No ha habido gobierno en la historia de Israel que no haya despertado polémicas y discusiones. En muchos casos, estas se alineaban de acuerdo a las divisones de izquierda y derecha, aunque estos conceptos han ido evolucionando en cierta medida a lo largo de los años. Lo que está ocurriendo ahora, con la mega crisis que divide a Israel, es algo mucho más profundo, que cruza líneas partidarias. Lo dicen todas las encuestas, no es una interpretación personal nuestra.
Y aunque no me cuento entre quienes consideran que lo que busca Netanyahu es convertir al país en un régimen dictatorial, analizo con profunda preocupación lo que está ocurriendo día a día en Israel.
Viniendo de América Latina, hablar de dictadura tiene una connotación muy clara que no me parece sea la apropiada para la situación actual. Considero que quienes hemos vivido en dictadura y recordamos lo que eso significó para nuestros países natales, tenemos presentes una estructura e ideología que no son- a mi criterio- las que vemos hoy ni la que se vislumbra en el horizonte en Israel. Escribo, claro está, por mí misma, y cada uno hará o no las comparaciones que quiera.
Pero esta aclaración que me parece importante, no minimiza la crítica a lo que sí está ocurriendo y lo que parece venir. Pero el peligro no radica sólo en una eventual dictadura propiamente dicha. Las opciones no son solamente una democracia liberal como siempre ha sido Israel o una dictadura. Hay matices en el medio y muchos de ellos son inaceptables.
- Convertir a Israel en un país mucho menos liberal y abierto que lo que siempre fue, preocupa. Es imperioso aclarar que el que Israel siempre haya sido una democracia liberal, no significa que se haya actuado con ligereza en temas de seguridad ni que se haya bloqueado expresiones de tradición y religión, al contrario.
- Concentrar demasiada fuerza en manos del Ejecutivo, sin suficiente control judicial, preocupa, especialmente por imperar en Israel un sistema en el cual en la práctica el gobierno, mientras tiene mayoría, puede aprobar en a Kneset todo lo que desee, en el sentido que funciona en base a la mayoría parlamentaria que le da la coalición. O sea, bajo el argumento de un “desequilibrio de poderes” que se quiere corregir-y reiteramos lo que ya hemos escrito, que hay sí elementos a corregir- se apunta a debilitar al Poder Judicial, fortalecer considerablemente al Ejecutivo, aunque el Legislativo ya está de hecho supeditado a las decisiones del gobierno. Eso es un verdadero desequilibrio entre los poderes y una puerta abierta a la corrupción.
- Preocupa el encare general del gobierno en diversos temas, la agenda que promueven algunos de sus ministros, que son muchos los expertos y figuras muy allegadas a los distintos organismos del Estado, que advierten en su contra. Y según ha trascendido en todos los medios israelíes, quienes están hoy en los cargos más altos de seguridad, han explicado al Primer Ministro los riesgos, pero claro está que de uniforme, no pueden hablar en público al respecto. Pero son muchos sus antecesores que sí lo hacen.
- Preocupa que el gobierno haga caso omiso absoluto a las advertencias que llegan de tantos sectores y campos de actividad nacional acerca de los resultados nocivos de la polémica reforma judicial en curso. Claro que un gobierno electo democráticamente tiene derecho a trazar su línea de acción, pero no tiene derecho a hacer cualquier cosa, sin criterio. Y cuando casi todos los ex jefes de los máximos servicios de seguridad (Fuerzas de Defensa de Israel, Shin Bet, Mossad, Policía) piden detenerse, cuando lo hace una enorme cantidad de economistas de primer nivel, incluyendo quienes trabajaron en puestos oficiales junto a Netanyahu, cuando lo hace gran cantidad de los líderes de las empresas de alta tecnología, juristas y ex ministros del propio Likud, médicos de alto nivel en casi todos los hospitales, realmente protagonistas de las más variadas esferas de actividad en Israel, todos advirtiendo sobre el efecto nocivo de las medidas tomadas y del desgarre que esto está provocando, cuando advierten también grandes cantidades de reservistas voluntarios en las más selectas unidades de Tzahal que jamás pusieron un “pero” a ninguna decisión del gobierno de turno independientemente de lo que habían votado, cuando tantos advierten y el gobierno no escucha y cree que es el único que tiene razón, algo está muy mal. Y realmente ni mencionamos las advertencias llegadas del exterior, aunque tienen su relevancia en el área internacional e inciden también adentro.
-Preocupa la ceguera, el ir, como se dice en hebreo, a “darse la cabeza contra la pared”, llevándose al país por el camino.
Es imposible pensar que el gobierno no ve el daño que está causando a distintos niveles, decidido a seguir adelante con su agenda sin analizar debidamente sus efectos.
- Preocupa comparar entre las declaraciones de Netanyahu años atrás, cuando defendía firmemente a la Suprema Corte de Justicia,y cuando exigía al entonces Primer Ministro Ehud Olmert que renuncie porque estaba bajo investigación policial por sospecha de corrupción, y las de hoy. Defendía a capa y espada el accionar de los jueces ante iniciativas de diputados que los atacaban. Aclaraba a Olmert-que no había sido imputado aún sino que estaba siendo investigado- que debía renunciar porque “es inconcebible que un Primer Ministro en un país como Israel, se mantenga en su cargo en una situación así”. Él, ya imputado, hizo todo lo contrario a lo que exigía a Olmert, y violó sus propias palabras en uno de sus discursos en la Kneset años atrás en el que dijo: “la vida de una nación no es un camino de supervivencia personal del Primer Ministro”.
