Una Cuestión de Ética - Médicos Físicos y Espirituales - Perspectiva - El Estudio de Torá
No. 242
Mishpatim
Horario de velas de shabat en Montevideo
Viernes 9 de febrero 19.27
UNA CUESTIÓN DE ÉTICA
Por Shlomo Yaffe
Gran parte de la historia de la aceptación de la Torá por parte de los judíos se encuentra al final de la lectura bíblica de esta semana, Mishpatim. Esto incluye la famosa afirmación "naasé venishmá", haremos (primero) y (luego) escucharemos y entenderemos, una aceptación completa de D-os sin condiciones.
Pero ¿por qué no está incluido este elemento importante en su lugar aparentemente más apropiado, la lectura de Itró que cuenta la historia de la entrega de la Torá?
Creo que la respuesta está en un concepto expuesto por Rabí Judah Halevi en su gran obra, El Kuzari. Allí el discute afirmaciones de profetas como Jeremías, Isaías y Amos, aparentemente denigrando y menospreciando los sacrificios ofrecidos por muchos judíos al final de la época del Primer Templo. ¿Cómo pueden reconciliarse esas afirmaciones con el mandamiento explícito en la Torá con respecto a la ofrenda de sacrificios? Y además, ¡rezamos tres veces al día por la restauración del Sagrado Templo y los servicios de sacrificios que se realizarán allí!
El Kuzari postula que la Torá fue dada a una nación compuesta de seres humanos íntegros y decentes. De otra forma, no hubiéramos sido merecedores de recibir este precioso regalo. Es por esto que los profetas criticaron los sacrificios de aquellos que hacían injusticias a otros. Ellos no se oponían a los sacrificios; reconocían que un korban, que en hebreo significa "acercar" (y no "sacrificar"), trata de acercarse a D-os. Sin embargo, si nos importa D-os, no vamos a pisotear a aquellos creados a Su imagen. Y si no nos importa D-os, ¿para qué realizar un korbán? ¿Acaso puede D-os ser sobornado? D-os tiene satisfacción de nuestro deseo sincero de acercarnos a El, no de un asado. Si estamos hundidos en un fango moral, no podemos elevarnos a las alturas del cielo.
Así también en nuestro caso: la lectura bíblica de Mishpatim discute los temas fundamentales de la ley civil. Cómo nos tratamos entre nosotros, cómo cumplimos con nuestras obligaciones financieras y fiduciarias, etc. Trata de la justicia y la igualdad con otros seres humanos.
D-os insertó la lectura de Mishpatim antes de volver hacia atrás en el tiempo para plantear elementos claves de la narrativa de la entrega de la Torá. Esta es Su forma de decir: "Para que puedan recibir la Torá completamente, ¡estudien Mishpatim! Sean buenos, decentes, seres humanos derechos que respetan la individualidad, dignidad y posesiones de otros. Cuando hayan hecho esto, puedo darles la Torá y elevarlos para que sean un 'goy kadosh', una nación santa".
Si no somos seres humanos desarrollados, "menschen", no hay recipiente donde la Torá repose, no podemos construir un edificio firme sobre un pantano.
Pero si nuestra humanidad, decencia y honestidad están presentes, somos una fundación sólida sobre la que podemos construir el edificio de la Torá y el judaísmo.
MÉDICOS FÍSICOS Y ESPIRITUALES
"[Si alguien daña a otro, el ofensor] debe pagar la cura completa [de la parte damnificada]." (Shemot 21:18)
Siempre que estamos enfermos, D-os requiere de nosotros que busquemos la ayuda de un médico calificado y sigamos sus instrucciones. A la vez, D-os ha facultado a los médicos para curar al enfermo. Pero mientras que los médicos están sólo exhortados a curar a todo aquel que esté enfermo, están obligados a intentar salvar a alguien cuya vida está en peligro.
Así como hay enfermedades del cuerpo que tanto amenazan como no amenazan la vida, así es también con las “enfermedades” espirituales. Espiritualmente, una persona está en “peligro mortal” cuando su condición ha comenzado a afectar su capacidad o deseo de cumplir con los mandamientos de la Torá, dado que es a través del cumplimiento de los mandamientos que nuestra vitalidad espiritual nos llega.
Las reglas que se aplican a un médico físico también se aplican a un “médico” espiritual, es decir a cualquiera capaz de ayudar a alguien “enfermo” espiritualmente. Cuando alguien sufre de una “dolencia” espiritual menor, se nos exhorta a que ofrezcamos asistencia espiritual. Pero cuando alguien está en “peligro mortal” espiritual, es decir que está amenazado su cumplimiento de los mandamientos de D-os, estamos obligados a ofrecer asistencia, sin permitir que otras consideraciones se pongan en el camino.
Likutei Sijot, vol. 2, págs. 529-530.
Éxodo (Shemot) 21:1 – 24:18
Luego de dar la Torá al pueblo judío, D-os le dijo a Moisés que ascienda nuevamente al Monte Sinaí, esta vez por 40 días, para enseñarle los detalles de las leyes de la Torá. La sexta sección del Libro de Éxodo es principalmente una selección de leyes (Mishpatim en Hebreo) que D-os le enseñó a Moisés mientras estaba en el Monte Sinaí.
