Los 10 Mandamientos: La Historia por Dentro - El Poder del Entusiasmo - Honestidad Extrema - Una Casa Llena de Libros de Torá
No. 242
Itró
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LOS DIEZ MANDAMIENTOS: LA HISTORIA POR DENTRO
Por Naftali Silberberg
Los Diez Mandamientos fueron grabados en dos tablas. Los cinco mandamientos tallados en la primera tabla tratan de la relación entre el hombre y D-os; la segunda tabla contiene cinco mandamientos que conciernen a la relación del hombre con su prójimo.
De los 613 mandamientos bíblicos, D-os seleccionó estos diez para que se les dé una atención especial. Directamente se los comunicó a los judíos sin usar a Moshé como intermediario, y los inscribió en las tablas que fueron puestas en el Arca Sagrada dentro del Kodesh Hakodashim. Es evidente que a pesar de que las mitzvot son vitales, las cinco labradas en la primera tabla fueron elegidas porque forman la base de nuestra relación con el Creador, mientras que las últimas cinco sirven como la fundación de nuestra relación con el prójimo. El siguiente es un intento por ahondar brevemente en el significado más profundo de los Diez Mandamientos.
1. Yo soy Hashem, Tu Elokim, Quien te sacó de la tierra de Egipto. No está por debajo de D-os, el Todopoderoso, ante quien "todo es considerado como nada", el interferir personalmente en el funcionamiento de este mundo, para liberar a una nación perseguida de la mano de sus opresores. Siempre podemos confiar en que Él nos está observando atentamente y controlando todos los eventos que afectan nuestras vidas.
2. No tengas otros dioses ante Mi. D-os es el único que controla todos los eventos y circunstancias. Ninguna otra entidad, ni el gobierno, tu jefe o tu cónyuge, pueden beneficiarte o dañarte a menos que D-os lo haya decretado así. Cada uno de nosotros comparte una relación especial con D-os, y ningún poder puede interferir y perturbar esta relación.
3. No tomes el Nombre de Hashem, tu Elokim, en vano. La relación recién descrita puede ser íntima y personal, pero nunca debemos perder la perspectiva, Él es nuestro Creador, no nuestro amigo. Así como la familiaridad hace que haya menos respeto, también rezar tres veces al día puede embotar los sentidos y hacer que se pierda algo de la reverencia debida al Rey de los reyes.
4. Recuerda el día de Shabat para santificarlo. Mantener esta relación con D-os requiere esfuerzo de nuestra parte. Frecuentemente estamos tan inmersos en nuestra rutina diaria que olvidamos que en realidad es nuestra conexión con D-os lo que más importa. Por lo tanto, D-os nos ordenó asignar un día cada semana para mantener la relación. Este es el Shabat, un día para enfocarse en las prioridades reales de la vida, y extraer inspiración para la siguiente semana.
5. Honra a tu padre y a tu madre. ¿Por qué este mandamiento está incluido en la tabla "entre el hombre y el Creador"? ¿No pertenece a la segunda tabla? Quizás la lección es que a pesar de que le debemos todo a D-os, no debemos olvidar expresar gratitud a aquellas personas a quienes D-os facultó para ayudarnos en nuestro viaje por la vida. Como dice el Talmud: "El vino pertenece al anfitrión, pero también al mozo se le da las gracias".
A pesar de que muchas de las siguientes prohibiciones son advertencias contra pecados graves que muchos de nosotros no consideraríamos cometer, estas prohibiciones tienen connotaciones sutiles que son aplicables a toda persona.
6. No asesines. El asesinato es el resultado de que una persona considere a otra totalmente insignificante. En verdad, cada ser humano fue creado por D-os a Su santa imagen, y por lo tanto tiene un derecho innato a existir. El primer mensaje que debemos internalizar es la importancia de respetar a cada individuo. D-os piensa que esta persona es importante, nosotros también deberíamos hacerlo.
7. No cometas adulterio. Amor descarriado. Si, debemos ser afectuosos, amables y respetuosos con todos, pero el amor no es un cheque en blanco que justifica todo. Hay pautas que debemos seguir. A veces, el amor leal, a un hijo, estudiante, persona del sexo opuesto, implica ser severo y abstenerse de exhibir amor.
