Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Esta noche de Pesaj será diferente de todas las anteriores


La base de este texto la escribimos el año pasado, cuando se acercaba la festividad de Pesaj por primera vez desde la masacre del 7 de octubre del 2023. Y quiero reiterarlo hoy.

El pueblo judío ha lidiado a lo largo de su historia con innumerables desafíos y ha seguido adelante en medio de seria adversidad. Pero sin olvidar ni por un momento los horrores de la Shoá en la que la tercera parte del pueblo judío fue exterminado por los nazis, es ineludible pensar ¿y este año cómo hacemos? ¿Cómo podemos sentarnos el lunes por la noche a la mesa familiar en Pesaj y celebrar esta fecha tan central del calendario judío, la fiesta de la libertad, sabiendo que 59 están hace más de 550 en manos de los terroristas en la Franja de Gaza?

Cada uno hallará la forma de maniobrar entre la felicidad de juntarse en familia, de preservar la tradición milenaria del pueblo judío junto a las generaciones más jóvenes, de transmitir el mensaje a hijos y nietos, sin olvidar a quienes no pueden estar con nosotros. Podemos dejar una silla vacía por ellos. Podemos sumarlos- como hacemos en casa desde hace meses- a la oración . En el “kidush” de los viernes, agregamos una plegaria por la salud y el bienestar de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel y las fuerzas de seguridad todas, y su regreso sanos y salvos, y otra por el regreso de todos los prisioneros y desaparecidos. Y en Pesaj, aunque se alargue la de por sí nada corta lectura de la Hagadá, también lo haremos.

Si no fuera porque en nuestra mesa estarán nuestros nietos, diríamos explícitamente muchas cosas que en su presencia sentimos que pueden ser nocivas. No quiero que Avishai, el mayor, de 6 años, con su cabecita de oro que tanto entiende, pregunte qué quiere decir “jatufím”, secuestrados. No quiero que pregunte quién secuestró y dónde, porque no es normal que a esa edad sepa que miles de “vecinos” que vivían cerca entraron armados a casas de gente como todos, y les quitaron todo…su libertad, su familia, su vida. 

Pero si pudiera, nombraría junto a la mesa a todos los 59 aún privados de su libertad. A todos los que en el Pesaj anterior celebraban como todos nosotros junto a sus seres queridos, esperando seguramente felices la llegada de hijos y nietos para colmar la mesa de canciones y dinámica familiar.

¿Y cómo hacen ahora sus hijos, cónyuges, nietos, para reunirse en Pesaj?

De los nietos, lo tenemos claro. Todos los hombres secuestrados de tercera edad, salvo Gadi Moses (80) de Nir Oz, están muertos. Algunos cuerpos han sido recuperados, otros devueltos y otros aún están en manos de los terroristas. 

Shlomo Mansur del kibutz Kisufim tenía 3 años cuando en su casa en Bagdad extremistas musulmanes atacaron el barrio judío en el nefastamente conocido “Farhud”, el gran pogrom contra los judíos de Irak en el que  muchos fueron asesinados, mujeres violadas y casas destruidas y saqueadas. Se escondió llorando en la azotea y logró salvarse. Muy poco después de la fundación de Israel, llegó a la Tierra Prometida, aún niño, y construyó su vida en el kibutz Kisufim,donde era conocido como el carpintero siempre sonriente. Fue reconocido como sobreviviente del Holocausto por lo vivido en Irak.

Y apostó por la vida, hasta que terroristas irrumpieron a su casa y se lo llevaron por la fuerza. Desde el 7 de octubre del 2023  no se supo nada de él hasta que hace varias semanas se confirmó que estaba muerto ya desde el día del secuestro. Al menos, ahora descansa en su tierra, habiéndose recibido su cuerpo en el alto el fuego.

Y cuando vuelvan los que aún están en Gaza- nos cuesta decir “si vuelven”- ¿cómo podrán seguir adelante?  ¿Hay límite para la entereza de espíritu? Si se sobrevivió a Auschwitz, seguramente no tanto.

Este Pesaj será sin duda distinto de todos. Tenemos que recordar la libertad recuperada antiguamente, antesala de la formación del pueblo en nación, pero no podemos olvidar el golpe que ésta recibió el 7 de octubre.

Habría que juntarlo con Iom Kipur, para que todos los responsables dejen en claro que entienden su responsabilidad, sus errores, las serias fallas que hicieron posible el horror. Y  no, no todos dan señales de entenderlo…y siguen adelante como si nada. Y el pueblo de Israel merece otra cosa.

En este Pesaj , Ariel Bibas tendría que hacer las preguntas que tradicionalmente lee y canta el menor de la familia que sabe hacerlo. Lo haría si él, su hermanito Kfir y su mamá Shiri no hubiesen sido asesinados por terroristas salvajes.

¿Por qué es diferente esta noche de todas las demás noches?, pregunta la Hagadá que leemos en Pesaj a través del menor de la familia en cada hogar judío. Es diferente porque no estás Ariel. Ni tampoco Kfir, tu hermanito menor. Porque no están ustedes, ni mamá Shiri. Tu papá Yarden ha vuelto y yaestá luchando por los que quedaron en Gaza. Tampoco tus abuelos maternos Iosi y Marguit están querido Ariel…fueron asesinados el 7 de octubre.

¿Por qué es diferente esta noche de las demás noches?, preguntaría el pequeño Ariel. Y en muchas casas, en el sur y otras partes de Israel , podrán responder “porque falta papá” o “porque mamá no ha vuelto”, o “porque hoy somos menos que antes del 7 de octubre”…y hay casas en las que el silencio será total, absoluto, porque no quedó nadie.

Pero el pueblo de Israel debe seguir adelante. El enemigo debe ser derrotado y por sobre eso, nosotros no podemos claudicar. Por eso en el kibutz Beeri se ha vuelto a plantar el trigo y miles de voluntarios llenan los campos de muchos otros para dejar en claro que Israel no se detiene.

Por eso familiares de asesinados y de soldados caídos en combate, junto al dolor y la furia, piden también que se conozca lo que fueron en vida, para que sus acciones sirvan de ejemplo y luz en el camino. Y los habitantes de las ciudades salen con banderas a dar el último adiós a los que mueren en batalla,para agradecer que hayan luchado por ellos. Y por todo esto, Mía Schem, una de las secuestradas en el festival Nova, que fue liberada en noviembre, se tatuó “we will dance again”, volveremos a bailar. 

Y  sí, no hay duda. No se olvidará. Pero se volverá a bailar, a celebrar, a crear.Como siempre ha hecho Israel. Como hicieron Adi y Valery Aronov , del kibutz Najal Oz, que el 7 de octubre oían desde el refugio en el que estaban encerrados, a los terroristas. Junto a sus hijos de 8 y 5 años, no sabían qué podría pasar.Ni cómo lograrían sobrevivir para garantizar que el tercer hijo, que crecía en el vientre de su madre, pueda nacer en paz. “Crecerá bien, consciente de su identidad, en la que el 7 de octubre ineludiblemente estará presente”, dijeron  después en el hospital Rambam de Haifa al dar ella a luz. En ese momento, aún no revelaban el nombre, reservado para el momento del brit milá , la circuncisión. “Pero su nombre fue fijado allí, en el refugio en Najal Oz, el 7 de octubre”.

Si fuera mujer y hablara español, le llamaríamos Esperanza. Y lo principal, desearle que crezca en paz, con salud…en libertad.

 

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(10 de Abril de 2025)

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