MiSinai

No. 271

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Horario de velas de shabat en Montevideo 

Viernes  30 de agosto 18.07

LIBERTAD DE ELECCIÓN: ¿NATURAL O SOBRENATURAL?

Por Naftali Silberberg

“Mira, hoy presento ante ustedes la bendición y la maldición. La bendición si obedecen los mandamientos de D-os, su D-os... Y la maldición, si no obedecen los mandamientos...” (Devarim 11:26-28)

La libertad de elección es uno de los principios fundamentales del judaísmo, y de hecho todo sistema judicial se basa en la idea de la libre elección. Un robot o una computadora no es recompensada por ejecutar una misión noble, ni tampoco merece ser castigada por hacer una tarea inmoral. No tenemos prisiones donde poner a las computadoras que han diseminado virus... Todo el crédito o la culpa le corresponde a los programadores. Si el hombre fuera también un robot sin capacidad de elegir libremente, entonces tampoco estaría sujeto a castigo. Por supuesto que los elementos más violentos de la sociedad igual tendrían que ser confinados en alguna prisión, no porque puedan ser culpados por su comportamiento, sino para proteger al resto de la población, al igual que los predadores deben ser aislados de la sociedad, pero nadie podría culparlos de sus actos, así como nadie puede condenar al león o al águila por sus naturalezas predatorias, o darle crédito al delfín por su actitud amistosa.

El hecho de que penalicemos a los criminales (y este ha sido siempre el método de tratar con los criminales, por todas las civilizaciones a través de la historia) muestra que la sociedad siempre ha reconocido que el ser humano posee la intuición para distinguir el bien del mal y tiene la capacidad de elegir entre las dos, y por lo tanto es responsable por cualquier elección que haga.

Pero, ¿es esta facultad real? ¿Realmente el ser humano tiene libertad de elección? ¿Hay realmente una diferencia entre los humanos y las otras criaturas que D-os creó que están limitadas por su naturaleza dada por D-os, para bien o para mal?

Hoy se nos dice que casi cualquier comportamiento dañino puede ser imputado a la genética. La persona que es cleptomaníaca o pedófila, el individuo que es obeso, homosexual, impulsivo, depresivo, etc., todo es por un gen defectuoso. Y si un gen no tiene la culpa, entonces debe ser una experiencia traumática en la niñez. Quizás perdió a un ser querido en su juventud, fue abusado por sus padres, viene de una familia disfuncional, o no recibió suficiente atención positiva de su maestro. Si ninguno de estos factores explican la conducta destructiva de una persona, sólo significa que no pudo pagar un psicólogo de primera clase, uno que pueda hacer un mejor diagnóstico, y explicar por qué realmente no puede ser culpado...

Es por esto que D-os declara, “Mira, hoy presento antes ustedes la bendición y la maldición.” De hecho, la libertad de elección no es una cualidad que es natural al ser humano; naturalmente, el ser humano debería estar compelido a comportarse de acuerdo a su naturaleza, una naturaleza que está formada por una combinación de genética y experiencias de vida. Pero D-os le dice a cada persona, “no importa tu naturaleza, formación, e inteligencia, no importa cuantos golpes hayas experimentado, te garantizo la capacidad de ser un hombre de D-os como Moshé”. Y lo mismo es verdad al contrario: aun aquel que ha sido criado por buenos padres, y está naturalmente dispuesto a hacer lo correcto, tiene la capacidad de elegir el mal y apartarse de los caminos de D-os.

Uno nunca debe pensar que nunca va a poder llegar a ser una persona espiritual, “no está en mi naturaleza.” La naturaleza de una persona es solamente un desafío que D-os le garantiza que puede superar.

LA CARIDAD Y LA RIQUEZA

[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Debéis sacar un diezmo del producto de la cosecha del campo cada año.” (Devarim 14:22)

Este versículo incluye la obligación de donar parte de nuestros ingresos en caridad. Los sabios del Talmud indican que el parecido entre las palabras hebreas para ‘diezmar’ (teaseir) y ‘volverse rico’ (titasheir) alude al hecho de que D-os recompensa con abundantes riquezas a quienes dan caridad.

Más aún: cuando decidimos dar caridad más allá de nuestros medios, D-os nos otorga la riqueza necesaria para que demos la caridad que queremos donar.

Igrot Kodesh, vol. 14, pág. 211.

Deuteronomio (Devarim) 11:26 – 16:17

En la cuarta sección de Deuteronomio continúa el segundo discurso de despedida de Moshé al pueblo judío. Comienza urgiendo al pueblo a ver (reé, en hebreo) que D-os da a elegir entre una vida de bendiciones y otra de maldiciones, y que la elección depende de cada uno.

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HUMILDE DE VERDAD

Una vez, Rabí Janoj Henij de Alexander, habló del tema de la humildad. "Si quieren saber qué es real humildad" dijo, "les contaré un incidente que sucedió con el Rabino Principal de Frankfurt".

Su nombre era Abraham Abish y aparte de las muchas horas que estaba ocupado con los deberes rabínicos, se dedicaba al precepto de proporcionar comida y vestimenta a los pobres. Era su costumbre hacer rondas entre los ciudadanos adinerados y comerciantes de la ciudad para solicitar caridad que distribuía después a los indigentes, las viudas y los huérfanos.

