Lo primero que debe ser recalcado es que al momento de escribir esta nota aún no ha sido publicado un comunicado oficial de las autoridades israelíes informando sobre lo pactado en las conversaciones con los mediadores en Doha, Catar, de cara a un acuerdo de alto el fuego con Hamas en cuyo marco serían liberados algo más de 30 de los 98 secuestrados que aún están en manos de los terroristas. Sin embargo los principales medios israelíes lo dan casi como hecho a concretarse ya en los próximos días, señalando que se aguarda las confirmaciones oficiales de las partes, y que sobre la mesa están los borradores en los que ya no habrá cambios.
Todo indica que realmente se está avanzando hacia la firma de un acuerdo y probablemente la mejor señal de ello es que el equipo de coordinación del tema de los secuestrados, se reúne este martes con familiares de los rehenes para ponerlos al tanto de los próximos pasos. Y las autoridades relevantes han recibido instrucciones de prepararse para recibir a los secuestrados que regresen.
Es un momento emocionante y al mismo tiempo difícil para Israel.
Lo central es lograr la liberación de los secuestrados, a los que los valores de israel y la idiosincrasia fundamental de su propia existencia no puede permitir dejar atrás. Por eso, la gran luz será ver a los secuestrados comenzando a volver, ver a los vivos reuniéndose con sus seres queridos, y hasta la tristeza de saber que habrá muertos irá acompañada de cierto alivio de saber que serán sepultados en su tierra, de regreso en casa.
También es importante saber que cuando se vaya concretando la retirada militar israelí, se reducirá el riesgo a la vida de todos los combatientes que están luchando por la defensa nacional.
Pero hay varios aspectos problemáticos, por decirlo delicadamente.
Lo duro es que no vuelvan todos los secuestrados de una vez, ya que hay serias razones para temer que quienes no estén incluidos en la primera etapa, la considerada “humanitaria”, queden condenados a permanecer allí mucho tiempo más o hasta a perder la vida en Gaza. Es que no está claro siquiera cuándo comenzaría la segunda etapa de liberaciones. Se teme que muchos simplemente ya no resistan y no puedan sobrevivir.
Y también es difícil digerir que Israel se vaya a retirar de Gaza- aunque no de inmediato- sin haber eliminado en forma absoluta a Hamas, habiendo caído ya más de 400 soldados desde el comienzo del operativo por tierra –el 27 de octubre del 2023- y más de 800 en total en la guerra desde el día de la masacre, lo cual incluye también los caídos en Líbano. Esto no apunta a minimizar la dimensión del golpe asestado por Israel a Hamas y sus infraestructuras militares, que ha sido enorme. Pero los sucesos de las últimas semanas dejan en claro que aunque la organización terrorista ya no exista como lo que era antes, casi un ejército, ha sabido adaptarse a la situación y logra infligir duros daños a Israel también actuando como células de guerrilla. El peor ejemplo: en la última semana, incluyendo este lunes, cayeron 15 soldados.
Es por eso que hubo este lunes una protesta de padres de soldados caídos contra el acuerdo en camino, opuestos a una liberación de sólo parte de los secuestrados tras el duro precio que se pagó.
Un elemento muy importante en relación a este punto es ver cómo hace cumplir Israel las medidas que proclama son esenciales para su seguridad, como el mantenimiento de lo que llama el perímetro a lo largo de toda la frontera con Gaza, una zona de aproximadamente 1 kilómetro de profundidad a la que nadie podrá entrar a fin de no acercarse a territorio israelí. De nada valdrán todas las declaraciones, si no se impone lo exigido, si no se lo cumple en forma terminante.
Hay que entender por qué se habla de un acuerdo por etapas y no de un acuerdo que incluya a todos de una vez. ¿Así lo prefiere Israel, para no tener que terminar ya la guerra?¿Israel no lo supo exigir? Es un punto muy problemático.
Está claro que lo que sirvió de catalizador estos días para llegar ya al acuerdo, es la cercanía de la asunción del Presidente electo Donald Trump , que ya advirtió repetidamente que si no salen los secuestrados antes de que él asuma, se abrirá el infierno. Tiene elementos para presionar a Israel, a nuestro criterio no tantos a Hamas, pero sí a Catar y Egipto, los mediadores. Y eso ha influido.
Es bueno que haya una presión fuerte para mover las cosas, pero enfurece pensar por qué eran necesarias esas presiones para avanzar. ¿Acaso el acuerdo es para Trump? ¿Y por qué el Presidente saliente Joe Biden no ejerció esa presión?
Y cuando de sombras se trata, casi de más está recordar que será difícil digerir las imágenes de terroristas asesinos excarcelados, cuando lo que merecerían sería terminar sus vidas en prisión.
Al terminar de escribir estas líneas, sigue publicándose comentarios generales sobre lo positivo de los contactos y el avance hacia un acuerdo. Esperamos una confirmación oficial. Con esperanza, con emoción, cautela y también con dolor y preocupación.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(13 de Enero de 2025)
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