Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Una decisión histórica y justa de la Suprema Corte de Justicia de Israel


Tras años de crisis, altibajos e innumerables discursiones, la Suprema Corte de Justicia de Israel publicó este martes su decisión acerca del tema de la exención de los jóvenes ultaortodoxos del servicio militar obligatorio, determinando en forma tajante que el Estado debe reclutarlos y que es ilegal no hacerlo.  El primer paso sería tomar las medidas para enrolar a 3.000 en el curso del año de enrolamiento que comenzó este mes, aunque esto sería sólo el primer paso.

Un elemento notorio que debe ser destacado es el hecho que la decisión de los Jueces Supremos , conocidos por su diversidad en cuanto a posiciones más o menos conservadoras o liberales en asuntos de la sociedad, fue tomada por unanimidad. O sea que más allá de los encares de cada juez sobre las políticas del gobierno y diferentes temas que dividen a la sociedad israelí, ninguno de ellos dudó sobre el hecho que la situación actual en la que se permite la exención en masa de los jóvenes del sector haredí del servicio militar, es ilegal.

La Suprema Corte también agregó otro elemento: sanciones económicas a yeshivot, institutos de estudios rabínicos superiores, cuyos alumnos no se presenten para enlistarse a las Fuerzas de Defensa de Israel o a realizar el Servicio Nacional, que es un aporte a la comunidad.

Durante años, este tema dividió claramente a la sociedad israelí . Hace décadas está claro que el acuerdo pactado en 1948 por David Ben Gurion y los principales rabinos , para la exención de 400 alumnos brillantes de Torá a fin de que puedan abocarse a ello y preservar la continuidad del estudio judío, se desvirtuó totalmente. La intención de reconocer el papel que el estudio de la Torá jugó siempre en la vida del pueblo judío y de garantizar , pocos años después de la Shoá, que se pueda reconstruir el mundo de las yeshivot tan golpeado por los nazis, pasó a ser en los años 70 del siglo pasado una exención en masa.

Y el agravante es que  se sabe que no pocos de los estudiantes anotados como dedicados a la Torá,en la realidad no lo están. Cabe suponer que será de ese grupo que se organizará los primeros reclutamientos.

Las quejas al respecto fueron en aumento a lo largo de los años pero nunca se halló una verdadera solución. La exención determinaba desigualdad ante la ley, y en un país que se enfrenta a desafíos de seguridad, eso es especialmente grave. Pero la guerra desatada el 7 de octubre por la masacre de Hamas, agregó una dimensión muy práctica al problema: se necesita más soldados. Las Fuerzas de Defensa de Israel no tienen suficientes efectivos. Claro que también se agudizó lo que se sabía antes: mientras unos arriesgan sus vidas, otros estudian.

En el debate llevado a cabo en la Suprema Corte de Justicia, era notorio que los Jueces Supremos estaban muy molestos con el tema-por decirlo delicadamente- y ello se reflejó también en la decisión escrita .

El desafío, sin embargo, no es solamente lograr reclutar 3.000 jóvenes en un año, sino elaborar una ley que regularice el tema en forma ordenada, sin causar un cisma nacional. Nadie tiene interés en enviar policías militares a llevar ultraortodoxos por la fuerza a la base de enrolamiento . El liderazgo rabínico y político del sector haredi, tiene la responsabilidad de entender lo singular del momento y captar a fondo qué  significa “precisamos que sean parte” y transmitir al público el mensaje correcto. Comentarios como los formulados por alguna figura haredi señalando que Israel quiere imponer a los ultraortodoxos no estudiar la Tora, son inaceptables y faltos totalmente de responsabilidad. El ejército por su parte debe garantizar que un joven haredi que se enrola no deje de poder vivir de acuerdo a sus creencias y forma de manejarse en la vida.

Por un lado, es imperiosa la firmeza. Por otro,debe lograrse el cambio sin amenazas, para que se pueda llegar a un proceso legislativo claro, de común acuerdo.

La situación reinante hasta ahora, no puede continuar. Porque es ilegal, porque es injusto y por ende inmoral. Y se la debe enmendar claramente de forma constructiva. El público haredí sabe muy bien lo que sostienen las enseñanzas judías, que en guerra, también el novio puede salir de su jupá para ir a atender las urgencias de la comunidad. Israel precisa a todos sus hijos para preservar su seguridad. El país no se puede permitir que haya tal desigualdad en el aporte a la defensa nacional.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(25 de Junio de 2024)

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