8. No secuestres. La esencia del secuestro es utilizar a otra persona para el beneficio personal. Enfocarse en ser un amigo de verdad; no estar en la relación solo por beneficio propio. Estar allí por un amigo aun cuando nos resulte incómodo o inconveniente.
9. No atestigües en falso en perjuicio de tu semejante. Toda persona es como un juez. Estamos constantemente observando a nuestros conocidos y amigos, juzgandolos por cada palabra y acto. Debemos ser cautelosos de la tendencia de dar falso testimonio en el proceso de emitir nuestro veredicto personal. Siempre debemos dar el beneficio de la duda, tomando en consideración varios factores que podemos ignorar, para asegurarnos que no lleguemos a un juicio erróneo.
10. No codicies las posesiones de tu prójimo. ¡Alégrate por la suerte de tu vecino! Todos los ejercicios anteriores empalidecen en comparación con este mensaje final dado por los Diez Mandamientos. Luego que nos hayamos entrenado en respetar intelectualmente a nuestros semejantes y verlos consistentemente de forma positiva, ahora es hora de involucrar nuestro corazón. Amarlos. Alegrarse por sus logros. Compartir su tristeza durante sus momentos difíciles. No tener miedo de involucrarse emocionalmente, ¡de eso se trata la familia!
EL PODER DEL ENTUSIASMO
"Todo el Monte Sinaí estaba cubierto de humo porque D-os había descendido sobre él en fuego." (Shemot 19:18)
El hecho de que la montaña estuviera cubierta de humo indicaba que la entrega de la Torá permitió que el mundo físico sea afectado por la espiritualidad. Esto enseña que la clave para transformar todos los aspectos de la vida - espacio, tiempo y conciencia - es asegurarnos que todos los aspectos de nuestra vida religiosa estén imbuidos con “fuego”, es decir, calidez y entusiasmo por D-os y Su Torá.
Séfer HaMaamarim 5701, pág. 129; Likutei Sijot, vol. 13, pág. 151.
PARASHÁ EN 30"
Éxodo (Shemot) 18:1 – 20:23
La quinta sección del libro de Éxodo comienza con el relato sobre cómo el suegro de Moisés, Jetro (Itró en Hebreo) se une al pueblo judío en el Monte Sinaí. Continúa con la culminación de toda la historia humana hasta ese momento: la entrega de la Torá. Entre estos dos relatos está la narrativa de cómo Jetro le aconsejó a Moisés, luego del descenso de Moisés del Monte Sinaí, para que estableciera un sistema judicial.
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HONESTIDAD EXTREMA
Hace muchos años, cuando el Templo de Jerusalém estaba en pie, vivían allí dos tenderos llamados Rabí Elazar ben Tzadok y Aba Shaul ben Botnit. Los dos hombres eran vecinos y amigos y se conocían de toda la vida. Pero además de ser amigos, compartían un rasgo de carácter maravilloso y raro: una honestidad absoluta y estricta.
Está relatado en el Talmud que como favor a sus prójimos judíos, estos dos hombres preparaban reservas de vino y aceite antes de cada fiesta para que los vecinos de Jerusalém tuvieran lo que necesitaban para celebrarlas apropiadamente. Decenas de miles de judíos venían a Jerusalém para las fiestas y se les daba la bienvenida en casas a lo largo de la ciudad. Con tantos invitados, no era ninguna maravilla que sus corteses anfitriones a veces quedaran sin aceite o vino durante una fiesta.
Siempre que eso pasaba, podían ir a lo de Rabí Elazar o Aba Shaul y tomar lo que necesitaban. Claro, ningún dinero se puede usar en las fiestas, pero no faltaba de esas dos necesidades para preparar las comidas festivas. Incluso durante los días del intermedio de las fiestas de peregrinación de Sukot y Pesaj, los dos generosos comerciantes preparaban de antemano y dejaban disponible su mercadería a aquéllos en la necesidad, para poder pasar su tiempo estudiando Torá.