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PERSPECTIVA
Una vez, un hombre se acercó al rabino DovBer, el famoso "Maguid de Mezritch", con una pregunta.
"El Talmud nos dice", preguntó el hombre, "que 'una persona debe bendecir a D-os por lo malo del mismo modo que lo bendice por lo bueno'. ¿Cómo es esto humanamente posible? Si nuestros sabios hubieran dicho que hay que aceptar sin quejas ni amarguras todo lo que es ordenado desde el Cielo, esto lo puedo entender. Incluso puedo aceptar que, en última instancia, todo es para bien, y que debemos bendecir y agradecer a D-os también por los acontecimientos aparentemente negativos en nuestras vidas. Pero, ¿cómo puede un ser humano reaccionar ante lo que experimenta como malo exactamente de la misma manera que responde ante lo que experimenta como bueno? ¿Cómo puede una persona estar tan agradecida por sus problemas como lo está por sus alegrías?
El rabino DovBer respondió: "Para encontrar una respuesta a tu pregunta, debes ir a ver a mi discípulo, Reb Zusha de Anipoli. Sólo él puede ayudarte en este asunto".
Reb Zusha recibió calurosamente a su invitado y lo invitó a sentirse como en casa. El visitante decidió observar la conducta de Reb Zusha antes de plantear su pregunta. Al poco tiempo, llegó a la conclusión de que su anfitrión ejemplificaba verdaderamente el dicho talmúdico que tanto lo desconcertaba.
No podía pensar en nadie que hubiera sufrido más dificultades en su vida que Reb Zusha: un pobre espantoso, nunca había suficiente para comer en la casa de Reb Zusha y su familia estaba acosada por todo tipo de aflicciones y enfermedades. Sin embargo, Reb Zusha siempre estuvo de buen humor y alegre, y constantemente expresaba su gratitud al Todopoderoso por toda Su bondad.
¿Pero cuál fue su secreto? ¿Cómo lo hace? El visitante finalmente decidió plantear su pregunta.
Entonces, un día, le dijo a su anfitrión: "Deseo preguntarte algo. De hecho, este es el propósito de mi visita; nuestro Rebe me dijo que puedes darme la respuesta".
"¿Cuál es tu pregunta?" preguntó Reb Zusha.
El visitante repitió lo que le había pedido al Maguid. "Usted plantea un buen punto", dijo Reb Zusha, después de pensar detenidamente el asunto. "¿Pero por qué nuestro Rebe te envió a mí? ¿Cómo puedo saberlo? Debería haberte enviado a alguien que haya experimentado sufrimiento…"
EL ESTUDIO DE TORÁ
Los judíos tienen fama de ser un pueblo brillante. De hecho, hemos sido durante cuatro mil años un pueblo de libros y de sabiduría, lo cual equivale a muchísimos libros y muchísima sabiduría acumulada. ¿Qué clase de sabiduría? Bueno… al principio, la que se refiere a las normas, lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Después, la que transmiten las historias y las leyendas. Y más tarde, aparece la verdadera y profunda sabiduría, la de saber cuál es el sentido de la vida, que comprende los secretos de la Kabalá y de los maestros jasídicos.
Todo eso te está esperando. De hecho, es tu legado personal. Es lo que llamamos la Torá. La Torá comparte la misma etimología que la palabra hebrea orá, que significa “luz”, porque sus enseñanzas arrojan luz sobre la vida y muestran qué camino debes tomar. Su estudio es una mitzvá; en realidad, la más grande mitzvá que tenemos.
Cuándo
“Se la enseñarás a tus hijos y pronunciarás sus palabras cuando estés sentado en tu casa, cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deuteronomio).
El judío siempre estudia la Torá, 24/7/365. Nos tomamos un recreo para comer, para dormir, para rezar, para ganarnos el sustento y para recargar fuerzas. El resto del tiempo, nos conectamos con D-os para estudiar Su sabiduría.
El requisito es que uno fije una cierta cantidad de tiempo mínimo para el estudio, por lo menos, una vez de día y una vez de noche. ¿No puedes dedicarle todo el tiempo que quisieras? Entonces contribuye al mantenimiento de una ieshivá y de ese modo hazte socio de sus estudios.
Quién
Los ricos y los pobres, los sanos y los enfermos, los viejos y los jóvenes, los muy capaces y los no tan capaces. La Torá es el legado de/para todos los judíos.
Qué
“No es tu tarea finalizar el trabajo, pero tampoco estás libre de abstenerte de él…” (Pirkei Avot).
Comienza estudiando las reglas que incumben tu vida cotidiana, el Shabat, las fiestas, etc. Y luego, continúa, hay material de estudio más que suficiente para cubrir varias vidas.
Articula las palabras que pronuncias al estudiar. Deja que la santidad impregne y depure tu cuerpo.
Cómo
Participa de una clase en la sinagoga de tu zona. O conéctate online con un sitio web de Torá, como por ejemplo, www.jabad.com.uy.
MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
2709 0405 , CP1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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