Mundo Judío

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La Unidad y las Diferencias - Aspiraciones Espirituales - Ser un Hombre Rico - Shavuot

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 259

Bemidbar

Horario de velas de shabat en Montevideo 

Viernes 7 de juniol 17.22

                                                                                        

LA UNIDAD Y LAS DIFERENCIAS

Por Tali Loewenthal 

La unidad y las diferencias son dos temas contrastantes, o aun conflictivos, de nuestro tiempo. Por un lado hay una búsqueda de unidad, de vincularnos, de olvidar nuestras diferencias y ser uno. Esto se aplica en las relaciones humanas, el mundo de los negocios, y es un elemento en la política internacional. Por el otro lado está el sentido de la individualidad, de una identidad única, de un camino y destino personal.

¿Cómo funciona esto para el Pueblo Judío? ¿Hay lugar para las diferencias o tenemos que ser todos iguales? Por supuesto que hay muchas comunidades: las sefardíes, que incluyen diversos grupos como los originarios de España, Iraq, Irán y Marruecos, y las ashkenazis, que incluyen a judíos de Lituania, Alemania, Polonia, Rusia, etc. Pero aun así, a pesar de estas diferencias, somos todos un solo pueblo.

Existe la misma tendencia dual dentro de cada comunidad, o incluso dentro de una familia. Cada persona es un individuo, con sus características únicas, y al mismo tiempo, todos juntos somos uno.

Nuestra parashá (Bamidbar 1:1-4:20) alude a este doble aspecto del Pueblo Judío. La parashá comienza el cuarto libro de la Torá, llamado en español el libro de “Números”. A pesar de que los judíos frecuentemente usan el nombre hebreo Bamidbar (que significa “En el desierto”) de hecho un antiguo nombre judío para este libro es parecido a “Números” (Sefer Hapekudim). La razón para este nombre es muy simple: el libro describe cómo el Pueblo Judío en el desierto, liderado por Moshé, es censado varias veces.

En nuestra parashá D-os le dice a Moshé que cuente al pueblo como individuos y también por familias dentro de sus tribus. Durante este proceso, Moshé y Aharón tienen con ellos a doce hombres, los líderes de cada una de las tribus, a quienes se los llama “representantes de la  comunidad” (Bamidbar 1:16), esto es: líderes no solo de sus tribus individuales, sino también de toda la comunidad.

El conteo de nuestra parashá difiere de un conteo previo del Pueblo Judío. En el censo anterior, llevado a cabo por Moshé, cada individuo fue contado por medio de un medio shekel y la suma total de los shekalim dio la cuenta de todo el Pueblo Judío (Shemot 30:12 y 38:25-26). En nuestra parashá, el conteo es también de los individuos pero ahora están agrupados por familias y por tribu. Además, varias personas,  Moshé, Aharón y las doce cabezas de tribus, están a cargo del censo.

Comentando esto, el Rebe de Lubavitch sugiere que cada tribu de hecho representa un camino distinto en la vida y el servicio a D-os. Vemos esto por las distintas bendiciones que Moshé les da a cada tribu al final de su vida (Devarim 33). El conteo por tribu y por familia dentro de cada tribu, expresa la significancia de ser diferente y distintivo. Al mismo tiempo, todos los diferentes caminos se unen juntos en una única totalidad que es el Pueblo Judío.

Es por este motivo que el líder de cada tribu está involucrado no solo en el conteo de su propia tribu sino también en el de toda la comunidad. De hecho, como cabeza de tribu él también es llamado “líder comunitario”: su responsabilidad se extiende más allá de su propia tribu, a cada integrante del Pueblo Judío.

Esto presenta un paradigma útil para nosotros hoy en día. Somos todos únicos, con cualidades distintivas. Al mismo tiempo formamos la totalidad del Pueblo Judío. Además, al igual que las cabezas de las tribus, nuestras responsabilidades son duales: para nosotros y nuestro grupo y también para todo el Pueblo Judío. Esta combinación de diferenciación individual y unidad es el secreto de nuestra fuerza.

ASPIRACIONES ESPIRITUALES

[D-os le dijo a Moisés] “Acerca a la tribu de Leví y preséntalos ante Aarón el sacerdote, para que lo sirvan.” (Bamidbar 3:6)

Los levitas fueron seleccionados de entre el resto del pueblo judío para actuar como los sirvientes personales de D-os.

Sin embargo, el sabio judío medieval Rabí Moshé Maimónides señala que cualquiera que desee dedicarse al servicio a D-os puede hacerlo. El que lo haga se convertirá en un “levita espiritual”, o incluso en un “sacerdote espiritual” o “¡sumo sacerdote espiritual!”, independientemente de su linaje tribal.

Hitvaaduiot 5745, vol. 4, págs. 2115-2116.

Números (Bamidbar) 1:1 – 4:20

Números, el cuarto libro de la Torá, describe el viaje del pueblo judío desde el pie del Monte Sinaí hasta el límite de la Tierra de Israel. La primera sección abre con D-os diciéndole a Moisés en el desierto (Bemidbar en Hebreo) que haga un censo de los hombres judíos adultos. El propósito del censo es formar a los hombres adultos en un ejército, por si fuera necesario luchar contra los ocupantes paganos de la Tierra de Israel.

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SER UN HOMBRE RICO

 

Berel nunca tuvo la ambición de ser rico. Cuando rezaba a D-os, no pedía riquezas. Pedía salud, satisfacción de los hijos, que D-os le diera más inteligencia para entender la Torá. Gracias a D-os tenía una buena esposa, hermosos hijos, y ganaba un modesto sustento. ¿Qué más necesitaba?