Una vez, se detuvo en una de las posadas locales y se acercó a un comerciante que visitaba la ciudad por negocios. - "Discúlpeme", empezó el Rabino, "por favor ¿podría hacer una contribución para ayudar a los pobres con comida y vestimenta?"

Parecía como si el comerciante no hubiera oído, porque no hizo más que levantar sus ojos para mirar fijamente al solicitante parado ante él. Rabí Abraham, por su parte, era demasiado modesto para anunciar su nombre, y se mantuvo de pie ante él, esperando pacientemente. Volvió a repetir su pedido. El comerciante no estaba de humor. Miró fijamente al necesitado que tuvo el descaro para interrumpirlo. - "Márchese. Salga de aquí y deje de molestar a la gente ocupada". Rabi Abraham se volvió y dejó la posada, sin insistir y nunca imaginando usar su identidad para coercer al donante involuntario.

Unos minutos después, cuando el comerciante terminó de estudiar sus cuentas, se preparó para salir y buscó su bastón, pero para su sorpresa no podía encontrarlo. Era una posesión apreciada y estaba muy disgustado. No le tomó mucho tiempo asumir que el pobre lo había robado en venganza. El comerciante persiguió al 'ladrón'. Unos metros más adelante se encontró con el sospechoso.

- "¡Déme mi bastón, ladrón!", gritó.

- "Lo siento, pero no he visto su bastón, buen hombre", Rabí Abraham contestó serenamente.

Pero el enojo del comerciante, en lugar de suavizarse, creció con ferocidad y virulencia hasta que incluso golpeó a Rabí Abraham. Sin embargo, el Rabino Principal de Frankfurt no respondió con enojo; se retiró y continuó con su misión.

La Providencia Divina hizo que el comerciante permaneciera más tiempo en Frankfurt. En Shabat se encontraba aún en la ciudad. En la tarde del día santo todos los judíos se reunían para oír palabras de Torá, y él decidió unírseles, porque supo que el Tzadik, Rabí Abraham Abish se dirigiría a la comunidad y deseaba oír al gran hombre personalmente.

El comerciante entró en el vestíbulo y levantó sus ojos al podio para echar un vistazo al Rabino. Para su gran susto, reconoció al hombre y la terrible escena de unos días antes vino a él. Incapaz de soportar la vergüenza, se desmayó. Cuando recobró la conciencia, estaba rodeado por feligreses que intentaban reanimarlo.

- "¿Qué ha pasado?", todos preguntaban ansiosamente. Con gran vergüenza, relató el terrible suceso.

- "¡Debe ir al Rabino y pedirle perdón!", fue el consejo de todos. El comerciante comprendió que debía hacerlo.

Cuando el Rabino terminó de hablar, atravesó a la muchedumbre, saludando a todos cortésmente. El comerciante estaba temblando, mudo por la turbación, cuando el Rabino se acercó. Rabí Abraham lo miró, pero no dijo nada; sólo sus ojos tenían un brillo de reconocimiento.

Antes de que el comerciante pudiera tartamudear una disculpa, Rabí Abraham habló con voz conciliadora, queriendo calmar al hombre.

- "¡Por favor, créame, yo no tomé su bastón! Le doy mi palabra de honor."

Al Rabino ni siquiera se le ocurrió que el hombre deseaba disculparse. Era tan humilde que nunca consideró su propio honor. El Rabino Principal de Frankfurt estaba disculpándose de nuevo ante el comerciante irreflexivo, incluso ante los ojos de sus admirados feligreses.

EL MES DE ELUL

Elul, el último mes del año judío, es un momento para rever el pasado y mirar a donde hemos llegado en la vida. Es una preparación para los próximos “Días Temibles”, Rosh Hashaná y Iom Kipur, cuando decidimos hacer las cosas mejor este año que el anterior.

El tema de Elul es regresar a tu ser esencial, llamado teshuvá, ayudado con plegaria y tzedaká. “El Rey esta en el campo”, dicen, queriendo decir que la chispa Divina dentro de ti está mucho más accesible, en la medida que la busques.

Algunas costumbres del mes de Elul:

• Todos los días (excepto Shabat) se toca un cuerno de carnero (Shofar) en los servicios matutinos. Es un llamado de atención para prepararnos espiritualmente para Rosh Hashaná.

• Cuando escribimos un correo, firmamos “Que seas inscripto y sellado para un buen año.”

• Agregamos el capítulo 27 de los Salmos en las plegarias de la mañana y la tarde.

• El Baal Shem Tov inició una costumbre de decir tres capítulos adicionales de Salmos, secuencialmente, cada día, desde el primero de Elul hasta Iom Kipur, cuando se completan el resto del libro de Salmos.

• Es una buena época para hacer revisar los tefilin y mezuzot por un escriba que asegure que están en buenas condiciones.

Selijot

Las Selijot son plegarias a D-os que piden perdón. Los judíos sefaradim recitan selijot especiales temprano todas las mañanas de Elul (excepto Shabat). Los ashkenazim comienzan estás selijot poco después de la medianoche del domingo anterior a Rosh Hashaná, a menos que esto no permita un mínimo de cuatro días de selijot, en cuyo caso comienzan el domingo anterior a ese. Las selijot se recitan diariamente antes de los rezos de la mañana (excepto en Shabat) hasta Rosh Hashaná. Muchos continúan recitándolas hasta Iom Kipur.

Intente ir a una sinagoga para selijot, dado que muchas de las plegarias solo se pueden decir con minian.

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