicha área está dentro de lo que se conoce como “zona económica exclusiva” y “plataforma continental”, lo cual está evidentemente muy relacionado a la explotación de los recursos naturales. Para resolver esto se inician negociaciones que son ante todo técnicas, destinadas a demarcar la frontera marítima entre ambos países.
P: ¿Por qué existe este diferendo? ¿En qué se origina?
R: Cada lado presenta la línea fronteriza desde otro ángulo. Hay un triángulo a lo largo de la frontea, que cada parte considera está de su lado. Y las negociaciones tendrán que lograr que se pongan de acuerdo acerca de cómo demarcar la línea desde la costa hasta el extremo de ese triángulo, de modo que ambas partes puedan disfrutar de los recursos naturales que están allí.
P: Ante todo gas ¿verdad?
R: Es relevante todo lo que hay en el mar y en el fondo del mar, tanto para la pesca como quizás petróleo, otros minerales, pero sí, lo principal es el gas.
P: ¿Cómo surgió el conflicto fronterizo?
R: Todo se despertó cuando Líbano y Chipre firmaron un acuerdo determinando su frontera marítima y por otro lado lo hicieron también Israel y Chipre. Fue ahí cuando los libaneses vieron que en la punta de la frontera entre Israel y Chipre, hay una zona en el mar que según ellos, les pertenece.
P. O sea que se trata de una zona en disputa que está muy lejos de la frontera…
R: Por supuesto. Está aproximadamente a la mitad de la línea de distancia entre Israel y Chipre, en una punta. Y justo ahí es donde hay más gas. Pues cuando surgió este tema, los libaneses presentaron denuncias, enviaron cartas al Secretario General de la ONU pero rehusaban negociar con Israel y por lo tanto no se podía resolver el problema. Al final entendieron que no hay otra forma que no sea hablar, aunque sea indirectamente, con Israel.
P: Pero evidentemente no se trata de una conclusión a la que llegaron a nivel filosófico, sino por la situación compleja de la economía libanesa.
R: Exacto. Eso es indudable. Se puede ganar mucho aprovechando los tesoros de recursos de gas en el mar .No descarto que la normalización entre Israel y países del Golfo los haya empujado un poco, pero creo que lo central es la situación económica muy seria en Líbano.
P: ¿No hay en el Derecho Internacional un documento que determine claramente cómo se fijan fronteras, de modo que se eviten estas diferencias?
R: Sí, pero así sucede tanto en casos de fronteras terrestres como marítimas. Surgen discrepancias. Existe una Convención Internacional de Derecho Marítimo, en cuya redacción yo participé en 1982, que propone un método geométrico claro para medir de modo igualitario las fronteras marítimas entre países. Claro que exhorta ante todo a que haya voluntad de ambas partes a solucionar el diferendo por vías pacíficas. Y si no se logra llegar a un acuerdo, se puede aplicar el método geométrico. No te voy a cargar con detalles técnicos, pero se utiliza determinados arcos entre puntos que marcan distancias iguales de los dos lados de la frontera y se busca el punto intermedio para llegar a un acuerdo.
P: Aunque quizás sea un poco técnico de más…¿cómo explicar qué dice cada una de las partes?
R: Los libaneses dicen que la frontera marítima debe salir en línea recta hacia el mar desde el punto en que la frontera terrestre se encuentra con el mar. Israel dice que debe salir en un ángulo de 90 grados desde ese punto de encuentro. O sea que discrepan acerca del método con el cual se debe demarcar la frontera, qué ángulo se debe usar. De más está decir que cada una de las partes quiere que se aplique el método que le deja , por decirlo en forma simplista, más fondo de mar de su lado.
Un rol protagónico
P: ¿Me puede contar un poco de su participación en la redacción de esa convención internacional?
R: Yo era en aquel entonces el vice asesor jurídico de la Cancillería. Las negociaciones comenzaron en Montego Bay en Jamaica, luego pasaron a Nueva York, a Ginebra y finalmente, tras unos 7 u 8 años de deliberaciones, se firmó la convención en el punto original, Jamaica. Esa convención se basó en tratados anteriores que databan de 1958 y otros años sobre distintos aspectos del Derecho marítimo. Pero esa nueva convención unió a todas.
En nuestra delegación había juristas, militares, expertos en temas políticos, ecológicos, en temas marinos…muy variada.
