Entrevistas

La saga de la espera interminable al hijo que no se sabe cuándo volverá

Con Dani Miran, cuyo hijo Omri fue secuestrado del kibutz Najal Oz

Dani a la entrada de la central del Foro de Familiares de los Secuestrados en Tel Aviv. De fondo, una lista con los nombres de los 98
aún cautivos en Gaza. Todos deben volver, es el mensaje.

 

Dani Miran  trata de no perder el sentido del humor cuando se sienta ante nuestro micrófono a compartir su análisis y sus sentimientos, pero rápidamente queda claro que ello es producto del esfuerzo por seguir adelante, por no perder las fuerzas para seguir luchando por la liberación de Omrí, su hijo, que fue secuestrado el 7 de octubre del 2023  del kibutz Najal Oz, junto a su vecino Tsaji Idan, ante los ojos de su esposa Lishay y sus pequeñas hijas Alma, de tan solo unos meses y Roni, en aquel momento de un año y medio, que estaba en sus brazos. Ellas, por milagro, se salvaron.

Omri no está incluido en la primera etapa del acuerdo que ya está pactada, que comienza a implementarse este domingo 19 de enero y que está planeado que dure 42 días durante los cuales serán liberados 33 secuestrados. Primero, las mujeres tanto civiles como soldadas, los heridos y los enfermos y los hombres mayores de 50 años. La familia Bibas, Shiri y Yarden y sus dos hijos Kfir y Ariel, está incluida en la lista, pero nadie sabe si están vivos o muertos. De ninguno de los 33 hay certeza al respecto.

Omri no entra en ninguna de estas categorías y Dani no entiende cómo se pudo concebir siquiera un acuerdo así.

“Desde el comienzo de este horror yo  he dicho que tienen que volver todos juntos, no se puede separarlos, porque eso es destinar a muchos a no volver jamás”, sostiene Dani Miran. “Y ahora lo vemos claramente, entendemos en forma personal qué significa eso”.

Dani vive en Yesod Hamaalá en el norte de Israel pero desde hace mucho está viviendo en Tel Aviv ,para estar cerca del centro de lucha por los secuestrados. Todos los fines de semana viaja al kibutz Kramim a visitar a su nuera y sus dos nietas.

Dani y Alma, la más pequeña de las hijas de Omri y Lishay

 

Le preguntamos sobre el desafío de Lishay de tratar de criar a sus pequeñas hijas no sumidas en un constante dolor y al mismo tiempo su deseo de garantizar que no olviden a su padre, que lo tengan presente. “Es un desafío muy complejo. La chiquita, Alma, tenía sólo unos meses cuando su padre fue secuestrado. La mayor, Roni, que hoy tiene 3 y maduró como si ya tuviera 5, tenía un año y medio cuando le arrancaron a su padre. Y además, vivía intensamente el vínculo hermoso con él. Omri la llevaba todos los días al jardín de infantes y la iba a buscar. Estaba mucho con ella. Y ella no entiende por qué no vuelve”.

Un día, cuenta Dani, Roni le dijo a su mamá que quizás Omri ya no es su papá, quizás ya no la ama y por eso no vuelve. Todos los días besan una enorme foto de él, pero no lo pueden abrazar.

Le comentamos que seguramente otro de los problemas es saber que las niñas , al menos Roni, son conscientes de que hay maldad en el mundo, que pueden sufrir, y que esa crueldad las puede tener al alcance. Dani responde sin titubear: “Esto está clarísimo, porque Roni recuerda todo y ya dijo que sabe que los malos llegaron a su casa y le ataron las manos a su papá”.

Tratamos de dar cierta esperanza y preguntamos a Dani cómo imagina el regreso de Omri. Sonríe ampliamente y dice: “Yo le daré la prioridad a su esposa y sus hijas, que son el centro de su vida, como es natural. Luego lo abrazaré yo”.

 

 

Ana Jerozolimski
(18 Enero 2025 , 16:33)

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