 

Berel vivía en una pequeña aldea llamada Jasnik, no lejos de Chernobyl, que era una ciudad pequeña pero tenía un gran Rebe, Rabí Mordejai Chernobyler. Cuando viajaba a Chernobyl para recibir estímulo espiritual, entregaba al Rebe dinero para caridad.

 

Cierto día, la aldea de Jasnik hervía de excitación. El Rebe venía en una de sus visitas. Berel estaba especialmente conmocionado pues el Rebe solía albergarse en su casa. Pero Berel pronto se vio desilusionado. El Rebe no estaría en su casa esta vez. Más aún, el Rebe dijo que Berel no debía aparecer ante él. El Rebe había dejado bien en claro que nada le haría cambiar de idea. Salvo que Berel traiga 2.000 rublos para Tzedaká. Berel estaba muy triste. El Rebe conocía su situación económica. Aun de vender su casa con todo lo que había en ella, no podría juntar la suma que esperaba de él. ¿Qué había hecho para merecer semejante castigo? Por una vez en su vida deseó haber sido un hombre rico, y por primera vez en su vida rezó ahora con todo su corazón para que D-os le permitiera traer al Rebe los 2.000 rublos para Tzedaká.

 

El Rebe vino y se fue. Cierto tiempo después la excitación volvió a apoderarse de Jasnik, pero esta vez era más bien pánico. Un batallón militar de asalto pasaba por la aldea y sus habitantes recibieron la orden de albergar a los soldados en sus casas. Ya era de noche cuando algunos soldados llegaron a la casa de Berel y anunciaron que pasarían allí la noche.

 

Consigo traían un pesado cofre que introdujeron en la casa y depositaron en uno de los armarios. Los soldados estaban muy cansados y pronto dormían profundamente. Sin embargo, en medio de la noche sonó una alarma. Los soldados, todavía medio dormidos, abandonaron la casa con mucha prisa y partieron junto a sus camaradas. Pero al otro día, un comando compuesto por unos veinte soldados regresó a la aldea y comenzó a registrar casa por casa, buscando alguna cosa olvidada por los soldados cuando respondieron a la alarma. Pasaron varias veces delante de la casa de Berel pero nunca entraron para revisar. Luego de varias horas de búsqueda inútil, la tropa se fue.

Pasaron varios meses. Berel casi había olvidado el cofre. Pero como nadie lo reclamaba, decidió mirar qué había en su interior. Se sorprendió al encontrarlo lleno de dinero, en billetes y monedas, y cayó en la cuenta de que evidentemente se trataba del tesoro del batallón intruso. Inmediatamente contó 2.000 rublos y sin avisar a nadie partió hacia Chernobyl. Muy alegre, se presentó ante el Rebe y colocó el dinero sobre su mesa. "¿De dónde sacaste el dinero, Berel?", preguntó el Rebe. Berel le contó.

Entonces el Rebe le dijo: "Verás, Berel, ésta es la verdad de la historia. Del Cielo me habían revelado que serías puesto a prueba con riquezas. El único obstáculo era que tú jamás habías rezado por ellas. Pero del Cielo querían escuchar de ti al menos una pequeña plegaria, que expresara tu deseo de ser rico. De modo que decidí ayudarte. El resto ya lo sabes. Sin embargo, Berel, recuerda que la riqueza puede ser una prueba más severa que la pobreza. Cuídate de ser merecedor de la confianza que D-os depositó en ti".

SHAVUOT

D-os le dio la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí hace más de 3300 años. Cada año, en la festividad de Shavuot, renovamos nuestra aceptación del regalo de D-os y Él “vuelve a darnos” la Torá.

La palabra Shavuot significa “semanas” y marca el fin del período de siete semanas que va de Pesaj a Shavuot.

La entrega de la Torá fue un acontecimiento espiritual de gran alcance; un evento que tocó la esencia misma del alma judía para toda la eternidad. Nuestros Sabios la compararon con una boda entre D-os y el Pueblo Judío. Shavuot, también, significa “juramentos”, pues en este día D-os nos juró eterna devoción, y nosotros, a la vez, nos comprometimos a serle eternamente fieles.

En la antigüedad, se ofrecían en el Templo Sagrado dos hogazas de pan enteras. Era también en este día que la gente empezaba a llevar bikurim, sus primeros frutos y los más selectos para darle las gracias a D-os por la abundancia con que contaba Israel.

La festividad de Shavuot es una festividad de dos días, que comienza con la puesta del sol del 5 de Siván y culmina el anochecer del 7 de Siván. (En Israel, es una festividad de un solo día, que culmina con el anochecer del 6 de Siván).

• Las mujeres y las niñas encienden las velas festivas para darle la bienvenida a esta festividad, tanto la primera como la segunda noche.

• La costumbre es que los hombres se queden despiertos toda la noche estudiando la Torá durante la primera noche de Shavuot.

• Tal como ocurre en otras festividades, se comen comidas especiales y no se pueden realizar “trabajos”.

• En Shavuot, se acostumbra a comer alimentos lácteos, entre otras razones, para conmemorar el hecho de que al recibir la Torá, incluso las leyes de kashrut, el pueblo judío no podía cocinar carne en sus ollas, que todavía tenían que ser kasherizadas.

 

• El segundo día de Shavuot, se recita el servicio de Recuerdo de Almas Izkor.

 

• En algunas comunidades, se lee en público el Libro de Ruth, ya que el Rey David, cuyo fallecimiento tuvo lugar en esta fecha, era descendiente de Ruth, la moabita.

 

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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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(Texto y fotos: Lily Dayton, cristiana israelí residente en Haifa)

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