Israel no suele ver de parte de las Naciones Unidas proclamaciones y comunicados que avalan sus luchas y muestran comprensión para con los desafíos con los que tiene que lidiar sino por el contrario, constantes condenas y por otra parte una actitud absolutamente permisiva ante los terroristas que le atacan. Pero los horrores del 7 de octubre cambiaron algo, aunque no en el plenario de la Asamblea General y por cierto tampoco en el Consejo de Derechos Humanos, marcos realmente obsesionados contra Israel.
El cambio, paulatino y muy limitado, pero importante, se manifestó en dos informes especiales: hace un año, el de Pramila Patten , representante del Secretario General para el tema de Violencia Sexual en Zonas de Conflicto, y esta semana, el de Alice Jill Edwards, Relatora especial sobre la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Ambos adoptaron de hecho las posturas defendidas por Israel en cuanto a lo ocurrido en el asalto terrorista del 7 de octubre. Y lo central, en el nuevo informe, es la determinación que todos los secuestrados deben ser liberados.
Apretando aquí puedes leer la nota escrita hace un año sobre el informe de Pramila Patten.
El nuevo informe, el de Alice Jill Edwards, no está dedicado solamente a los secuestrados por los terroristas de Hamas el 7 de octubre, sino a toda la problemática de toma de rehenes, secuestros, maltratos y torturas, prácticas que se han dado en el marco de conflictos entre países y también con organizaciones terroristas y no Estados. Lo ha investigado a través de visitas a Irak, donde se reunió con yazidíes que fueron víctimas de terribles crímenes por parte de ISIS, también a países africanos y, en diciembre último, al sur de Israel.
Las determinaciones generales
El informe aborda el delito de toma de rehenes desde la perspectiva de la prohibición absoluta de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Primero, hay proclamaciones generales sobre el problema, que destacan “la grave tortura psicológica y física y otros malos tratos que sufren los rehenes, que tienen efectos duraderos en sus familias, comunidades y países”, y la determinación que “la toma de rehenes con cualquier propósito es un acto abominable e inhumano, internacionalmente ilícito”.
Agrega que “en la mayoría de los casos, los rehenes son sometidos a formas de tortura física y mental”, que “la mayoría también sufren otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y algunos también son sometidos a tortura sexual”.
El informe también critica las condiciones en las que se mantiene a los rehenes. Y lo central: “la Relatora especial recuerda a todos los Estados que todos los rehenes deben ser liberados incondicional e inmediatamente”.
El ataque del 7 de octubre
Tras destacar los efectos nocivos del terrorismo yihadista a partir del año 2000, el informe se refiere explícitamente al ataque del 7 de octubre al sur de Israel. Este ha sido su pronunciamiento al respecto:
“ Como parte de su ataque letal del 7 de octubre de 2023, Hamas y otros grupos armados palestinos secuestraron a 251 personas dentro de Israel y las llevaron a la Franja de Gaza. En el momento de redactarse el presente informe, seguían sin aparecer 100 rehenes, entre ellos dos niños pequeños, mujeres y personas de edad avanzada. La Relatora Especial ha pedido reiteradamente su liberación inmediata e incondicional”.
Agrega, tras determinar que se trata de crímenes de guerra, que “en la mayoría de los casos, también se han producido atentados contra la dignidad personal y tratos inhumanos, así como violencia sexual y de género”. El informe continúa: “La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos concluyó que la retención de rehenes en las condiciones actuales en Gaza, incluso bajo tierra durante meses, podría constituir un crimen de guerra de tortura u otros malos tratos”. Y en relación al informe presentado hace un año, señala que “la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos documentó “información clara y convincente”, basada en relatos de primera mano de rehenes liberados, de violación y tortura sexualizada contra rehenes mujeres”.
