Este lunes 5 de agosto, Ariel Bibas cumple 5 años. En Gaza, quizás en un túnel oscuro propio de los cuentos de horror que sus padres Shiri y Yarden seguramente nunca le contaron. Casi la quinta parte de su vida la pasó allí, encerrado y preso de terroristas cuya naturaleza demoníaca quedó definitivamente demostrada, por enésima vez pero de forma muy particular en aquella imagen de Shiri con sus dos pequeños pelirrojos en sus brazos, cubiertos con una manta, y ella con rostro de desesperación a impotencia, rodeada de terroristas armados, aquel maldito sábado 7 de octubre, en el kibutz Nir Oz.
Los Bibas se han convertido muy a su pesar en un símbolo de la catástrofe, especialmente por el hecho que el más pequeño de sus hijos, Kfir, era sólo un bebé cuando fue secuestrado. Tenía 8 meses y medio. Ya pasó más tiempo en Gaza que en su hogar Nir Oz. Y por Ariel, el hermoso hermanito mayor admirador de Batman…y uno piensa cuánto precisaría ahora un super héroe que lo salve.
La guerra atroz que se ha impuesto a Israel desde la masacre del 7 de octubre, tiene muchos símbolos. Hoy es el cumpleaños de uno de ellos, Ariel Bibas, de 5años. Pasó casi la quinta parte de su vida en manos de los terroristas en Gaza. Su hermanito menor, Kfir, secuestrado… pic.twitter.com/gQViqiquI8
— Jana Beris (@JanaBeris1) August 5, 2024
Todos nos preguntamos si los Bibas estarán vivos. ¿Pueden niños tan pequeños sobrevivir tanto tiempo presos del horror, sin comida adecuada, sin cuidado para las sensibilidades de cada uno? ¿Y los pañales de Kfir? ¿Y su fórmula de leche? Y ni que hablar de lo tan esencial, aunque suene a secundario cuando hay tantos problemas de vida o muerte alrededor: los juegos, la alegría, la libertad, los disfraces, el disfrute en cada cumpleaños, los besos en la espalda con los que Yarden hacía reir al bebé, la familia entera con el dibujo de Batman, los momentos compartidos con los primos chicos que no dejan de preguntar por ellos.
Toda la situación que Israel vive desde el 7 de octubre es un cúmulo de horrores. Las 1200 víctimas mortales en la masacre. Los miles de heridos. Las mujeres y hasta niñas violadas. Los más de 250 secuestrados. Los más de 600 soldados caídos en combate. Pero en medio de todo, hay símbolos que siempre representarán el espanto de lo ocurrido.
Cada uno tendrá los suyos. Para mí, hay varios.
Los Bibas con sus dos niños pelirrojos en brazos de su madre.
La jovencita con los pantalones ensangrentados, bajada a la fuerza de la parte de atrás de un jeep, con las manos atadas por la espalda, llevada del cabello brutalmente a introducida al coche por otro lado…y uno se imagina lo que ya había pasado. Poco después se supo que era Naamá Levi, una de las observadoras del puesto militar de Najal Oz, que apareció también en el video hecho público meses después, rodeada con sus compañeras también lastimadas, de bestias armadas que les gritaban, las amenazaban y evidentemente ya las habían golpeado…y difícil pensar qué más. “Tengo amigos en Palestina”, dijo Naamá en inglés a sus atacantes, en referencia a jovencitos palestinos que había conocido en programas de diálogos por la paz en los que había paraticipado en Estados Unidos…y seguramente en ese momento ni se le pasaba por la cabeza que 303 días después seguiría presa de los terroristas.
La familia Kedem –Siman Tov, asesinada en su refugio en Nir Oz, a la que conocimos por la hermosa y hoy triste foto de todos sonrientes, los padres Tamar y Yonatan (“Johnny”) y sus tres hijos chicos, que ya no están: las mellizas Shajar y Arbel, de 5 años y medio, y el pequeño Omer de 2.
Y Yonatan Samerano, un joven de 21 años que escapó del festival Nova con un amigo al ver lo que estaba ocurriendo con el ataque terrorista, trató de refugiarse en el kibutz Beeri cercano sin saber lo que estaba ocurriendo allí, fue asesinado y su cuerpo secuestrado por un terrorista que era también funcionario de UNRWA.
UNRWA dice que "puede ser" que 9 de sus funcionarios hayan participado en la masacre del 7 de octubre y que por ende serán despedidos. ¿"Puede ser"? Hay numerosas pruebas, que fueron presentadas hace tiempo por Israel.
— Jana Beris (@JanaBeris1) August 5, 2024
Aquí va una de muchas.
Dos terroristas, uno de ellos… pic.twitter.com/e3zqHHGppa
Y tantos más…tanto casos de familias enteras destrozadas, muchas de ellas aún esperanzadas de que sus hijos vuelvan, pero seguramente también embargadas por la preocupación.
Y los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel que arriesgan sus vidas no solamente porque recibieron órdenes, sino porque quieren recuperar a los secuestrados, sueñan con encontrarlos, y quieren neutralizar el peligro que significa Hamas.
Y en medio de todo este dolor, volvemos a pensar en el cumpleaños de Ariel Bibas y todo lo que representa señalarlo desde lejos cuando él está en Gaza. Bastaría con su carita feliz cuando cumplió 4 y la imagen del secuestro que lo arrancó de su mundo y del nuestro, para que el mundo condene a Hamas.
Pero seguimos esperando, hace casi 10 meses, una exigencia tajante de parte de todos los preocupados por los derechos humanos, para que los secuestrados sean liberados. Ese sí que sería un motivo justificado para salir a manifestar.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(5 de Agosto de 2024)
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