Esto no es sólo una crónica. Es un pedido de ayuda. Por favor, léelo hasta el final
Les contaré la historia. Pero primero, comparto los datos de la cuenta a la que se puede donar. Todo suma. Es importante tratar de ayudar.
Para donar desde el exterior:
Beneficiario: Shady Khaloul
Bank Leumi, sucursal 975
Cuenta número 97502385397
Dirección del banco: Jerusalem Street 35, Zefat (Safed) 13206, Israel
Routing no: IL010975
SWIFT CODE: LUMIILITXXX
Iban: IL730109750000002385397
Para depositar en Israel es necesario sólo tener los datos siguientes:
Beneficiario: Shady Khaloul
Bank Leumi, sucursal 975
Cuenta número 2385397
Dirección del banco: Jerusalem Street 35, Zefat (Safed)
Aram Khaloul tiene sólo 10 años y si no logra recibir en Estados Unidos un nuevo tratamiento desarrollado para el tipo de tumor que le descubrieron recientemente, puede morir. Demasiado prematuramente por cierto.
Hace aproximadamente dos semanas, cambió súbitamente la vida de la familia Khlloul, cuando Aram comenzó a sufrir una convulsión. La cama de dos pisos tembló con fuerza, lo cual despertó también a su hermano Yacov en la parte de abajo. Shady y su esposa Oxana corrieron con Aram al hospital de Safed (Tzfat), el más cercano a la localidad de Jish (Gush Halav en hebreo) en la que viven, en la Galilea, un lugar singular no sólo de hermosos paisajes, sino de convivencia entre sus 1600 habitantes israelíes cristianos y cerca de 1400 israelíes musulmanes y sus vecinos judíos.
Estudios de urgencia, espera, nerviosismo, angustia. “Tiene un tumor en la cabeza, 10 centímetros”, les dijeron después de los primeros exámenes. Sin previa alerta, sin un dolor de cabeza siquiera que hiciera sospechar algo, Shady y su esposa empezaron una nueva etapa en sus vidas.
De allí, al Centro Médico Rambam en Haifa, donde decidieron operarlo con urgencia porque se descubrió que el tumor había provocado un derrame cerebral. Allí le lograron extirpar el 80% del tumor, que fue de inmediato a análisis patológico. La operación salió bien en el sentido que Aram se despertó, pudo mover brazos y piernas y lentamente también hablar. No era sobreentendido. El tumor estaba ubicado muy cerca de la zona de la comprensión, el habla y la motricidad, razón por la cual los cirujanos fueron renuentes en primera instancia a tratar de sacarlo entero. Podría haber quedado como un vegetal. De todos modos, también lo que sí se hizo era riesgoso. Pero no había alternativa. Sin esa operación, Aram quizás ya habría muerto.
Una semana después, llegó la terrible confirmación: el tumor de Aram es de los más peligrosos. Gioblastoma Multiforme. Grado 4. La prognosis suele ser mala. Generalmente, no más de 1 ó 2 años de vida.
Pero Aram es un niño. Y aunque suene extraño decirlo ahora, es un niño lleno de vida. Le gusta nadar, tocar trompeta y programar nuevos juegos en la computadora. También salir a pasear con sus padres y recoger frutillas. No sólo sus padres, su hermano y la familia extensa quieren verlo sano y bien. También todos sus amigos, muy especialmente los más cercanos, sus compañeros de la escuela Nof Harim en el Kibutz Sasa: Noam e Inbar del propio kibutz, Yoav de Amuka, Yaheli de Kerem Ben Zimra y Wisam de la aldea drusa Horfesh. Crecieron juntos, no saben de diferencias entre judíos, cristianos y otras identidades. Para ellos, Aram es simplemente un compañero con el que quieren seguir viviendo.

El nuevo desafío
Tras la operación en el Rambam, Shady Khaloul logró pactar una cita con el Profesor Shlomi Constantini en el Hospital Ichilov de Tel Aviv, a quien elogió entusiastamente, y la decisión fue correr el riesgo de una segunda operación para intentar quitar lo que quedaba del tumor. De lo contrario, le explicaron, no habría casi esperanza.
Esa segunda operación también fue un éxito. Pero este tumor maligno es muy agresivo y puede volver rápidamente. Para que Aram tenga chances de salvarse, debe recibir un tratamiento especial desarrollado recientemente en Estados Unidos, conocido como ICTriplex. Es una combinación de inmunoterapia, quimioterapia y otro tratamiento (llamado en inglés targeted treatment). No se les garantiza nada pero sí se les ha dicho que ha funcionado exitosamente en más del 50% de los casos. Para Aram, puede ser, claro está, la diferencia entre la vida y la muerte.
Una historia singular
Lo central aquí es salvar la vida de Aram, un niño de 10 años que tiene aún mucho por hacer. Pero quisiera, además, contar algo de su historia, o mejor dicho, de la de su familia, porque va de la mano de no pocos símbolos que es interesante y emotivo conocer.
Para mí, es el hijo de Shady, querido amigo desde hace años, orgulloso tanto de su condición de israelí como de su legado y ascendencia aramea cristiana, concepto relacionado a los cristianos originales de Tierra Santa. Aram es también el hijo de Oxana, judía originaria de Ucrania, nieta de una sobreviviente de la Shoá. La esposa de Shady se radicó en Israel en 1998 y desde el 2000 están juntos. “Nuestros hijos unen las fuentes de sus padres, del patriarca Abraham, Itzjak, Yaakov y las Madres”, nos dice Shady con convicción. Tiene claro que para el judaísmo, su hijo es judío. Para él, es arameo. Para todos, es israelí.
Shady fue el fundador de la Asociación Aramea de Israel y también de la mejiná (curso preparatorio) Kineret, en la que jóvenes judíos y cristianos se preparan juntos para el servicio militar. Para los judíos, es obligatorio, y para los cristianos, por ahora, voluntario.
No hay carta o posteo que Shady no firme formalmente como Capitán en la reserva. El servicio militar que realizó en Tzahal, el haber hecho también curso de oficiales y haber aportado durante años a incentivar a jóvenes cristianos a enrolarse, es para él un gran motivo de orgullo.
No menos importante le resultan sus raíces cristianas, ligados íntimamente a la identidad aramea.

Cuando estaba por nacer Aram, Shady quería registrarlo como arameo. En el Ministerio del Interior lo anotaron naturalmente como judío, por la condición judía de su mamá. Pero de hecho, es como si el propio Aram hubiera abierto el camino, ya que a raíz de la lucha de Shady por reconocer la identidad aramea como parte oficial del mosaico israelí, uno de sus sobrinos fue el primer niño sí registrado como tal.
Pero esto es sólo para que conozcan un poco más la historia familiar, el mundo que cambia súbitamente al entender Shady y Oxana, que su hijo mayor está gravemente enfermo.
Nadie puede prometer nada. Pero aún hay posibilidad de intentar salvarlo. Para eso, se necesita ayuda. Toda colaboración aportará.
Cuando Shady terminó sus estudios secundarios, decidió-aunque no era obligatorio para él- enrolarse a Tzahal, como ya hemos contado. Desde entonces, halló siempre los marcos y las vías para aportar a su comunidad y a la sociedad israelí en general. Este es el momento de mostrarle que no está solo.
Entre todos, podemos.
Gracias.