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Antes de marchar en el 8M contra Israel, tenés que leer esto

Si sos mujer y pensás sumarte en el 8M a alguna marcha por la mujer palestina, contra Israel y el sionismo, quizás no quieras leer esto al ver que lo firma una periodista judía radicada en Israel, uruguaya israelí. No me sorprendería. Pero si sos sincera en tu deseo de defender los derechos de las mujeres, y si sos una persona dispuesta a escuchar y a considerar que quizás lo que te han estado contando no es cierto, te recomiendo que tragues saliva y leas hasta el final, y no te quedes con los mensajes antisemitas y de demonización de Israel que increíblemente se han intensificado nada menos que desde el 7 de octubre del 2023, cuando Israel comenzó a responder a la masacre de Hamas.  No lanzó la guerra de respuesta contra Hamas por venganza sino para eliminar el peligro, ya que los terroristas proclamaban que habría muchos más 7 de octubre. Y ningún país medianamente normal puede permitirlo.

Y te aclaro de antemano, que estas líneas no apuntan a alegar que los palestinos no han sufrido. Pero nada de esto estaría ocurriendo, si los terroristas no hubieran atacado sin provocación ninguna a su vecino Israel. 

Te cuento entonces que aquel 7 de octubre, cuando miles de terroristas armados irrumpieron al sur de Israel, masacraron a más de 1200 personas, la mayoría civiles, entre ellos numerosas mujeres y niños. Torturaron, violaron en forma sistemática, y secuestraron a 251 personas, entre ellas, nuevamente, numerosas mujeres, tanto niñas pequeñas como otras de muy avanzada edad, casi cuatro decenas de menores de edad. 

Miembros de los equipos de rescate que llegaron a los escenarios del horror, necesitan desde entonces acompañamiento sicológico, por las escenas que vieron: cuerpos mutilados, mujeres desnudas total o parcialmente, que era notorio habían sido violadas violentamente y luego asesinadas de forma brutal.

Fueron atacados civiles en sus casas en numerosas localidades, especialmente los kibutzim (plural de kibutz) Nir Oz, Beeri, Kfar Aza, Najal Oz, Nirim, Ein Hashlosha y otros varios puntos más, además de la ciudad de Sderot y Ofakim. Ancianos y niños fueron asesinados. La mayoría judíos, pero también beduinos musulmanes, incluyendo una mujer encinta, que inclusive llevaba puesto el hijab propio de las mujeres religiosas en el Islam. Su esposo quedó solo, con numerosos hijos.

En los refugios en casas particulares, numerosas mujeres lidiaban con el horror de temer la muerte inmediata, protegiendo a sus hijos, a veces teniendo que hacer esfuerzos sobrehumanos para respirar porque los terroristas quemaban la puerta y llenaban de humo la pieza segura. Esta noche transmitieron en un programa en el canal de televisión israelí N12 una nota sobre lo que escribían las madres del kibutz Nir Oz en el grupo de whatsapp, horrorizadas cuando entendían que tenían terroristas en la casa. Una de ellas contó, tras la fortuna de haber sobrevivido, que el pensamiento principal que la embargó en determinado momento fue que si mueren, ojalá mueran todos juntos, con sus hijos, para que nadie sufra o quede a merced de los terroristas.

Sigal Yehud de Nir Oz, en su noveno mes de embarazo, estuvo en el refugio horas y horas con sus tres hijos, mientras su esposo Dolev, paramédico, trataba heroicamente de atender heridos. Nunca volvió. Se pensó que estaba secuestrado, pero meses después del horror, fueron identificados sus restos en su kibutz. Había sido asesinado mientras trataba de atender. Nunca conoció al cuarto hijo que nació.

Sigal y Dolev en otros tiempos

 

También Amit Man, una joven paramédica del kibutz Beeri, murió en la clínica tratando de salvar vidas. Su cuerpo quedó desfigurado por el ensañamiento terrorista aún después de muerta.

Sharon Cunio, que fue secuestrada con su esposo, sus mellizas de 3 años, su hermana y su sobrina, volvió en el primer alto el fuego, al igual que todas las mujeres de la familia. Su esposo sigue en Gaza y ella ya no sabe qué responder a sus hijas cuando preguntan por qué papá no vuelve. En cautiverio, los terroristas la separaron por un tiempo de una de sus pequeñas hijas.La crueldad es indescriptible.

La familia Cunio, hoy desmembrada. David aún está en manos de Hamas.

 

Y tanto, tanto más para contar. Como sobre Yoheved Lifshitz, una de las mujeres de mayor edad secuestrada, arrancada por la fuerza de su cama junto a su esposo de 83 años. Ella fue liberada pocas semanas después. El volvió hace unos días, en un ataúd. Había dedicado su vida a buscar la convivencia pacífica con los vecinos palestinos de Gaza. De nada sirvió.

 

Tampoco a Vivian Silver, una de las fundadoras de “Mujeres por la paz”, del kibutz Beerí. Estuve en su casa, que quedó totalmente incinerada. Vivian murió quemada y sin aire.

Esta nota no es para pedirte que en el 8M salgas a enarbolar la bandera de Israel ni que dejes de considerarte pro-palestina, aunque estoy convencida que apoyar a los palestinos debe pasar por exigir que no los gobiernen terroristas como Hamas. Esto es para que conozcas algo de la realidad en el terreno y para que sepas que hoy en día, salir a manifestar con la bandera palestina y con consignas contra Israel, no aporta a ninguna buena causa ni tampoco ayuda a los palestinos a vivir mejor. Hacer caso omiso de los derechos de las mujeres israelíes a vivir en paz y seguridad, y los de las mujeres judías dondequiera que estén, a defenderlas  como hermanas que son, no es rendir homenaje a la noble causa del 8M sino traicionarla.

Ana Jerozolimski
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