Varias soldadas israelíes de uniforme posan sobre una especie de colina, se toman una selfie y de fondo se ve la destrucción en Gaza. Por decirlo delicadamente, no es señal de buen gusto. Si yo fuera su comandante, ya las habría amonestado, no tanto por tomarse la foto sino por subirla a las redes. Es inoportuno, no transmite un buen mensaje, y está totalmente de más.
Pero entre esta crítica puntual y el revuelo que fotos de este tipo han desatado en las redes y en algunos medios, hay una distancia sideral.
Hemos leído varias notas y comentarios en las redes de periodistas o todo tipo de personas, sean privadas o públicas, “horrorizados” con la escena, presentando explícita o implícitamente a las soldadas en cuestión como insensibles que celebran el sufrimiento palestino. Pues esto requiere varias aclaraciones.
Ante todo, es chocante, en el mejor de los casos, que quienes comentaron esa foto y otras similares en el tono aquí planteado, no se hayan horrorizado por lo menos así-y tendría que haber sido muchísimo más- con las atrocidades cometidas por los terroristas de Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel.
Evidentemente, no hay punto de comparación entre una cosa y la otra, pero ni siquiera un equilibrio de “espanto” y preocupación.
La foto en cuestión- y otras de muy mal gusto que he visto – son criticables por cierto y propias de quienes no piensan dos veces qué está bien y qué está mal. Pero lo que considero que los soldados y oficiales ven al observar esa destrucción, es que se está logrando desmantelar gran parte de la infraestructura armada de la organización terrorista Hamas.
No están celebrando que los palestinos se hayan quedado sin casas, en caso que hayan sido destruidos edificios particulares porque servían también a los terroristas, sino que se esté destruyendo depósitos de armas, sitios de lanzamiento de cohetes, comandancias y cuartos de operaciones de Hamas. Es que es de todo eso que Hamas llenó Gaza, haciendo caso omiso de la necesaria distinción entre espacios civiles y militares, convirtiendo a toda la Franja en una fortificación pronta para atacar a Israel, con bocas de túneles y cohetes en jardines de infantes, mezquitas , escuelas y hospitales.
La destrucción en Gaza, aunque significa también por supuesto sufrimiento de la población civil, no es un deleite para Israel, ni para su ciudadanía ni para su ejército, sino un mal necesario para desarmar a los terroristas de Hamas. Es un resultado de la masacre abominable del 7 de octubre, sin la cual esta guerra no habría estallado.
Esto nos lleva a otro ejemplo del “espanto” hipócrita de algunos que no dijeron nada de la masacre sino que casi – o sin casi –la justficaron o entendieron pero se horrorizan ante diferentes situaciones protagonizadas por israelíes, que puede que no sean agradables pero no son violentas.
En la red X vi un posteo de Kenneth Roth, ex Director ejecutivo de Human Rights Watch, obsesionado siempre con Israel, acusando a soldados israelíes de subir a las redes sociales imágenes de detenidos palestinos con las manos atadas y los ojos vendados y afirmando que eso no es un “tratamiento humano”. No tengo idea si la publicación misma de esas fotos infringe normas del ejército o es simplemente algo desagradable innecesario. Pero cuando de tratamiento inhumano se trata, se me ocurren varios ejemplos más fuertes---todos del 7 de octubre. Y llevan la marca registrada de Hamas.
A eso Roth agrega varias fotos en las que soldados cuyo rostro está tapado (en la foto, no en la realidad) muestran felices una insignia de un “grupo de caza de Hamas”. Nuevamente, esas fotos no aportan nada, están totalmente de más, y si yo fuera el comandante de quienes posan en ellas, tomaría medidas. Por irrresponsables ...y por idiotas. Pero la preocupación de este individuo por lo que eso significa, sabiendo que lo que está haciendo el ejército es perseguir a una organización terrorista asesina que mató, degolló, quemó familias vivas, violó y cometió los peores crímenes posibles, es inaceptable.
Alcanza con perseguir a Hamas, matar la mayor cantidad posible de terroristas y destruir la mayor parte de su infraestructura. No hace falta diseñar insignias nocivas que no corresponden con el espíritu de las Fuerzas de Defensa de Israel. Pero la verdadera preocupación de todos los observadores alarmados, debería estar dirigida a ver cómo garantizar que Israel derrote a la organización terrorista que cree en la guerra santa y que considera que el Estado judío no tiene derecho a existir.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(6 de Marzo de 2024)
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