Como es sabido, el Intendente de Canelones y precandidato a la Presidencia de la República por el Frente Amplio Yamandú Orsi acaba de realizar una visita a Israel, de la que esperamos haya obtenido elementos positivos que le aporten en su trabajo y experiencias productivas para su departamento.
Nos consta lo completo de la agenda que le fue organizada, con énfasis en diferentes elementos de las variadas áreas de desarrollo israelí, desde el uso de aguas recicladas hasta el riego por goteo y la ciberseguridad. Esta nota no es para resumir la vivencia de Orsi en Israel porque no corresponde. Más allá de lo que nos dijo en nuestro primer contacto, con impresiones positivas sobre la atmósfera de convivencia judeo-árabe que veía en la calle, no tenemos derecho a poner en su boca cosas que él debe decidir cómo plantear.
El tema de esta nota es otro: aquellos que lo critican por el solo hecho de haber viajado a Israel.
Con mucho pesar aunque sin sorpresa ninguna, leí la carta publicada en Brecha el 8 de setiembre , en la que el grupo que se presenta como “Espacio libre de apartheid en Uruguay” , critica duramente el viaje del Intendente de Canelones a Israel . Lo que les molesta no es algo que haya hecho o dicho Orsi en el viaje, sino que haya ido, que haya aceptado la invitación a visitar Israel.
Demonizan a Israel, lo presentan en términos que no usan ni siquiera para Irán y pretenden que nadie vaya a ver la realidad.
Al acusar a Israel de “apartheid”, quieren asociar al Estado judío con las peores prácticas del régimen de segregación racial en Sudáfrica décadas atrás. Pero los acusadores no desean que nadie vea a médicos judíos y árabes atendiendo a pacientes judíos y árabes en los mismos hospitales y con la misma actitud. No desean que nadie vea a judíos y árabes cruzándose por las calles con total naturalidad. Ni viajando por las mismas carreteras. Y no sólo los árabes ciudadanos de Israel,sino también palestinos de los territorios en disputa.
No hemos oído nunca este tipo de grupos hablar de Irán o Siria , o de los terroristas que disparan cohetes hacia civiles israelíes, con la dureza con que hablan de Israel. Hacen caso omiso del hecho que lo que permite que terroristas palestinos maten civiles israelíes en sus coches, es que todos transitan por las mismas carreteras, no como en el apartheid sudafricano de la segregación.
La carta habla de dos generaciones palestinas pidiendo ayuda a la comunidad internacional. Hace mucho que la comunidad internacional podría haber actuado para proteger a los palestinos de su propio liderazgo. ¿Por qué? Porque educan a sus jóvenes que es digno convertirse en “mártires”-o sea morir matando- y arruinar así toda la vida que tenían por delante. Y por las sumas millonarias que la Autoridad Palestina recibió de países donantes y terminaron en las arcas de la corrupción. O por los fondos que en Gaza el gobierno terrorista de Hamas destina a su infraestructura armada y no al bienestar de la población.
Es muy cómodo hoy, por la polémica composición del actual gobierno de Israel, alegar que con una coalición de extrema derecha la situación es insostenible. Pero por menos que yo comulgue con el actual gobierno israelí, y por más críticas que merezca, ello no me hacer olvidar que al terrorismo eso no le importa. Nunca distinguió entre gobiernos de derecha o izquierda para asesinar. Lo que cuenta es que buscan víctimas israelíes, y no le preguntan a ninguna por quién votó.
Con todo esto, no estamos alegando que está todo bien. Claro que no. Pero entre la imagen demoníaca que presenta la carta en Brecha y la realidad en el terreno-compleja por cierto, debido a los desafíos de la lucha por la seguridad- hay una distancia sideral.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(9 de Septiembre de 2023)
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