Cuando más se la necesita, por aquello de Martín Fierro sobre los hermanos que deben ser unidos para que no los coman los de afuera, la unidad latinoamericana más se aleja. Justamente cuando parece quedar claro que la amenaza del terrorismo de Irán y su brazo ejecutor Hizbala no ha desaparecido sino que sigue haciéndose presente en el continente,-y claro que no es novedad- llegan los resultados de las elecciones en Colombia, país clave en la región, con Gustavo Petro, un simpatizante claro de Irán, como nuevo Presidente. Y encima, vecino de la dictadura venezolana de Nicolás Maduro, baluarte de los Ayatollas en América Latina.
Puede haber buenas relaciones también entre países distintos y de posturas dispares, si se respetan y son capaces de dialogar. El problema es cuando las legítimas diferencias entre ellos reflejan encares profundamente distintos de la vida y los temas que inciden en la vida diaria de sus ciudadanos: libertad, democracia, derechos humanos y defensa nacional.
Y hoy esto es un serio problema.
Están las verdaderas democracias , o sea las que no sólo resultan electas en comicios libres y transparentes sino que son también democracias auténticas en su ejercicio del poder. Aprendimos del queridísimo y tan prematuramente fallecido gran periodista Claudio Paolillo a poner en palabras la diferencia entre ambas cosas: democracia de origen y democracia de ejercicio. El ejemplo más claro es Uruguay,con un gobierno que respeta la libertad y un Presidente que no tiene pelos en la lengua para condenar a dictadores que violan los derechos humanos , como Nicolás Maduro en Venezuela. Uruguay, que una entrevista antes de ser electo, el entonces candidato Luis Lacalle Pou nos dijo debe ser “un chiquito corajudo”, así se comporta. La reciente decisión del Ministro de Defensa Javier García, avalada completamente por el Presidente de la República, de prohibir el ingreso del avión iraní –venezolano al espacio aéreo nacional, demostró que así es.
La situación en Argentina
Por otro lado, el país en el que estalló todo el escándalo, Argentina, por un lado imputa al piloto del avión, sospechoso de vínculos directos con el terrorismo y por otro tiene un Presidente y un jefe de Inteligencia que minimizan todas las sospechas y acusan a la oposición de “inventar escenarios oscuros”. Si Maduro elogia (¡desde Teherán!) al Presidente Alberto Fernández, mientras él se reúne en Irán con las autoridades del régimen que cometió dos atentados terroristas en suelo argentino, lo más delicado que se puede decir es que hay motivos para estar preocupados.
Este miércoles la prensa argentina reveló terminantes declaraciones de la Fiscal Incardona al pedir la imputación del piloto. “Mencionaré algunas de las circunstancias irregulares que me llevan a indagar si el verdadero objetivo del arribo de la aeronave a nuestro país fue exclusivamente para transportar mercadería de autopartes, o bien si estuvo fundado en razones diferentes a las alegadas y constituya, eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”, indicó.
Según escribió el portal Infobae, la fiscal “pidió investigar al piloto iraní Gholamreza Ghasemi y al resto de los tripulantes con posibles actividades de terrorismo internacional”. El rotativo argentino agregó: “Con semejante acusación, el juez Villena mantendrá la prohibición de salida del país para todos los tripulantes y seguirá reteniendo el avión de Emtrasur. Además, enviará un exhorto al gobierno de Estados Unidos para ampliar el contenido del informe del FBI, tal como pidió la fiscal”.
La postura clave de Paraguay, que fue el país que alertó a Uruguay
Por su parte, el Presidente de Paraguay ha decidido abrir una investigación judicial por sospechas de terrorismo del avión en cuestión, que estuvo estacionado dos días en Ciudad del Este. Lo anunció el Presidente Mario Abdo Benítez en sus redes sociales. “El Gobierno Nacional, cumpliendo su obligación de denunciar ante la justicia, presentará elementos relativos al caso del avión iraní, esperando que los hechos sean investigados y esclarecidos”, escribió Abdo Benítez en su cuenta oficial en Twitter.
Y el Ministro de la Secretaría Nacional Anticorrupción, René Fernández, se refirió al respecto en declaraciones al diario ABC Color: “Concretamente en este caso creemos que existen indicios de la existencia de los hechos punibles de asociación terrorista y financiamiento del terrorismo. Estos van a ser corroborados o desvirtuados a partir de una denuncia penal, con documentación respaldatoria”.
La ideología no debe cegar
Quizás está de más aclararlo, pero por las dudas lo hacemos.
Lo que aquí planteamos no es una acusación a regímenes latinoamericanos de izquierda de apoyar al terrorismo. En absoluto. Pero sí consideramos que hay un problema cuando algunos de esos gobiernos, por una tendencia –incomprensible a nuestro criterio- de sentirse próximos al régimen teocrático y reaccionario de Irán, o “simplemente” a su máximo representante en Latinoamérica, Maduro , cierran los ojos ante los peligros y actúan con una permisividad que termina siendo muy arriesgada para la seguridad de región.
A nuestro entender, la izquierda debería ser la primera en combatir a regímenes como el venezolano, que oprime a sus ciudadanos y viola sus derechos diariamente. Y ni que hablar cuando a través suyo, Irán fortalece su presencia en Latinoamérica.
Hay que estar con los ojos bien abiertos ante las fuerzas de la oscuridad. Latinoamérica-y el mundo todo-debe estar muy atenta. Todos. Países con gobiernos de distintos matices. Irán actúa donde siente que le será más fácil. No hay que subestimar sus intenciones. Ya ha dado prueba de lo que es capaz.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(22 de Junio de 2022)
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