Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Entre esperanza y escepticismo sobre la recuperación de los secuestrados


Aunque sabemos que todas las guerras, en algún momento, terminan con un alto el fuego y acuerdo entre las partes enfrentadas, no es fácil pensar en poner fin o al menos suspender la guerra en curso contra la organización terrorista Hamas, probablemente la más justa y justificada de todas las que le han sido impuestas a Israel, la guerra detonada por la terrible masacre del 7 de octubre que amenazó con ser un desafío existencial.

Pero puede que eso sea ineludible. Que para recuperar a los 115 secuestrados en manos de Hamas que están en Gaza desde hace más de 10 meses-de los cuales se sabe con certeza que más de 40 están muertos- haya que poner fin a la guerra. Seguramente Hamas dará a Israel motivos para volver a luchar.

Pero ahora, la prioridad debe ser recuperar a los secuestrados. No en vano se dice que “pidión shvuím”, la salvación de los prisioneros, a los que se cambia por algo, es la “mitzvá”, el precepto más sagrado.  Hay que hacer todo para devolverlos a casa, sí, también frenar la guerra por ahora. Está claro que la lucha contra Hamas no se detendrá. Nadie podía pensar que sería eliminado el último túnel y el último terrorista. Israel no se puede permitir que los 115 mueran en Gaza. Sería una tragedia nacional.

Ante todo, se trata de la necesidad de salvarlos.

Pero además, es una responsabilidad del Estado porque sin sus fallas, el 7de octubre no habría ocurrido. 

Y es también una mirada hacia el futuro, hacia todos los jóvenes que tendrán que seguir enrolándose para defender a Israel, y deben saber que no están solos, que si algo ocurre, serán salvados. Y esto cobra una dimensión especial si recordamos que la mayoría de los secuestrados son civiles. Y también hay soldados. Y ancianos. Y niños. Enfermos y heridos.

Israel tiene motivos para celebrar por cada jefe terrorista eliminado. Pero la gente salió a las calles a bailar y estalló en aplausos y llantos de alegría por doquier, no cuando mataron al jefe de Hamas sino cuando fueron liberados secuestrados.

Cabe esperar que cuando comiencen este jueves en Doha las conversaciones en el marco de la nueva ronda para tratar de lograr un acuerdo- lo cual evidentemente exigirá un precio a pagar por Israel- haya margen de maniobra para avanzar. En Israel, son muchos quienes responsabilizan al Primer Ministro Netanyahu por la falta de acuerdo, alegando que cambió las condiciones antes aceptadas y con ello alejó la posibilidad de pactar. Él lo desmiente en forma terminante.

No tenemos dudas que aún si hubo momentos en los que decisiones de Netanyahu demoraron acuerdos, el responsable principal es Hamas. Aun así, esperamos que el Primer Ministro haga paz con la idea que la “victoria absoluta” de la que tanto habla, que Israel por cierto merece, no será tal si nuestros 115 hermanos mueren en Gaza o simplemente no vuelven más. Esperamos que haya dado a sus representantes en las conversaciones, el mandato necesario para poder concretar un acuerdo.

 

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(14 de Agosto de 2024)

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