No sólo practicaban estos hechos de gran bondad, sino incluso en los días laborables eran excelentes en su adhesión a la Mitzvá de la honestidad. Cuando terminaban de colocar los volúmenes de uno de sus recipientes en el recipiente de un cliente, dejaban el suyo encima del recipiente cliente y permitían que las jarras gotearan en el receptáculo del comprador. Sólo entonces estaban seguros que le habían dado todo lo que le pertenecía.
A pesar de sus esfuerzos, los dos rabinos temían que un poco de aceite y vino se había aferrado a los bordes de los jarros. ¿Qué hacían? Cada uno tenía un recipiente especial en el que volcaba las últimas gotas. Durante muchos años, llenaron trescientos barriles de aceite y trescientos barriles de vino.
Un día, decidieron traerlos al Templo Santo. Después de todo, no los consideraban de su propiedad, y tampoco podían darlo a los clientes. Decidieron consagrarlo. Se reunieron con los tesoreros del Beit HaMikdash.
- "¿Qué han traído?", preguntaron.
- "Hemos traído trescientos barriles de vino y trescientos barriles de aceite para el uso en el Templo. Nos ha tardado muchos años juntarlo, del goteo de los lados de nuestros jarros. No quisimos beneficiarnos con algo que no nos pertenece, y tampoco podíamos darlo a nuestros clientes."
- "No era necesario guardar esos pequeños sobrantes," comentaron los tesoreros. "Sus clientes entienden que las gotas se adhieren a los lados de sus jarros, y saben que habrá un poco de pérdida."
- "No obstante", los hombres continuaron,"no queremos nada que no es legítimamente nuestro."
- "Ya que desean guardar esta alta norma, aceptaremos su ofrenda. El aceite y el vino se usarán para el bien de la comunidad. Los venderemos y de las ganancias excavaremos pozos de agua para los peregrinos en las fiestas. Los residentes de la ciudad también podrán usarlos. Así que, incluso sus propios clientes, se beneficiarán con su ofrenda, y ustedes estarán tranquilos."
Los dos comerciantes dejaron el Templo Sagrado con sus corazones llenos de alegría, sabiendo que nunca cedieron de sus costumbres de honestidad estricta y bondad.
UNA CASA LLENA DE LIBROS DE TORÁ
Un recipiente se define por su contenido. Por ejemplo, si una jarra contiene aunque sea un poco de agua, dirás “pasame el agua”.
Tu casa también se define por su contenido. Aparte de aquellos que viven en ella, los objetos más significativos son los libros de Torá que cubren los estantes y están diseminados en tu casa. Ellos transforman el ambiente en el que vives.
Hay otra ventaja de llenar tu casa con libros de Torá: Tu o tus hijos pueden tomar uno y leer un poco. Y luego, tal vez, comenzar a hacer algunas preguntas. Cuidado: este comportamiento se puede volver costumbre.
Libros Básicos
Empieza con lo básico, y expande a partir de allí. Esta es una guía para principiantes. Todos estos están disponibles con traducción.
Jumash (Los Cinco Libros de Moshé)
D-os dicta, Moshé transcribe, y tu debes tener el libro en tu casa.
Tehilim (Los Salmos de David)
El libro sobre el que tus antepasados volcaron su corazón.
Sidur (Libro de Rezos Judío)
Se necesitaron 120 sabios y profetas para componer una forma para que todos los judíos hablen con D-os.
Tanaj (La Biblia)
Toda profecía y escritura divinamente inspirada que los sabios determinaron que se necesitaría en cada generación. Asegúrate de obtener una traducción auténticamente judía.
Talmud
Compendio voluminoso de discusiones, debates y anécdotas que definieron la práctica judía en el comienzo de la Diáspora. La carne y las papas del aprendizaje judío.
Kitzur Shuljan Aruj
Guía muy popular de práctica judía para toda persona, publicado por primera vez en 1864 por una reconocida autoridad húngara en ley judía.
Tania
La obra más importante de las enseñanzas jasídicas, mezclando y balanceando los aspectos místicos y prácticos del pensamiento clásico judío.
Vida en los Libros
Tratamos a los libros de Torá con respeto: los besamos cuando se caen, nos cuidamos de dejarlos siempre con la tapa hacia arriba, y nunca los usamos para otra cosa que no sea leer y estudiar.
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