Comencemos por las terribles noticias de este sábado, trataremos de analizar los puntos centrales en discusión, y al final comentaremos por qué hablamos de “traición” del gobierno.
Ocho soldados murieron en la zoza de Rafíaj (Rafah) el sur de la Franja de Gaza, al ser atacado el blindado en el que se hallaban, que estalló con gran potencia y selló así el destino de los combatientes en su interior. Por ahora ha sido revelado únicamente uno de los nombres de los caídos, el del vice comandante del batallón 601 de Ingeniería de combate, Capitán Wassem Mahmud, miembro de la comunidad drusa israelí, cuyo aporte a las Fuerzas de Defensa de Israel es altísimo, también en la guerra en curso.
Este hecho, por tan cruentos resultados, es especialmente dramático. El precio es altísimo. Pero cabe recordar que son incontables las situaciones de peligro en las que se hallan los soldados y oficiales en la lucha contra el terrorismo.
Mientras de fondo es notoria e intensa la discusión acerca de si continuar la guerra o ponerle fin para recuperar a los secuestrados en manos de Hamas, es imperioso recalcar algunos puntos.
- La guerra contra Hamas declarada por Israel a raíz de la masacre del 7 de octubre, es legítima y está sumamente justificada, no como “venganza” sino como autodefensa de Israel. Hamas no sólo cometió crímenes terribles en el sur de Israel hace algo más de 8 meses, sino que prometió perpetrar más masacres, muchos más 7 de octubre. No hay razón para que Israel ponga en duda que esa es su intención.
- La continuación del operativo y el avance de las tropas arrojan resultados concretos y obtienen logros tácticos importantes. Son claves, pero eso no significa que por más que el Primer Ministro hable repetidamente de “victoria total”, sea lógico concebir siquiera terminar con todos los terroristas , confiscar todas sus armas y destruir todos los túneles. En absoluto.
- Ocho meses después de iniciada la guerra, hay que preguntarse si acaso avanza debidamente. Y más que nada, si se toman las decisiones estratégicas necesarias. Son numerosos los expertos de seguridad que sostienen que el problema central es que el gobierno no lleva a cabo debates serios sobre el día después, sobre el escenario al que se debe llegar para realmente concretar uno de los declarados objetivos de la guerra: garantizar que Hamas no gobierne Gaza después de la guerra.
- Un tema clave que evidentemente no es reconocido por el Primer Ministro es plantear si acaso Netanyahu toma sus decisiones no por consideraciones realmente nacionales sino de preservación de su coalición de gobierno. El asegura que todo es “por el futuro de Israel”, pero grandes analistas y estrategas sostienen que en la situación actual, no tiene sentido seguir en la misma línea que antes, no porque ya no sea necesario derrotar a Hamas –lo sigue siendo – sino porque hay varios frentes con los que lidiar y también consideraciones internacionales deben entrar en el análisis del cuadro general. -Una acusación explícita al respecto fue la lanzada por quien fue hasta hace pocos días miembro del gabinete de guerra, el Tte. Gral. (ret) Gadi Eisenkot del partido de Beni Gantz, que se había sumado al gobierno pocos días después de iniciada la guerra, para librarla de forma unida. Y al presentar su dimisión, sostuvo que el Primer Ministro toma decisiones en base a "consideraciones ajenas" e irrelevantes al análisis estratégico actual.
¿Fin de la guerra a cambio de los secuestrados?
Se habla ampliamente-y esa es la línea del Foro de los Secuestrados que representa a gran parte de sus familias y de gran parte de la opinión pública israelí- de poner fin a la guerra para recuperar a los secuestrados. El problema es que más allá del título, no hay nada claro al respecto.
Es cierto que Hamas exige fin absoluto de la guerra y retirada total de Israel de la Franja de Gaza, alegando que esa es la única forma en que Israel obtendrá a los secuestrados. Pero en la práctica, no hay absolutamente ninguna certeza que realmente los devuelva, ya que los quiere seguir usando como escudo contra su destrucción total
Lo que se considera la primera tanda, la “humanitaria”, de todas las mujeres, los niños, los ancianos, enfermos y heridos, quizás es la que tiene más probabilidad de concretarse, aunque se estiraría bastante más que un mes en una situación compleja que puede desestabilizarse con facilidad. Pero los demás, todos los hombres jóvenes y los adultos, es mucho más complejo. Hamas ni siquiera confirmó nunca a quién tiene en su poder y este viernes uno de sus líderes dijo que nadie sabe siquiera cuántos de los secuestrados están vivos.
Claro está que sin fin de la guerra y sin retirada, no hay ninguna chance de recuperara los secuestrados. Y es urgente recuperarlos ya que a ellos hace mucho que se les acabó el tiempo. Pero por otro lado, no hay ninguna certeza que Hamas cumpla el acuerdo, ya que cada vez agrega exigencias y condiciones .
Hamas es el obstáculo central en camino a un acuerdo, no Israel. Lo ha dicho explícitamente también el Secretario de Estado norteamericano Anthony Blinken, que no ha escatimado críticas a Israel en los últimos meses.
La traición del gobierno
Utiilizamos un término duro, a sabiendas. Y nos quedamos cortos.
Hace pocos días, la coalición aprobó en la Kneset la primera votación de la ley que permite continuidad en la exención de estudiantes ultraortodoxos del servicio militar, en masa, en bloque, y por otro lado se dispone a aprobar una ley que prolonga el servicio militar obligatorio a 36 meses y también prolonga el servicio de reserva a edades más avanzadas . En otras palabras, se intensifica la carga sobre el sector de la población que ya aporta intensamente a la defensa nacional, lo cual ha quedado especialmente en evidencia en la guerra en curso, y se exime de una obligación clave para el país a un sector entero, que sigue recibiendo apoyo gubernamentales pero cuyo aporte es incomparablemente menor que el del resto de la población judía.
Durante años, la discusión al respecto fue por el principio de la igualdad ciudadana, de un justo reparto de derechos y deberes. Ahora va mucho más allá de ello. Ahora se trata de una necesidad existencial.
A las Fuerzas de Defensa de Israel, que han perdido aproximadamente 660 soldados y oficiales desde el 7 de octubre, le faltan unos 15 batallones. Se necesita más soldados para defender al país. Los frentes son múltiples, los desafíos son complejos. La situación actual, no puede continuar.
La coalición de gobierno traiciona con su votación y con la línea que abraza, a los soldados que cayeron, a los reservistas cuyas vidas se han visto absolutamente alteradas tras meses y meses de servicio en defensa del país y el pueblo. ¿De qué sirven las palabras de elogio a los héroes de la guerra si esa es la actitud?
No nos gustan las demonizaciones ni las compartimos. Hay quienes utilizan en esta discusión términos con los que discrepamos al referirse al sector haredi, ultraortodoxo, en cuyo seno hay voluntariado que debe ser destacado. Pero también entre los seculares lo hay. Y el tema aquí es otro. No se trata de decir “no hacen nada”, sino que la línea que sus líderes les imponen, “educándolos” en que si se los quiere reclutar es para arruinar el mundo de la Torá, es esa línea la que contradice las enseñanzas judías. La exención del deber nacional de servir es un invento del liderazo ultraortodoxo israelí en las últimas décadas, por consideraciones poíticas, no un precepto de la Torá.
Pero han educado a muchos de sus jóvenes a decir que es mejor morir que enrolarse. Eso es una aberración. Y en épocas de guerra existencial, como la que Israel está librando ahora, es una vergüenza nacional.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(15 de Junio de 2024)
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