Nombrame 3 películas inspiradoras de tu juventud.
La Guerra de las galaxias de George Lucas, Pulp Fiction de Quentin Tarantino, Bajo el peso de la ley de Jim Jarmusch.
¿Productor ejecutivo por elección o por necesidad? ¿Sos editor también?
Mi primer trabajo remunerado en cine fue de editor y hasta hoy sigo trabajando en eso también. Me convertí en productor porque en el Uruguay que empecé mi carrera, precisaba producir una película para poder editarla. Lo mismo le pasaba a mis amigos que querían ser directores. Entonces todos fuimos productores de 25 Watts, pero en el rodaje, fui yo quién llevó la responsabilidad, fui aprendiendo y me fue gustando. Para la siguiente película, Whisky, me dijeron que querían que yo sólo fuera el productor, y dije que sí porque me gustó la tarea, me sentí bueno haciéndola. Pero también quería seguir editando y eso puse como condición. Desde entonces hago las dos cosas en paralelo y si bien es mucho trabajo me gusta mucho lo que hago.
Hay quien dice que la magia de una película reside en el trabajo del director, ¿qué pensas de esa frase? ¿Te visualizas como director?
Hasta ahora nunca sentí el deseo de dirigir. Hoy me lo estoy planteando, pero más pensando en series, que no es lo mismo que cine. En cine independiente el director tiene mucha libertad y poder creativo, y también una carga pesadísima de responsabilidad. Para todo eso se precisa tener una historia metida en las entrañas, y la voluntad de sacarla afuera a como dé lugar. Yo no he sentido eso y al mismo tiempo me siento cómodo ayudando a quienes así se sienten, siempre y cuando me guste la idea y la persona. Es verdad, que se precisa un buen director para una buena película, porque en él recaen las decisiones finales acerca de los actores, acerca de muchas cosas. Pero no trabaja nunca solo, y lo colaborativo es lo que lo hace realmente disfrutable. Cuando todos lo entienden de la misma forma, es un placer. De lo contrario, hacer una película se puede hacer cuesta arriba.. más de lo que ya es por su complejidad natural.
¿Cuál fue la reacción de tu familia cuando les contaste que querías hacer cine? Estudiaste Ciencias de la Comunicación y Periodismo ¿Cuándo fue que decidiste poner tu energía en hacer cine?
Siempre me apoyaron. Yo estaba bastante perdido cuando volví de Majón (o más bien de Etgar Tnuatí) , entonces mientras trabajara en la fábrica de Mario, mi papá, podía estudiar lo que quisiera y dudar infinitamente. Estudié unos años Ciencias de la comunicación, profesorado de literatura y pasé por otras facultades sin saber realmente que quería. Unos años después entré en la Universidad Católica y ya sentía que debía comprometerme con la carrera, pero nunca me insistieron por tal cosa si o tal cosa no. En la facultad encontré un grupo de cinéfilos como yo y fuimos haciendo nuestra carrera propia dentro de un programa que no contenía nuestras inquietudes. Recién al final de la carrera encontré una forma de ganarme la vida dentro de lo que me gustaba, y aunque iba un poco en contra del sueño de mi padre, él y mi madre siempre me apoyaron y me incentivaron. Mi abuela Ana Resnitzky de Orimian me ayudó mucho, mi tío Elias, mis hermanos también. Por suerte nos fue bastante bien de primera, eso fue una gran alegría compartida por todos y un aliciente a seguir.
¿Cuál es el contraste entre el glamour que tenemos asociados al cine: la red carpet, los festivales y el minucioso trabajo diario que haces en tu productora?
El glamour existe pero la red carpet, en el mejor de los casos, solo mide 30 metros. Para hacer una película se recorren miles de kilómetros... Por tanto es una anécdota, que puede ser linda, que resume muchas cosas, pero es fugaz. Viene asociada con una buena salida en un festival que es algo a lo que apuntan todas las películas, porque también significan espacios en mercados importantes y eso puede marcar el éxito de una película, su existencia y singularidad entre tantísimas otras películas que se hacen cada año.
¿Existe un cine independiente que tiene como mercado presentarse en festivales?
Si, y tiene mucho sentido. Los festivales son varias cosas: son espacios de cultura, son espacios de formación de profesionales, son espacios de desarrollo de proyectos, son espacios de mercados donde las películas encuentran a sus posibles compradores locales. Algunos distribuidores los usan como puntos de testeo con su propio público. Algunas películas dirigidas a un público específico que no es el mainstream, encuentran ahí el contacto con su público, que existe en todos los países del mundo pero cuesta acceder por no ser un negocio rentable a gran escala. En definitiva acercan las películas a sus públicos, pueden potenciar la posible comercialización y siempre son una excelente experiencia humana en torno a un hecho cultural que es el cine como un todo. Es una gran cosa que existan y que generen un espacio diverso, no necesariamente asociado al gusto popular y a lo explosivo del negocio multinacional que es el "cine de holywood", que como concepto generaliza al cine hiper comercial.

¿Hay una hermandad de gente que se dedica al cine en Uruguay o cada uno defiende su chacrita?
Hay hermandad sin dudas. Todos estamos aprendiendo, el cine acá tiene apenas un poco más de dos décadas de producción relativamente constante, o sea todavía estamos dando los primeros pasos. Todos ocupamos diferentes roles y muchas veces variamos los equipos, a veces contratamos y a veces somos contratados. En general hay mucha colaboración y mucho compartir información. Los últimos años fueron de mucho despertar y aprendizaje y eso generó la noción cierta de que juntos llegamos más lejos. Siempre hay individuos que quieren todo para sí, en todas las áreas, pero realmente son los menos, creo yo.
