Los violentos sucesos del jueves por la noche en Amsterdam- los ataques masivos y previamente organizados de árabes a hinchas del equipo israelí Macabi Tel Aviv- aunque no los esperábamos, no pueden realmente tomarnos por sorpresa. El antisemitismo en el mundo árabe es galopante desde hace mucho y se ve exacerbado por la terrible demonización de Israel a nivel mundial especialmente desde el 7 de octubre. En los operativos militares por tierra contra los terroristas en Gaza y Líbano, soldados israelíes hallaron diversos elementos nazis, desde “Mein Kampf” de Hitler traducido al árabe hasta esfigies de Hitler, por dar sólo un ejemplo. Eso es sólo un síntoma. Lo peor es a qué conducen las percepciones antisemitas de muchos.
Es imposible no ver la línea conductora entre el Kristallnacht (la Noche de los Cristales Rotos) en Alemania hace exactamente 86 años, 9 de noviembre de 1938, el pogrom que fue antesala de la Shoá, y el pogrom árabe de noviembre del 2024 en Amsterdam.
Hubo varios reportes sobre incidentes reprobables registrados el día antes en Amsterdam, en el que grupos de hinchas israelíes entonaron cánticos anti árabes y quitaron banderas palestinas colgadas en distintos punto, lo cual debe ser condenado. Pero eso no justifica la violencia física de la noche posterior, que no fue un exabrupto espontáneo de reacción a una provocación israelí sino un pogrom organizado y sumamente violento. Numerosos grupos de matones esperaron a los hinchas en las plazas, en las paradas del tren, junto a los hoteles, y trataron claramente de matar gente. Los intentos de linchamiento fueron numerosos. Aún si no fueron atacados negocios judíos sino “sólo” hinchas israelíes, es ineludible condenarlo como ataque antisemita. Hubo numerosos heridos y es un milagro que no haya habido muertos.
Según relatos de los israelíes atacados, los agresores eran principalmente palestinos, junto con turcos y marroquíes. En base a varios de los videos que han circulado en las redes, no necesariamente se puede hablar solamente de inmigrantes, ya que muchos hablaban en holandés y no es de descartar que se trate de hijos de inmigrantes ya nacidos en Holanda, pero guiados evidentemente por las normas de su comunidad y no del país anfitrión.
Durante siglos el antisemitismo se nutrió de raíces cristianas. El importante papel que jugaron varios Papas, especialmente Juan XXIII y Juan Pablo II-ambos de bendita memoria-en la lucha contra el antisemitismo, fue clave en el esfuerzo por combatirlo. Hace mucho que el grueso del problema está en otro lado, en el mundo árabe musulmán. Allí se mezclan tanto ciertas enseñanzas anti judías en el Corán, donde se hace referencia a los judíos como “simios y cerdos”, con el tema político anti israelí.
Ya en el siglo XIX circulaban libelos de sangre en distintos países árabes acusando a los judíos de horrores como los que se les atribuía en la Edad Media. En distintas encuestas realizadas por institutos investigadores del antisemitismo, los números eran tajantes, mostrando altísimos porcentajes de posturas antisemitas en países árabes.
En el 2014, la ADL, o sea la Liga Anti Difamatoria de Estados Unidos , publicó un sondeo que realizó con alcance mundial sobre actitudes antisemitas y su conclusión fue categórica: en Oriente Medio, el 74% de los adultos concordaban con típicas posturas antisemitas planteadas, entre ellas que “los judíos son responsables por la mayoría de las guerras mundiales”.
Ya años antes el gran experto en el mundo árabe y en Islam, el Profesor Bernard Lewis había afirmado que el antisemitismo constituía una parte esencial de la vida intelectual árabe, casi como había ocurrido en la Alemania nazi.
Especialmente notorio es el antisemitismo en la incitación palestina al odio contra Israel. Allí- y eso lo hemos vivido en carne propia , lo hemos visto y presenciado en Gaza y Cisjordania- se suele hablar más de “al yahúd” (los judíos) que de Israel como país. Los motivos antisemitas están constantemente presentes en las caricaturas de odio palestinas y eso nunca puede quedar solamente en un dibujo sino que se convierte en motor de demonización, que inevitablemente, en muchos casos, lleva a la acción.
Ese antisemitismo fue por un lado motor inspirador de las atrocidades del 7 de octubre y por otro un fenómeno que determinó cómo justificarlas después de cometidas.
En un informe titulado “Antisemitismo en la Autoridad Palestina 2023” elaborado por Itamar Marcus, fundador y Director de “Palestinian Media Watch” hay ejemplos concretos y especialmente preocupantes.
“Al establishment religioso de la Autoridad Palestina (AP) le llevó menos de dos semanas después del 7 de octubre confirmar que quiere que los palestinos vean las atrocidades cometidas contra los judíos ese día como culto islámico. El Ministerio de Asuntos Religiosos de la AP publicó lineamientos para los sermones en todas las mezquitas de la AP instruyéndoles qué contenidos incluir en los sermones de los viernes. Los líderes religiosos de la AP incluyeron una cita de un Hadith (tradición oral sobre la vida del profeta) que enseña que la resurrección, la redención de la humanidad, depende de que los musulmanes maten y eventualmente exterminen a todos los judíos”, escribió Marcus.
Y da el ejemplo concreto:
“La Hora (de Resurrección) no llegará hasta que los musulmanes combatan a los judíos y los maten, hasta que los judíos se escondan detrás de rocas y árboles y la roca o el árbol digan: ´Musulman, oh servidor de Alá, hay un judío detrás de mí. Ven y mátalo´; con excepción del árbol Gharqad porque es el árbol de los judíos”.
Los ejemplos son numerosos y preocupantes.
Pero debe estar claro, aunque ese no es el tema central de esta nota, que la turba antisemita que atacó el jueves a los hinchas de Macabi Tel Aviv, no habría osado hacer lo que hizo de no ser por la permisividad de las autoridades. El primer problema, que nada tiene de nuevo, es la enorme cantidad de extremistas musulmanes que llenan Europa, seguros de que ellos llegarán a ser mayoría y tendrán derecho de imponer sus costumbres y normas al continente. Pero aparte, son múltiples los testimonios de los israelíes sobre la inacción de la Policía holandesa, la pasividad y falta de determinación para frenar los disturbios.
Se equivoca Holanda y se equivoca Europa si cree que esto es un problema de Israel solamente. Cuando entiendan que también es suyo, será demasiado tarde.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(8 de Noviembre de 2024)
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