Entrevistas

Un duelo del que no suele hablarse: perder a un hermano entre los escombros de la Embajada de Israel

Esta nota la publicamos en otro aniversario del atentado terrorista contra la Embajada de Israel en Buenos Aires. Sigue siendo relevante y emotiva. Por eso, en homenaje a un nuevo aniversario, 32 años después de aquella bomba, volvemos a publicarla. 

 

 

Judy Baumgold tiene razón. Cuando el terrorismo impone duelo a familias enteras, la atención suele ponerse en los padres que perdieron a sus hijos, en las mujeres que quedaron viudas y en los hijos que perdieron a su padre. Es natural…va contra la ley de la naturaleza que padres sepulten a sus hijos….Y es la mujer que vivía con el ser querido arrancado súbitamente de su rutina, quien vivirá diariamente el vacío que creó el asesinato. Y ni que hablar de los hijos que quedan huérfanos. Pero demasiada poca atención se presta a los hermanos que se convirtieron con una explosión en víctimas del terror. Y en cuyas vidas también se abrió un hueco imposible de llenar.

“Yo era 4 años mayor que David y tenemos otra hermana menor”, nos dice Judy Baumgold (77), hermana de David Ben Rafael, el sub jefe de misión en la Embajada de Israel en Argentina, uno de los 4 diplomáticos israelíes asesinados en el atentado terrorista contra la sede oficial de Israel en Buenos Aires aquel 17 de marzo de 1992, uno de los 29 muertos. Se había especializado en el tema de la lucha jurídica contra el terrorismo y terminó siendo una de sus víctimas. “Y cuando David murió, eso fue un terremoto para mí”.

Judy y David, la noche en la que él se casó

 

David nació en setiembre de 1948, en medio de la guerra de Liberación de Israel. En ese entonces la familia vivía en Estados Unidos y en 1953 se mudó a Israel por 4 años, al haber sido invitado el padre a un trabajo en la oficina del Primer Ministro. Luego volvieron a Estados Unidos, donde tanto David como su hermana mayor terminaron su primer título universitario.

Judy vive en Israel desde 1967. Vive en Jerusalem , tiene 4 hijas  y también es abuela , y se dedica a tratamiento clínico en psicoterapia. Enviudó hace unos años.

Aceptó conversar con nosotros un día antes de partir a Buenos Aires a los actos conmemorativos del 30° aniversario del atentado. Esta es la entrevista.

Judy Baumgold hoy

 

P: Judy ¿cómo era tu relación con David?

R: Era mi hermano menor. A mí me daba una gran alegría tenerlo. Me inspiraba una sensación de apoyo mutuo que me hacía mucho bien. Nos importaba mucho el uno del otro. Hubo años que no vivimos juntos, claro, porque yo salí ya a los 17 años y medio a vivir fuera de casa. Pero tengo hermosos recuerdos. Nos gustaba mucho reirnos juntos . Eramos muy fieles a la vivencia de familia, todos juntos, también con la familia más amplia, que era realmente muy grande.

P: Y todo eso quedó trunco por el atentado. ¿Dónde estabas cuando recibiste la noticia?

R: Recuerdo que eran las 20.30 horas en Jerusalem. Yo acababa de regresar a casa de llevar a mis hijas a una actividad de Hashomer Hatzair. Era Purim. Volví a casa y mi esposo me dijo que habían llamado con la noticia. Y desde entonces pienso siempre  qué significa ser una hermana de duelo. Es que en general…

P: Se habla de los padres, los hijos, la viuda…

R: Así es. Yo era la única de la familia que estaba en Israel en ese momento. Mis padres y mi hermana estaban en Estados Unidos . Así que todo lo relacionado a la repercusión del atentado en Buenos Aires, en lo que a nuestra familia respecta, fue en mi casa. Ante todo, las llamadas de teléfono sin cesar. Yo sentía que estaba en la sala de emergencia de la Cancillería. Otro tema es que no encontraron enseguida el cuerpo de David. Llevó dos días.

P: Qué guerra de nervios e incertidumbre…

R: Pero además, a la mañana siguiente del atentado, me llamaron de la Cancillería a decir que había aparecido en televisión alguien parecido a David, que lo habían visto y parecía que estaba bien. 

P: Ay Dios mío…

R: Terrible. Nos fuimos a dormir a la 1.30 de la madrugada , pero David aún no había llamado. De todos modos aún teníamos esperanza que esté en algún lado, quizás ayudando a sacar heridos. Y aferrados a lo que nos dijo también un amigo de David de Estados Unidos, que creyó haberlo visto por televisión.Se ve que ahí había empezado todo.

P: O sea que después de la primera noticia terrible, surge esperanza, y luego cuando pasan las horas y él no llama, seguramente no quieren desprenderse de la esperanza pero uno ya va entendiendo, hasta que llega el golpe definitivo…

R: Exacto. A la mañana siguiente, todo el mundo estaba en mi casa. Los numerosos amigos de mis padres en Israel, todos mis amigos, los amigos de David…llegaron también unos parientes de Estados Unidos .Yo tuve que viajar a Tel Aviv por algo de trabajo y decidí ir, porque seguíamos esperando el llamado de David, pensando que llegaría. Pero luego empecé a pensar que no es propio de él que no se comunique. Empecé a dudar. Al día siguiente, creo que al mediodía, dijeron en la Kneset que había algunos desaparecidos. David era uno de ellos.  Entendimos que la situación no era prometedora. Al día siguiente, 48 horas después del atentado, horas durante las que no sabíamos nada, llegó a casa una delegación del Ministerio de Relaciones Exteriores.  Entre tanto, mis padres viajaron de Estados Unidos a Argentina y Elisa, mi cuñada, la esposa de David, llegó a Israel con sus dos pequeños hijos .Noa tenía en ese momento 3 años y medio y Yonatan tenía 9 meses. Y la shivá, la semana de duelo, fue en mi casa.