-Preocupa que haya ministros en el gobierno que consideran debe justificar cualquier cosa que suceda, si los protagonistas son de su sector. Muy especialmente, cuando eso termina con víctimas mortales, como ocurrió el viernes último, cuando un grupo de israelíes de un puesto no autorizado llegó con su rebaño a una hora nada común para ello a las inmediaciones de la aldea palestina Burqa, desatándose un choque violento en el lugar, que terminó con un palestino de 19 años muerto, baleado por uno de los israelíes. El propio comunicado oficial del portavoz del ejército dejó en claro que lo mató uno de ellos y que había detenidos. Y el veterano analista de seguridad Ron Ben Yshai de Yediot Aharonot, aseguró, de buenas fuentes, que el grupo judío llegó allí para provocar y aumentar el roce violento con los palestinos, considerando que tiene apoyo desde arriba. Concretamente, del partido “El Sionismo Religioso”, encabezado por Betzalel Smotrich, actual ministro de Finanzas, con una visión extremista de ultraderecha en lo que se refiere a la relación con los palestinos.
Cabe aclarar que los palestinos en el lugar no tiraron flores sino piedras y el hecho es que justamente uno de los judíos detenidos, fue gravemente herido en la cabeza por una de ellas. Él alega que tuvo que defenderse. No está totalmente claro qué ocurrió primero, pero por algo hay detenidos.
Y lo escribimos sin minimizar en absoluto el terrorismo palestino, responsable durante décadas de tantas provocaciones y matanzas. Seremos los últimos en hacerles descuentos. Pero eso no justifica actitudes inaceptables del lado israelí.
-Y preocupan los ataques de políticos ultranacionalistas a altos oficiales de seguridad, dedicados día y noche a combatir al terrorismo, acusándolos de beneficiar a los palestinos a expensas de las necesidades de seguridad de la ciudadanía israelí. Absolutamente escandalosa la acusación.
Ante hechos como los del último viernes y otros incidentes violentos (aunque no terminaron con muertos), hechos por los cuales hay israelíes detenidos e inclusive 8 judíos en detención “administrativa”, o sea sin juicio- para minimizar el riesgo que constituye la minoría extremista- políticos de “El Sionismo Religioso” y “Otzmá Yehudít” del ministro Itamar ben Gvir, salieron a atacar a altos oficiales de Tzahal y al jefe del Shin Bet Ronen Bar. Ellos, que están abocados enteramente a la lucha contra el terrorismo, fueron acusados de no distinguir entre Israel y sus enemigos y hasta de dar preferencia a los intereses palestinos por sobre los de la población judía.
Y cuando el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel Brigadier General Daniel Hagari declaró que acciones de algunos sectores extremistas llevan a que palestinos que no habían estado involucrados en terrorismo quieran perpetrar acciones violentas, fue atacado por una diputada del Likud que lo acusó de “hacer política”.
- Y no sólo preocupa sino enfurece, que el Primer Ministro no haya salido aún a los medios, en su voz, en pantalla, a decir terminantemente que eso no es cierto y que esas acuaciones son inaceptables. Con unos días de demora, se limitó a informar a través de su oficina que envió una carta al jefe del Shin Bet expresándole su apoyo. No es suficiente. En absoluto.
- Mientras todo esto ocurre y lleva por cierto también a la agudización de la discusión y polarización en la sociedad, la sociedad israelí sigue su curso. Paralelamente a lo preocupante que llega de arriba, Israel sigue empujando hacia adelante. Son numerosos los ejemplos, pero me limitaré a unos pocos de este martes de mañana en los que recibimos información relevante.
En el hospital Sheba-Tel Hashomer nos cuentan sobre un programa especial que está en funcionamiento desde hace más de un año, para combatir el cáncer ocular Retinoblastoma, el más mortal en niños, que afecta a unos 100 niños por año en Afganistán. Médicos del Sheba, encabezados por el Profesor Ido Fabian , en conjunto con colegas en Pakistán y donaciones de instituciones de caridad, lo están combatiendo.
Del hospital Ichilov (Centro médico Sourasky de Tel Aviv) recibimos un comunicado sobre la inclusión de la Profesora Anat Levenstein directora de las clínicas de Ojos en el lugar, en la lista de los diez oftalmólogos más destacados del mundo elaborada anualmente por la revista profesional “Ophtalmologist”.
Por otro lado recibimos un comunicado sobre una nueva exposición que se lanza este jueves en el Museo Israel de Jerusalem titulada “Diseño en árabe”, en la exhiben artistas árabes israelíes egresados de distintas academias de arte y diseño del país.
Y tanto, tanto más…
La sociedad civil tiene su propia fuerza.
Pero el gobierno no puede deslindarse de su responsabilidad. Fue electo democráticamente, pero su legitimidad no se desprende únicamente de su elección por el voto popular. Debe ser resultado de su forma de actuar. Tiene pues mucho que cambiar, por decirlo de la forma más suave posible.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(8 de Agosto de 2023)
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