Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Para variar, en medio de la pandemia, un día de fiesta en Israel


Este domingo 1° de noviembre, se confirma el lugar singular que ocupa Israel en la investigación científica, al comenzar los experimentos clínicos en seres humanos de la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por el Instituto de Investigación Biológica de Nes Tziona. Temprano a la mañana llegaron los voluntarios elegidos, uno al Centro Médico Sheba-Tel Hashomer y el otro al Hospital Hadassah Ein Kerem de Jerusalem, sintiendo que participan en algo que puede aportar al país todo y a la humanidad.

Ya recibieron la primera dosis de la vacuna y se hará por cierto un seguimiento de cómo se sienten y qué ocurre con ellos. En los próximos días se dará la vacuna a unos 80 voluntarios, se irá probando su seguridad y en abril o mayo comenzará la tercera fase de los experimentos, que abarcará aproximadamente a 30.000 voluntarios. La vacuna está pronta y eso es lo que reciben los voluntarios. Pero claro está que puede ser producida en masa para que toda la población la reciba, recién cuando hayan finalizado los experimentos y se confirme formal y categóricamente tanto su efectividad como su seguridad.

No olvidamos ni por un minuto que el Coronavirus aún ataca y cobra víctimas mortales, que no hay ninguna certeza acerca de cuánto tiempo transcurrirá hasta que sea derrotado y ni que hablar que es imposible olvidar el daño económico y social de la pandemia, lo cual influye directamente en el serio perjuicio a nivel emocional. Esto es cierto en todos aquellos países del mundo que aún lidian con nuevos casos de Covid-19 confirmados diariamente. Algunos menos, como nuestro Uruguay, otros muchos más como España, Italia, Gran Bretaña, donde vuelven al cierre. Y por cierto también Israel, donde se ha vuelto a bajar los números pero recién después de un segundo cierre del que se está saliendo ahora gradualmente,  impuesto cuando se llegó a números astronómicos de más de 9.000 nuevos contagios por día. 

Claro está además que no se puede saber exactamente cuándo termina todo el proceso de experimentos en humanos de la vacuna. Siempre puede haber sorpresas, inconvenientes, problemas que requieran algún cambio en el camino. Para eso se hace experimentos, para que al final, la vacuna sea lo realmente necesario para que la población esté a salvo.

Y aún con todos estos “peros”, con la reserva debida por la cual es imposible cantar victoria ya ahora, considero que éste es un día de fiesta. 

“Hoy estoy orgulloso de ser israelí”, declaró el Profesor Zeev Rotstein, Director del Hospital Hadassah de Jerusalem sobre el comienzo de los experimentos. Y tiene mucha razón.

Es que haber llegado a este momento, es el corolario de meses de trabajo intensivo y de dedicación, de investigación científica de primer nivel, de días y noches de estudio y seriedad. 

No por eso olvidamos las muchas fallas que ha habido en el manejo de la pandemia ni ciertos fenómenos que siguen dándose ahora en el proceso de toma de decisiones, a distintos niveles. No es ese el tema de esta nota. Pero lo que está bien y es esperanzador, debe ser destacado. Israel, un país pequeñísimo en territorio y pequeño en población, que logra avances hacia la paz pero aún lidia con enormes desafíos a su seguridad, logra también abocarse a la investigación científica y el desarrollo tecnológico a altísimo nivel, más inclusive que otros que cuentan con muchos más recursos. No es poca cosa.

Y si de “día de fiesta” hablamos, no está de más recordar que este domingo volvieron a clase los niños de 1° a 4° de Primaria, tras aproximadamente un mes y medio en casa estudiando por Zoom. El problema de la educación lo analizaremos por separado. Por ahora, nos limitaremos a augurar un feliz retorno a los alumnos, maestros y directores, con la esperanza que esto se lleve a cabo con todos los recaudos necesarios, en forma responsable, para que la alegría del regreso a la escuela no se traduzca en un aumento acelerado de nuevos casos de Covid.

A los científicos, a los voluntarios, a los maestros y más que nada a los niños deseamos el mayor de los éxitos, de todo corazón.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(1 de Noviembre de 2020)

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