Comenzó horas antes de Rosh Hashana
Israel se convirtió este viernes en el primer país del mundo desarrollado en imponer un segundo cierre para lidiar con el Coronavirus. A las 14.00 hora local entró en vigencia el nuevo confinamiento, pocas horas antes de la llegada del nuevo año judío 5781. El momento elegido, evidentemente, apunta a frenar la posibilidad de grandes reuniones familiares para celebrar Rosh Hashana, ya que evitar aglomeraciones es la mejor forma de reducir el riesgo de contagios.
Las indicaciones a la ciudadanía israelí son terminantes en el sentido que nadie debe ir a casas de otra gente, tampoco dentro de la distancia de hasta 1 kilómetro a la que cada uno tiene permitido salir a tomar aire o caminar.
Ya varias horas antes del comienzo del cierre, se registraron algunos embotellamientos de tránsito en diferentes partes del país, probablemente por gente que se apresuró a visitar familiares antes del comienzo del nuevo año y a alcanzar a volver a tiempo.
Cerca de 7.000 efectivos policiales fueron destinados a hacer respetar el cierre a lo largo y ancho de Israel, tanto con barreras de control en carreteras y cruces como en puestos de control dentro de ciudades. El Inspector General de la Policía en funciones Moti Cohen recorrió algunas de las posiciones de sus hombres y exhortó a la población a ayudar a la Policía en su misión. “A fin de tener éxito en esta misión, numerosos policías patrullas las ciudades para ayudar al público a preservar la salud de toda la población”, dijo Cohen. “Les pido que acaten las instrucciones porque solamente si actuamos juntos, todos nosotros juntos, cooperando, podremos frenar la propagación del virus”. Agregó un saludo especial: “Felicito al pueblo de Israel y a todos nuestros policías con mis mejores deseos de Shana Tova y salud para todos”.
En los centros comerciales, según reportaron distintos cronistas de medios locales, no se registró un movimiento especialmente intenso pocas horas antes de la entrada en vigencia del cierre, a diferencia de lo que se vivió meses atrás cuando estaba por comenzar el primero. Esta vez la gente tiene claro que no faltará mercadería, que no se agotan ni víveres ni papel higiénico, un tema que en el cierre fue también motivo de bromas .
Pero hay otras diferencias con el primer cierre, que nada tienen de buenas.
En primer término, la situación de la pandemia. En aquel entonces recién comenzaba, Israel la estaba manejando muy bien y el público en general respetó el cierre entendiendo que es una medida impuesta a nivel nacional para que el país esté mejor. Ahora, Israel tiene uno de los índices más altos del mundo en cantidad de nuevos infectados cada 24 horas por millón de habitantes, y se impone el cierre cuando de por medio hay una gran crisis de confianza en las autoridades y su forma de manejar la pandemia.
En una alocución especial a la nación formulada el jueves de noche, el Primer Ministro Biniamin Netanyahu hizo un último intento de convencer a la población en general sobre la importancia del cierre y de respetarlo a pesar de las serias complicaciones que crea. “Este cierre es importante. Es necesario. En este cierre, estaremos todos juntos “. Él y el Ministro de Finanzas Israel Katz anunciaron un nuevo paquete de asistencia económica para lidiar con el serio impacto que todos los últimos meses han tenido sobre los negocios y los trabajadores, revelando entre otras cosas que se aprobarán pagos a quienes hayan sufrido un 25% de recortes en sus ingresos-y no un 40% por lo menos, como antes- y que se reducirán los salarios de los ministros, legisladores y altos funcionarios.
Netanyahu ya dio a entender que es probable que resulte imperioso aplicar medidas más estrictas que el cierre actual. “Puede ser que no tengamos más remedio que hacerlo, tal como recomendaron muchos expertos”, señaló aclarando que “no impondré un cierre sin razón y tampoco dudaré en agregar más restricciones si ello es necesario”.
El Primer Ministro dijo creer que “nos estamos acercando al día en que tengamos la vacuna”, pero que “hasta entonces, hay que usar máscaras y mantener distancias”. “La salud y la economía están en nuestras manos. Es tiempo de actuar con responsabilidad personal y garantías mutuas”, recalcó. “Derrotaremos al Coronavirus pero podremos hacerlo sólo si actuamos juntos. Así, con la ayuda de D´s, venceremos”.
Hay también problemas concretos. Por un lado, el cierre claro está que es una limitación. Por otro, mientras se dice que podrían llegar nuevas restricciones, ya se sabe que este nuevo cierre no está concebido como algo tan estricto como el anterior. Si bien en este fin de semana de Rosh Hashaná sí hay gran control policial para evitar reuniones por la fiesta, al terminar el feriado se estima que habrá mucho movimiento en las calles ya que la gente tiene permitido ir al trabajo, a menos que sea en negocios u otros lugares que estarán cerrados (como restaurantes, gimnasios y cualquier tienda que no sea esencial). Son varias las excepciones autorizadas de antemano, por lo cual diferentes analistas comentaron que el cierre tiene “más agujeros que un queso suizo”.
Eso hace que se dude de antemano de su eventual efectividad.
También incluye instrucciones que resultan ilógicas a ojos de muchos, como también a varios expertos. Entre ellas, el hecho que se puede caminar en la playa pero está prohibido entrar al agua, por dar solo un ejemplo.
El Director General del Ministerio de Salud Pública Profesor Hezi Levy dijo que al finalizar el cierre, programado por ahora hasta el 11 de octubre, debe haber bajado a mil la cantidad de nuevos infectados en 24 horas, para que el sistema computarizado destinado a cortar las cadenas epidemiológicas, pueda funcionar. Pero el Profesor Gabi Barbash que en el pasado ocupó ese mismo cargo y es uno de los expertos más consultados durante esta pandemia, dijo que es inservible y que si no se baja a unos pocos cientos por día, de nada habrá servido.
Con gran escepticismo y muchas discusiones, Israel entró en el nuevo cierre, con la esperanza que ayude a mejor considerablemente la situación.