Desde el 7 de octubre del 2023 Israel está luchando no sólo contra los terroristas sino contra quienes los apoyan directa y abiertamente o en forma implícita a través de la indiferencia para con el sufrimiento israelí. Y esto ha sido especialmente alevoso en el tema de las mujeres violentadas, violadas, secuestradas, asesinadas, por las que organizaciones feministas no han levantado la voz.
En el Mes de la Mujer, es ineludible comenzar recordando que en medio del ataque salvaje a la población israelí- el 93% de las 1200 víctimas mortales eran civiles- estaba la familia. Y no puede haber mayor afrenta a la mujer que imponer horror a sus seres más queridos, al marco del hogar en el que la mujer es la columna vertebral.
Los terroristas irrumpieron a casas en los kibutzim cercanos a la frontera, en muchos casos cuando había numerosas personas en el interior, y familias enteras fueron blancos del horror, tanto de asesinatos como de secuestros. Pero más allá del hecho que al atacar una casa era lógico que se encontraran allí varios miembros de una misma familia, los terroristas usaron las relaciones familiares para potenciar el sufrimiento, separando familias, torturando y asesinando a hijos frente a sus padres o viceversa. Este crimen, que ya está claro no fue casual sino premeditado, ha recibido un nuevo nombre: kinocidio. La base es la palabra kin en inglés, que significa vínculo familiar.
En varios casos, cuando en el alto el fuego de noviembre del 2023 fueron liberados secuestrados (mujeres y menores de edad), familiares suyos quedaron cautivos. Aviva Siegel de Kfar Aza salió entonces pero su esposo Keith fue liberado recién hace pocas semanas.

Lo mismo con Raz Ben Ami que fue liberada y esperó hasta ahora para reencontrarse con su esposo Ohad que había quedado en Gaza.

Sahar y Erez Kalderon salieron en aquel momento y recién ahora, en el nuevo alto el fuego, hace pocas semanas, recibieron de regreso a su padre Ofer.

Y qué más hay que decir de Yarden Bibas, liberado hace algunas semanas, que volvió sin tener certeza sobre el destino de su esposa Shiri y sus pequeños hijos Kfir y Ariel, a quienes finalmente recibió semanas después en ataúdes.
Entre los muchos ejemplos desgarradores de familias y parejas destrozadas se encuentran las historias de parejas como Eden Naftali e Idan Herman, que habían estado juntos solo dos meses antes de ser asesinados, o parejas que llevaban mucho tiempo casadas como Victoria y Sergey Gradskol, que habían celebrado 60 años juntos antes de ser asesinados en Ofakim.
En el kibutz Kfar Aza, Hen Goldstein-Almog presenció el asesinato de su esposo Nadav y de su hija mayor Yam, y ella misma fue secuestrada junto a sus otros tres hijos, Agam (18) y los menores Gal y Tal.Y hay tanto más para contar…

Entre las ropas de los terroristas detenidos o eliminados en territorio israelí por las Fuerzas de Defensa de Israel el 7 de octubre, fueron hallados papeles con traducciones de frases que Hamas sabía que necesitaría decir en los sitios que atacara. Tenían la frase o palabra en árabe y su traducción al hebreo, escrita en letras árabes para poder pronunciarla. Aquí algunos ejemplos: “Quítate los pantalones”, “Levanta los brazos y abre las piernas”, “Quítate la ropa”, “Las mujeres para aquí”
¿Para qué parte de la “liberación nacional” exactamente habrá estado dirigida esa traducción?
Los terroristas abusaron de mujeres y hombres. Asesinaron, torturaron, violaron, secuestraron y arruinaron vidas enteras. Ellos fueron los culpables. Y los cómplices fueron todos aquellos que callaron, que no condenaron la masacre. Organizaciones internacionales, medios de comunicación que optaron por reproducir constantemente las acusaciones de los terroristas, y a menudo poner en duda las que Israel lanzaba contra ellos con pruebas. Las pruebas que los propios terroristas filmaron.
En medio de ese enorme pecado, se destacaron las organizaciones feministas que en lugar de abrazar a las víctimas y honrar su memoria, las desconocieron. Y en muchos casos, tuvieron y siguen teniendo el tupé de poner a Israel en el banquillo de los acusados y llamar a la “liberación” de la mujer palestina.
Se olvidaron de un “pequeño” detalle: la única liberación que precisa la mujer palestina, es del terrorismo que manda a morir a sus hijos, que envenena sus mentes y almas con odio y los condena así a una vida sin futuro ni esperanza.
El feminismo debe incluir a todas. Si excluye a las judías, es hipocresía…y antisemitismo.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(10 de Marzo de 2025)
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