 

P: Porque eras la única de la familia en Israel.

R: Así es. Y pensé en lo que eso significó para mí, como hermana de duelo, pero también entendí muy bien por qué el foco se suele poner en los padres que pierden a un hijo, y en la viuda que queda con niños pequeños. Es terrible. Y más en el caso de Elisa, que había alcanzado de hecho a vivir sólo unos años en Israel antes de viajar con David a Argentina. Era casi una nueva inmigrante. 

P: Y súbitamente convertida en un símbolo, al haber muerto el esposo, diplomático israelí, en un atentado terrorista.

R: Así es. Y la terrible noticia cambia la vida, la dinámica, de toda la familia. 

P: Y tú en lo personal ¿cómo lo viviste?

R: Para mí David era un hermano muy fiel en el que yo sentí que me podía apoyar …y sentí que de repente me quedé sola. Yo tenía 47 años en ese momento, pensé que mis padres irían envejeciendo y que habría que cuidarlos, y que ya no tendrían a su hijo varón. Mis hijas perdieron un tío muy querido. Las mayores eran especialmente cercanas a él. Venía mucho a casa durante años. No se piensa mucho en los hermanos de duelo, pero también sufren mucho.

Judy y David, de niños, con sus padres

 

P: ¿Cómo resumir lo que eso significó para ti?

R: Un terremoto. Todo cambió súbitamente. Cada uno vive la pérdida a su forma, claro. Cada uno con su papel. Éramos una familia muy cercana a pesar de estar viviendo a miles de kilómetros de distancia.

P: Y me imagino que a tu propio dolor se agregaba el deseo de apoyar a Elisa y tus sobrinos.

R: Exacto.Y a mis padres, lo cual fue cada vez más notorio a medida que fueron envejeciendo. David era un hijo muy dedicado y atento a las necesidades de nuestros padres. Y cuando él murió, claro que todo recayó sobre mí. Papá vivió hasta hace pocos años, falleció a los 100 años de edad. Ambos, papá y mamá, vinieron a Israel y les era muy importante dedicarse mucho a Yonatan y Noa, los nietos, los hijos de David y Elisa. 

P: Cada uno en un nuevo rol…

R: Sin duda. Y quisiera aprovechar esta oportunidad, si me permites, para destacar lo importante de la iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores que cada año realiza una ceremonia muy emotiva. Al principio yo no quería ir y mi padre me insistió. Hizo bien. Y este año, agradezco que el ministerio me  haya incorporado a la delegación a Buenos Aires. Pero en los actos que se hacen en Israel, se invitan a los familiares de todos los atentados que hubo contra diplomáticos israelíes en el exterior, más de una decena, una decena y media aproximadamente . Y uno va todos los años, y ve a todas las familias, a los hijos crecer, casarse, trayendo hijos al mundo…y esto se ha convertido en una tradición. Y esta vez, por primera vez también voy a Buenos Aires.

P: Y con ello representas de hecho también al país.

R: Sí, pero yo me siento más que nada representante de la familia. Hace años que quiero ir, ver allí el monumento, estar en el lugar en el que esto pasó. Me emociona mucho saber que estaré allí. 

P: El duelo, el dolor ¿va cambiando de forma con el correr de los años?

R: Sí, es cierto. Hay olas de tristeza que te invaden. Me ha pasado, estando en lugares que no es que te inspiran una asociación especial con David, pero me viene esa profunda tristeza que te embarga.  Es por el solo hecho de saber que mi hermano ya no está. 

P: ¿Alguna vez temiste que sea peligroso que David viaje como diplomático al exterior? Uno teme cuando un hijo se enrola en su servicio militar obligatorio a una unidad élite de combate, pero…¿el servicio exterior?

R: Lo que te puedo decir al respecto es que realmente no era algo que podía esperarse, que pase algo así en Argentina. Cuando David estaba por recibir un nombramiento en el exterior, las opciones eran India o Argentina. Y decidieron que sería mejor Argentina, un país en el que se habla español…

P: Idioma madre de Elisa…

R: Así es. Y también pensaron que allí sería más seguro con niños chicos.

P: Increíble…

R: Realmente ni se me ocurrió que esto podría ser peligroso. Argentina es considerado un país occidental. No pensé que allí podría ocurrir algo así. 

P: ¿Qué mensaje quisieras transmitir al mundo, 30 años  después de ese atentado, en lo que se refiere al lugar de Israel en el mundo y la lucha anti terrorista?

R: Que el terrorismo es inaceptable. Hay que tomar todas las medidas posibles para proteger a quienes están en riesgo.Treinta años después, es imposible olvidar. Todos recuerdan dónde estaban cuando recibieron la noticia del atentado. Todos estuvimos sumamente involucrados. Y ahora necesito decirte que lo que más recuerdo de David es cuando era un niño pequeño. Dulce, tímido, con un gran sentido del humor y sumamente creativo. Eso es lo que más me gustaba de él, que tenía todas esas facetas. Y te diré que Yonatan nos hace acordar mucho de él. Se le parece mucho.

P: Gracias mil Judy por todo esto. De corazón.

R: Gracias a ti.

Ana Jerozolimski
(17 Marzo 2024 , 14:21)

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(Texto y fotos: Lily Dayton, cristiana israelí residente en Haifa)

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