Entre la preocupación, el enojo y la esperanza

Ya han transcurrido 440 días desde la masacre del 7 de octubre, el asesinato de 1200 personas en el sur de Israel y el secuestro de más de 250 a Gaza. En los últimos ya más de 14 meses Israel ha estado viviendo una combinación de angustia y orgullo. La angustia ni hay que explicarla. Tantas pérdidas irreversibles, tanto dolor…Pero sí, de la mano del orgullo, por el voluntariado, la solidaridad, por los roles que el pueblo se colocó sobre los hombros, y ante todo, por el heroísmo y la entrega de los soldados y oficiales que están librando esta guerra.

A esta altura, no sin quejas, más que lógicas.

Los combatientes hacen enormes sacrificios y ven al gobierno buscando cómo promulgar leyes que perpetúen la exención de los jóvenes ultraortodoxos del servicio militar obligatorio, para no perder la coalición con los partidos que los representan. Ven a un ex Rabino jefe, Itzjak Yosef, el líder espiritual del partido SHAS, miembro del gobierno, diciendo que no sólo los estudiantes de yeshivot (institutos de altos estudios rabínicos) deben abstenerse de enrolarse, sino también los jóvenes ultraortodoxos que no estudian. Lo escribimos y volvemos a enfurecernos como cuando leímos la noticia por primera vez hace pocos días. ¿Por qué? Porque puede socavar su espíritu. O sea, la ·”espiritualidad” de los mentirosos que saben que no estudian pero igual no se enrolan, engañando al Estado y la sociedad, es más importante que ayudar a los hermanos que defienden al país y el pueblo. Han caído ya 818 combatientes desde el comienzo de la guerra, pero parece que eso no alcanza para que quede claro que todos deberían participar en el esfuerzo, para reducir la carga que cada uno lleva sobre sus hombros.

Dolor,  orgullo, enojo…y esperanza.

Esperanza es lo que ha mantenido en vida a las familias de los 100 secuestrados que aún están en Gaza, a todos aquellos en el pueblo que las acompañan. En muchos casos, las esperanzas se hicieron añicos al confirmarse que sus seres queridos estaban muertos. En algunos casos, al menos, se logró recuperar sus cuerpos. Otros siguen en Gaza.

Ahora, nuevamente, enorme expectativa de cara a un acuerdo en cuyo marco comiencen a regresar los secuestrados. El que sea, según se ha dicho-aún no es oficial- en etapas, no es alentador en absoluto, porque los que no vuelvan en la primera fase, corren serio riesgo de quedarse allí. No queremos ni pensarlo.

Para no perder el optimismo y para abrigar buenas esperanzas, deseamos compartir parte del discurso que pronunció el gran escritor y periodista británico Douglas Murray, entusiasta defensor de Israel, al recibir meses atrás un galardón de parte del Presidente de Israel. Contó sobre sus numerosas experiencias cubriendo la guerra. Y contó también esto, sobre la liberación de secuestrados que se concretó en noviembre del 2023:

“Pienso en una tarde extraordinaria del pasado mes de noviembre. Estaba en el Hospital Infantil Schneider cuando llegaron los helicópteros, en los que llegaban los primeros secuestrados liberados, los primeros niños que Hamas había arrebatado de sus casas en el sur - y llevábamos 2 días esperándolos, o 2 durante los cuales  Hamas deliberadamente lo pospuso - más y más tortura para las familias. 

Pero cuando los helicópteros aparecieron, surgieron en el cielo nocturno y la gente abajo se dio cuenta de lo que estaba pasando. Y cada auto se detuvo. Yo estaba parado en lo alto del hospital, cada coche se paró. De repente, noté que la gente aplaudía, los habitantes de la ciudad aplaudían Y luego, hubo cantos, cantos por todas las calles. Y le dije a mi camarógrafo: ¿qué están cantando? y cantaban en hebreo “Hevenu Shalom Aleijem”, les trajimos paz. Después supe, hablando con el comandante del helicóptero, que entre los pilotos de helicópteros hubo una fuerte competencia para tener el privilegio, el honor, de devolver a esos niños a casa”.

Esperamos ansiosos el regreso de todos, 100, ni uno menos. Todos, a casa.