Tuviste algún momento que te resultó difícil creer que estabas generando historia del cine en Uruguay, cuando se estrenó 25 watts, Whisky, o con el éxito del reestreno el año pasado de 25 watts?
Nacimos en medio de una tormenta pero con muy buena estrella y eso siempre lo agradecí y lo agradezco todos los días. Nuestro grupo fue pionero en cierta forma de hacer, cierta forma de narrar y eso formó parte del inicio de una era donde ya comenzaba a existir cine uruguayo. Pero el éxito de 25 Watts y Whsky dejó una gran marca, entre otras cosas porque son buenas películas, y por otra porque en su momento nuestra actitud contrastaba con lo que pasaba en un Uruguay sumido en la crisis económica, donde la noción de que nada era posible desde este lugar del mundo, había hundido a nuestra sociedad en una etapa muy depresiva. Los premios en los festivales internacionales generaron cierto triunfalismo y mucha curiosidad del público local para un tipo de cine que no es de gusto super popular. Sigue siendo una sorpresa y un honor que nos pongan en el lugar de "hacer historia", y también un orgullo sentir que lo que uno hizo con amor y esfuerzo tiene valor y significado para gente que ni conoce.

El cine es algo colectivo. ¿Qué requisitos tiene que tener alguien para formar parte de tu equipo?
Me gusta trabajar con gente que es clara, que no esconde nada y que no sanatea. Trato de evitar incluir en mis equipos a gente que funciona en la contrariedad, en la competencia a ultranza, en el ego sobre todas las cosas. El ego es necesario en el arte, pero el cine no existe como tal si no hay espíritu colaborador, noción de equipo y consciencia de la magia que un grupo unido puede generar.
¿Cómo es el tema de la financiación de las películas que realizas?
Siempre es compleja y siempre es incierta. Vivimos en un país con pocos recursos y casi sin mercado interno para el cine. Para sobrevivir y salir adelante tuvimos que aprender a trabajar con socios internacionales, a tejer redes entre empresas de varios países. Nuestras películas hasta ahora han sido producidas más que nada con fondos de ayuda y subsidios estatales de diferentes países. Muchas veces invertimos nuestro propio tiempo, muchísimo tiempo, a falta de dinero. Hoy existen otras perspectivas, otras posibilidades que antes no había. Todo es muy dinámico y hay que estar constantemente reaprendiendo nuevas formas posibles.
¿Formaste parte de algún proyecto que no tenías que preocuparte para nada por temas de dinero y pensaste, qué bueno que es esto?
Si, alguna vez dando servicios de producción. Es interesante , también se aprende mucho y se gana, pero no es a lo que me quiero dedicar al menos como productor, porque incluso cuando se paga bien, nunca es suficiente para lo que uno pone en una película en el plano personal. Si el dinero fuera mi motor, no produciría cine. Quizás haría publicidad o pondría un comercio o una fábrica de medias. Por otro lado, con algunas de las películas que hicimos en nuestra propia ley nos fue muy bien económicamente hablando. Para dar servicios audiovisuales prefiero editar películas, que son procesos más cortos, y que al final del día implica cambiar mi tiempo, conocimiento y experiencia a cambio de un salario que yo fijo y que no soy yo quien debe gestionarlo. Y es sin duda una de las etapas más creativas en la producción de una película.
¿Qué cambio trajo al mundo del cine las plataformas como Netflix, Amazon Prime, Hulu, Apple?
Como todo lo digital, trajeron mucho más acceso a muchas más personas, mucho más rápido. Trajeron muchos cambios y abrieron una vía nueva a la producción donde todo parece más simple. Pero no todo es color de rosas, porque al trabajar para las plataformas, uno se queda solo con su paga, o sea se consigue un empleo a término para la plataforma y ya. En general se debe ceder la propiedad intelectual. Es como hacer una casa por encargo, y cobrar una sola vez y listo; en vez de hacer una casa para uno y que sea propia y tener la potestad de alquilarla de por vida. Además, donde hay dinero en abundancia, hay siempre una competencia muy grande, lo cual suele sacar lo no tan lindo de las personas.
¿Te imaginas haciendo contenido para alguna de estas plataformas? ¿Cuál es la mecánica para llegar a ellos?
Si, me imagino, y es probable que lo haga en el futuro próximo. De Graciela, mi mamá, heredé la curiosidad infinita, y no solo por saber sino también por experimentar en carne propia. Por ahora hemos vendido algunas de nuestras películas a Netflix, a través del contacto directo generado por estar presente en los mercados internacionales y en los festivales y por haber hecho películas que resaltan. En el futuro probablemente tengamos la experiencia de trabajar por encargo para una plataforma, con eso generar parnuse y también aprender nuevas habilidades. Cómo se llega a eso, preparándose, desarrollando buenos proyectos y siendo muy constantes en el trabajo día a día. Fácil, que yo sepa, no queda nada en este mundo.
Tenes un hijo adolescente,¿ te gustaría que tu hijo siguiera tus pasos?
Me gustaría que sea una persona íntegra y feliz, en sus propios términos. Esos son los pasos que me gustaría que siga de mi. Si eso implica meterse en el mundo del cine, pues bien. Probablemente ahí pueda ayudarlo mucho. Pero quizás sea todo lo contrario y precise hacer su propio camino en cualquier otra área; pues muy bien también y trataré de apoyarlo con lo que me sea posible. Por lo pronto va despuntando un tipo bondadoso, cariñoso, inteligente y solidario y ya me siento muy orgulloso de él.