Las fuertes repercusiones que tuvo el Oscar ganado por la película israelo-palestina “No Other land”, no terminaron en Hollywood sino que siguieron en el terreno mismo, concretamente en la zona de Susya al sur de Hebron en Cisjordania. En el lugar se registraron este lunes de noche incidentes violentos que terminaron con algunos heridos y detenidos de ambas partes, o sea tanto palestinos como israelíes. Pero respecto a qué ocurrió exactamente, es difícil determinar la verdad y la única opción es presentar las dos versiones de las partes.
Lo que sí parece claro es que contrariamente a lo que dijeron algunas fuentes palestinos y repitieron sin cesar diversos medios de comunicación en el mundo, Ballal ni fue "linchado" ni "secuestrado", aunque sí golpeado y detenido.
Según tuiteó Yuval Abraham, el co-director israelí de la película, Hamdan Ballal resultó herido en enfrentamientos violentos entre palestinos y judíos de asentamientos cercanos y luego fue arrestado por soldados israelíes. Los palestinos sostienen que todo comenzó cuando decenas de “colonos de la zona” atacaron la aldea, lanzando piedras hacia la gente, a automóviles y casas.
La Policía israelí dice que los palestinos respondieron tirando piedras. Tres palestinos-Ballal entre ellos- y un israelí fueron detenidos y finalmente fueron puestos en libertad bajo fianza este martes de tarde. Hubo cuatro palestinos y un israelí heridos.
El mencionado Yuval Abraham aseguró en un posteo en la red social X, que de acuerdo a Lea Tsemel, israelí abogada de Ballal, éste fue golpeado violentamente por los soldados, a los que acusan de haberlo detenido de una ambulancia, lo cual fue desmentido por el portavoz militar. Según Ballal Hamdan, lo atacaron cuando estaba filmando daños causados por “colonos que atacaron Susya”.
“Cuando las tropas llegaron al lugar para dispersar el enfrentamiento, algunos terroristas comenzaron a tirar piedras hacia civiles israelíes y dañaron sus automóviles cerca de Susya” , decía el comunicado militar. “Luego hubo un roce violento que incluyó pedreas mutuas entre palestinos e israelíes. Y al llegar los efectivos de las Fuerzas de Defensa de Israel y la Policía para dispersar el incidente, algunos terroristas comenzaron a lanzar piedras hacia las fuerzas de seguridad, a raíz de lo cual fueron detenidos tres sospechosos palestinos y llevados a una investigación en la Policía”.
Más allá de este incidente puntual, la situación en la zona es compleja. Por un lado, la población civil israelí en los territorios en disputa, sostiene que es constantemente víctima de ataques palestinos que ni siquiera se publican. No se trata siempre de atentados mortales o de disparos con armas de fuego, pero de numerosos casos de pedreas a vehículos civiles que ponen en peligro a la población.
Por otro lado, hay entre la población de los asentamientos, o más que nada en los puestos no autorizados en algunas colinas de Cisjordania, un sector de jóvenes religiosos extremistas que toman la ley en sus manos, y sea para responder a ataques palestinos o para mostrar que “somos los dueños”, atacan aldeas palestinas causando daños materiales y en algunos casos también poniendo en peligro a la gente.
El grueso de la población judía, incluyendo sus líderes, desaprueba de esa línea que ha sido repetidamente condenada. Pero en la práctica no hay una política suficientemente efectiva para frenarla. Los violentos son una muy pequeña minoría de la población judía de Cisjordania, pero el daño que hacen al país cuando atacan-aunque no muera nadie- es enorme.
Y por otro lado, los palestinos, aunque suelen siempre ser presentados ante los medios como víctimas, son responsables a menudo de numerosos incidentes violentos y provocaciones en los caminos a la población judía.