Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Los dilemas sobre el intento de acuerdo con Hamas


 

Uno de los pilares de la idiosincrasia israelí, uno de sus principios morales básicos con los que sus soldados salen al campo de batalla para proteger al país, siempre fue que no se deja a nadie abandonado en el terreno. Y este tema tan de fondo aparece diariamente en el diario vivir de Israel desde el 7 de octubre, debido a los numerosos ciudadanos secuestrados por los terroristas de Hamas, de los cuales 120 aún están en la Franja de Gaza.

No dudamos en afirmar que nadie en Israel, de derecha o de izquierda, centro o carente de postura política, es indiferente al destino de los secuestrados. Todos quieren verlos volviendo a casa. Pero no todos ven de igual forma cómo lograrlo, tampoco sus propias familias.

Están los convencidos de que únicamente una constante protesta pública, manifestaciones y presiones sobre el gobierno, logrará que se llegue a un acuerdo para que vuelvan a casa. Y están quienes consideran que esas protestas no hacen menos que fortalecer a Hamas. 

El tema no es simple. O sea, sí está totalmente claro que Israel tiene responsabilidad para con sus ciudadanos secuestrados. Pero la gran pregunta es si el acuerdo planteado, concebido desde un principio como un acuerdo en etapas, será realmente la salvación de los 120 israelíes en Gaza o solamente a de unas pocas decenas, condenando a los demás a morir en Gaza.

Es que se presenta casi como algo al alcance de la mano – no estoy segura que realmente lo sea- un acuerdo que comience por una etapa “humanitaria”, en cuyo marco vuelvan a Israel algunas decenas de secuestrados- mujeres, niños, enfermos, heridos, ancianos.  Todos los demás hombres, los jóvenes , adultos, muchos civiles y también no pocos soldados, quedarían para una segunda y tercera etapa . Y el gran temor es que Hamas logre hacer algún truco para no llegar a ello. Y si Israel acepta terminar la guerra, si acepta las condiciones de retirada cuando todos los hombres aún están cautivos, Israel no tendrá palancas para presionar a Hamas. Y con ello podría estar condenando a todos ellos. 

Las posiciones son diversas entre las propias familias de los secuestrados. Las protestas públicas son constantes y la voz que sale del “Foro de los Secuestrados y Desaparecidos”, que apoya a los familiares, es generalmente tajante en la exigencia de un acuerdo de inmediato. Pero hay también otras voces.

Dani Miran, cuyo hijo Omrí fue secuestrado del kibutz Najal Oz, nos dijo que  considera que “debe lograrse un acuerdo en cuyo marco recuperemos a todos los 120 juntos, no por etapas, ya que de lo contrario no funcionará y Hamas prolongará eternamente las negociaciones”.

Por su parte, Shlomi Berger, cuya hija Agam es una de las cinco jóvenes soldados secuestrados del puesto de observación militar Najal Oz,  nos dijo que “si tuviera a un hijo varón en manos de Hamas y no a una hija,  igual apoyaría un acuerdo que determine que primero se libera a las mujeres”. Y Meirav Leshem-Gonen, cuya hija Romi fue secuestrada del festival Nova, contó en una rueda de prensa virtual junto a otros padres de jovencitas cautivas, sobre sus discrepancias con Tzvika Mor, cuyo hijo Eitán también está secuestrado, quien se opone a un acuerdo parcial. “Si ahora sale mi hija y salen las otras mujeres, eso acerca la liberación de los demás”, le dijo. 

La singularidad del Estado de Israel no se basa únicamente en su poderío militar y su desarrollo científico y tecnológico sino en la idiosincrasia y los valores con los que vive y crece su gente. La solidaridad, el garantizar que se hace todo para salvar vidas de los hijos de Israel, siempre fueron principios claves. No es casualidad que cuando el 8 de junio fueron rescatados cuatro de los civiles secuestrados, tanta gente haya festejado por doquier, que los periodistas informaran con lágrimas en los ojos y que haya habido tantas exclamaciones de felicidad. Es que no es una mera frase eso de “salvar una vida es como salvar un mundo entero”.

Cabe recordar que el propio Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel destacó hace pocos días la importancia de recuperar a los 120 secuestrados que aún están en Gaza, señalando categóricamente que esa es la prioridad. Y nadie sospechará que él no quiere seguir combatiendo a Hamas.

Personalmente no tengo dudas de que Hamas siempre hallará la forma de engañar y colocar piedras en el camino. Pero considero que en lo que a Israel respecta, hay que hacer el máximo esfuerzo para garantizar que se pueda traer a todos a casa.   Esa es la primera misión a cumplir. Sin eso, será difícil pasar página tras la masacre. El tema no es decir “ganamos” sino que Israel pueda decir a los sobrevivientes de la masacre que en medio de tanto dolor, devolvió a casa a sus seres queridos.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(14 de Julio de 2024)

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