P: Usted conoce de cerca el tema de negociaciones con Líbano. Esta vez no estuvo en Nakura, pero en el pasado estuvo sentado frente a delegaciones libanesas ¿verdad?
R: Así es. De hecho participé en todas las negociaciones entre las partes de las últimas décadas. En 1982 y 1983 se negoció un acuerdo de paz con Líbano pero los sirios impidieron que los libaneses lo ratifiquen. Años después, en las conversaciones que tuvieron lugar luego de la conferencia de Paz de Madrid de octubre de 1991, hubo negociaciones separadas con cada uno de los países participantes , en Washington. También allí se habló de paz pero nuevamente los sirios frenaron todos los borradores, no permitieron que Líbano avance en ese sentido.
Ahora es otra cosa
P: Esta vez todo es totalmente diferente. Está claro de antemano que no se habla de paz.
R: Así es. Ahora lo que está sobre la mesa es un tema, como ya dijimos, meramente técnico, no se trata de negociaciones políticas. Aunque en la delegación libanesa hay militares y civiles, lo central son los expertos. Vienen cartógrafos, técnicos, eso es clave para demarcar la frontera.
P: Un tema muy importante aquí es tener claro que sin la luz verde de Hezbola, que es parte del gobierno libanés y una fuerza dominante clave en el país, no habrían comenzado estas negociaciones. ¿A qué atribuye usted el cambio?
R: En gran medida, a los serios problemas que tiene Hezbola, además de la muy mala situación económica del país. Desde las explosiones de los últimos meses, especialmente la gigantesca que todos recuerdan, Hezbola tiene problemas frente a la población general. Mucha gente los acusa de atentar contra el pueblo, de ponerlo en peligro.Quizás llegaron a la conclusión que si se oponen a estas negociaciones, eso perjudicará la situación económica de por sí muy mala y les culparían a ellos. Recordemos que si hay un acuerdo, Líbano puede disfrutar de las ganancias del gas natural, pero si continúa el diferendo, ninguna compañía internacional invertirá en Líbano para extraer el gas del mar.
¿Y por tierra?
P: Aunque se aclaró de antemano que estas negociaciones se refieren al diferendo marítimo ¿pueden influir en algo en otros temas? En la frontera terrestre, aunque Hezbola tiene sus argumentos, la ONU reconoció que en el 2000 Israel se retiró a la frontera reconocida internacionalmente ¿no es así?
R: No tenemos problemas territoriales con Líbano. Hay algunos puntos de diferencias pequeñas en la línea fronteriza . No ocupamos ningún territorio, no hay territorios que alguien pueda exigir que devolvamos. Tenemos interés en una vida en paz con Líbano, en buena vecindad. La frontera entre Israel y Líbano es la acordada entre el Mandato Francés en Líbano y Siria y el Mandato Británico en Palestina e Irak en 1923. Cuando Israel se retiró en el 2000, las Naciones Unidas analizaron la retirada y confirmaron que Israel se había replegado debidamente a la así llamada línea azul. Avaló la retirada israelí.
P: Hezbola discute sin embargo sobre las así llamadas fincas de Chaba…lo que en hebreo llamamos Har Dov.
R: Así es. Pero en realidad, es interesante que esa zona sea motivo de discusión también entre Siria y Líbano. Pero no podemos decir que tenemos problemas de frontera territorial con Líbano.
A modo de resumen
P: ¿Qué espera de estas negociaciones?
R: Claro que nos interesa poder lograr la paz entre los dos países. Eso es lo mejor, con relaciones comerciales y otros vínculos. Pero para eso falta mucho. Primero hay que terminar el tema técnico pendiente ahora. Si hay buena voluntad de avanzar , si los libaneses actúan con seriedad en las negociaciones y se llega a una solución, quizás al final eso influya en lo que pueda pasar después.
P: La esperanza es que se logre una solución y que con ello Hezbola tenga cuidado antes de atacar a Israel, sabiendo que con ello pone en peligro un logro importante para Líbano.
R: Claro. Todo evento positivo también en negociaciones técnicas sobre la frontera marítima, puede arrojar resultados positivos. El problema es que lo que le interesa a Hezbola no es realmente el desarrollo económico de Líbano sino su agenda de destruir a Israel . Y en ese sentido, ahora está en otro tipo de problemas ya que tuvo que aceptar que Líbano negocie con su enemigo. Yo espero que se logre algo positivo para Líbano y que ello, además, tenga una influencia negativa para Hezbola.