Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Luces y sombras de un alto el fuego en camino


Hace días que se da como casi seguro el logro de un acuerdo que pondrá fin a la guerra entre Israel y la organización terrorista Hezbolá. El documento aún no está firmado  ni finalizado, pero según afirman insistentemente los medios principales de Israel, citando inclusive al Primer Ministro Netanyahu, Israel en principio ya ha dado su visto bueno a los lineamientos generales, al igual que Líbano, pero Hezbola por su parte ha dicho algo así como “sí, pero…”

Cuando el enviado especial norteamericano Amos Hochstein llegue a Beirut, se sabrá más detalles. No parece probable que ya en la visita de este martes anuncie el alto el fuego, pero sí, quizás, un avance serio en esa dirección. Claro que tratándose de Medio Oriente, también puede pasar que todo se desmorone, la guerra continúe y no se concrete nada.

Y recuérdese que mientras tanto, el fuego se intensifica,no disminuye. Netanyahu ya dijo que las negociaciones son "bajo fuego", mientras Israel sigue atacando posiciones de Hezbolá en distintas zonas, especialmente en el bastiòn chiita de Beirut, la Dahia. 

Por su parte. Hezbolá sigue disparando intensamente hacia Israel y este lunes mató a una ciudadana árabe israeli, una maestra de 52 años en la localidad de Shfaram, y dejó a 5 civiles heridos, una de ellas de gravedad, en un ataque al centro de Israel, al impactar restos de un misil sobre un edificio en la zona de Bnei Brak, muy cerca de Ramat Gan.Esto, tras alarmas que sonaron en amplias zonas del centro de Israel.

 

Hay varios puntos claves que aclarar, algunos son luces, otros sombras.

En primer término, según lo que se ha publicado hasta ahora-y reiteramos que no se ha hecho oficial y público aún el texto formal del acuerdo, por lo cual lo damos en lineamientos generales- Hezbolá se retiraría al norte del río Litani tal cual Israel exigió desde un principio y un cuerpo internacional con participación central de  CENTCOM-el comando central de Estados Unidos en Oriente Medio-tendría a su cargo la supervisión del cumplimiento de lo pactado, en lo que lo central es que Hezbolá no tenga ninguna estructura militar en el sur del Líbano. Los Cascos Azules de la FINUL seguirían al parecer en el terreno pero como una pieza en un mosaico más complejo destinado a garantizar en forma seria el desarme de Hezbolá en el sur.  Además, un punto central es que el ejército del Líbano desplegaría 10.000 efectivos en el sur a lo largo de la frontera con Israel. Con todo esto, se cumpliría la resolución 1701 del año 2006, que puso fin a la guerra de aquel verano. 

Pero Israel exige un punto cardinal a incluir en el primer anexo del acuerdo, un punto que Estados Unidos ha aceptado,  que al parecer Líbano en principio también, pero que Hezbolá ve con serias reservas porque considera que está planteado de modo que parece proclamar oficialmente que Israel es el vencedor: que Israel tendrá el derecho de actuar con total libertad contra Hezbolá si identifica violaciones de lo pactado.

Los datos exactos serán publicados, así se estima, estos días.

Evidentemente, un escenario en el cual se logra cerrar un cruento frente de guerra, suena a buenas noticias. Y se sabe que aunque Israel evidentemente no hizo desaparecer a Hezbolá- eso nunca fue un objetivo de la guerra- le asestó durísimos golpes y socavó gran parte de su arsenal bélico. Israel no emergería de ese acuerdo como perdedor, en absoluto, pero sí consciente de que el peligro no ha sido eliminado totalmente.

Pero el acuerdo que se está elaborando, no desarma totalmente a Hezbolá, y la organización terrorista aún tendrá poderío en sus manos. Y sería difícil asegurar que no es prematuro, que no sería necesario debilitar más a Hezbolá antes de frenar el fuego. El gran problema es que mientras tanto, la guerra continúa cobrando un duro precio, tanto en vidas de soldados que caen en combate, en vidas de civiles alcanzados por los cohetes y de todo el norte de Israel paralizado y alterado por los constantes lanzamientos de cohetes desde Líbano, una agresión iniciada el 8 de octubre del año pasado por Hezbolá.

Pero dado que en ningún momento se proclamó que el objetivo de la guerra es terminar con Hezbolá sino crear una situación de seguridad que permita devolver a la población de la Galilea a sus hogares, se puede entender el esfuerzo por llegar a un acuerdo.

Sin embargo, dado que nadie tiene razones para pensar que desde que entre en vigencia el alto el fuego Hezbolá comenzará a trabajar por la paz, lo principal es que Israel tenga la absoluta determinación a no permitir ni una violación de lo pactado. No se puede volver a dejar que se construya una infraestructura terrorista monstruosa que estaba ya pronta para atacar el norte de Israel y conquistar la Galilea. El 7 de octubre en el sur habría quedado empalidecido por lo que planeaba Hezbolá en el norte.

Y el mundo , todos los que intervienen, los que ponen el grito en el cielo por los daños en Beirut y en el sur-que son cuantiosos-y que extrañan a a “la Suiza de Oriente Medio” que era Líbano hace ya varias décadas, deben recordar que las quejas vayan a Hezbolá. Estos terroristas pro iraníes y sus antecesores los palestinos de la OLP, arruinaron a esa Suiza de la región, hoy un satélite de Irán. El enviado norteamericano no puede, al llegar a Beirut, no reunirse con el Primer Ministro del gobierno de transición Mikati, pero también él entiende que no es él quien decide. Y que si Hezbolá no lo desea, no habrá acuerdo, diga lo que diga el Estado libanés.

 

Son muchos aún los puntos inciertos como para poder abrir juicio categórico sobre el acuerdo en sí.  Pero lo que ya ahora no podemos dejar de comentar, es que nos resulta incomprensible cómo es que en el frente norte, ante Hezbolá, que se vio muy golpeado pero que es clarísimo aún tiene mucha fuerza y no pocos misiles, se está llegando a un acuerdo, mientras que ni se habla de terminar la guerra en la Franja de Gaza. Eso, aunque es indudable que el debilitamiento de Hamas-que tampoco desapareció totalmente- es incomparablemente mayor , que ya no puede constituir una seria amenaza a Israel en este momento, y que el fin de esa  guerra es necesario para recuperar a los 101 secuestrados aún en Gaza. Ellos ya no tienen tiempo. Hay que traerlos a casa. 

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(18 de Noviembre de 2024)

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