Con Eyal Naveh, de los fundadores de la organización de protesta “Ajím Lanéshek”
Hace muchos meses, que hoy parecen sumamente lejanos, Israel estaba inmerso en una profunda discusión interna a raíz del plan de reforma judicial presentado por el gobierno, que sus opositores sostenían era un golpe de Estado jurídico que apuntaba a socavar las base esencial de la democracia israelí alterando la independencia de la Suprema Corte de Justicia. El gobierno rechazaba la acusación y sostenía que sólo quería corregir elementos que estaban mal y desequilibrados en las relaciones entre los poderes.
Uno de los principales protagonistas de la protesta era Eyal Nave, quien fundó junto a otros oficiales en la reserva de las Fuerza de Defensa de Israel la organización “Ajím Lanéshek” que significa “Hermanos de Armas”. El grupo tuvo una polémica iniciativa: organizar a todos aquellos reservistas que advertían que no se presentarían al servicio si el gobierno aprobaba la reforma judicial.
Sus críticos, ante todo los miembros del gobierno, los acusaban de incitación a rebelión y de arriesgar la seguridad nacional. Ellos recalcaban que su “contrato” era con un Estado democrático y que si el gobierno cambiaba las normas, ya no estarían dispuestos a servirlo. Para ellos, era otra forma de luchar por la seguridad nacional.
Quienes dudaban de su patriotismo, tuvieron la respuesta clave el 7 de octubre. Muy pocas horas después de quedar clara la envergadura del horror , “Ajím Lanéshek” anunció en forma tajante que se pone al servicio de la ciudadanía para combatir por la seguridad nacional y ayudar a la sociedad civil en todo lo necesario.
Los desafíos eran múltiples. También bajo fuego. Enorme cantidad de voluntarios de la organización se dirigieron por su cuenta al sur a rescatar ciudadanos encerrados en los refugios, mientras terroristas aún se encontraban en el terreno.
El líder de “Ajím Lanéshek” es Eyal Navé, oficial de combate que destaca que las distintas etapas de la actividad de la organización estaban y están todas abocadas a servir al Estado de Israel.
Nos reunimos con Eyal hace un tiempo en el principal centro de voluntariado de Israel, que funcionaba en la feria “Expo” de Tel Aviv.
P: “Ajim Laneshek” - hasta hace un tiempo, era el símbolo de las protestas y ahora de la participación civil en pro de la sociedad. Es todo parte de lo mismo ¿verdad?
R: Para mí, es lo mismo. Es el mismo sionismo que nos motivaba antes, por el cual sentíamos que era necesario luchar para preservar al estado judío y democrático por generaciones. Es el mismo sionismo que nos dice “dejemos a Tzahal triunfar”, que cuida a la gente que vive en la zona adyacente a Gaza, conocida como el “Otéf”, que abraza a las familias que han perdido a sus seres queridos y a las familias de los desaparecidos, y crea una sociedad mejor y más fuerte. Es todo lo mismo. No sucedió nada… es lo mismo: bajé la bandera de la protesta y empecé a trabajar para nuestro Estado, eso es todo.
P: Ahora la bandera fue izada por otro objetivo…
R: Quiero decir que la bandera está enarbolada bien en alto: vemos aquí la unidad, la gente, el amor de este pueblo. La gente que nos dice: nos enseñaron a odiarlos y ahora los amamos, ustedes son ángeles que debemos besar, queremos gente como ustedes. La mejor gente aquí proviene de todos los matices del espectro político israelí. Todos estamos para un mismo objetivo; ayudar a Tzahal a triunfar.
P: No se trata tan sólo de un lema, sino que realmente vemos aquí gente religiosa, laica, de derecha, izquierda. ¿Cómo lo vives en el día a día, Eyal?
R: Hay aquí de todo… hay aquí la comprensión de que había alguien que desde arriba nos dividía, nos decía que somos diferentes, que nos odiamos unos a otros, pero no es cierto. Este pueblo sabe unirse, estar juntos… Este pueblo sabe unirse en tiempos de crisis. Fue así como hemos vencido en todas las guerras y así lo haremos también ahora, en esta guerra.
P: ¿Te sorprende toda esa participación increíble del pueblo de Israel?
R: No, no me sorprende. Siempre lo supe. Sabía que tenemos decenas de miles de personas que vendrían a ayudar. Aquí todos son voluntarios, todos vienen a ayudar, cada cual su granito de arena, con responsabilidad, dedicación y determinación. Así triunfaremos.
P: Creo que uno de los puntos más emotivos de todo lo que han hecho, fue la operación de rescate de civiles de la zona de alrededor de Gaza (el “Otef”).
R: Debemos comprender que la gente de la zona de alrededor de Gaza (el “Otef”), se encuentra todavía con la sensación que el Estado fue ocupado. Establecimos un Centro de operaciones (“Jamal”) en la zona de Beit Kamá, allí evacuamos a más de 2000 familias, familias que se encontraban dentro de las habitaciones de seguridad, encerradas, durante toda la semana. Incluso a un señor mayor que rescatamos de Turía que tenía la percepción que el país había sido ocupado en su totalidad. Vinimos con la sensación de que somos ciudadanos, los rescatamos y los sacamos de allí. Les ayudamos con asistencia psicológica y una familia adoptiva.
P: Físicamente, los rescataron del infierno, en medio del fuego.
R: Sí, simplemente así, no hay otra palabra.
P: ¿Israel será diferente ahora?
R: Sí, es necesario un Israel diferente. Debemos hacer “restart”, reiniciar, desde el comienzo. Debemos unificar las fuerzas, debemos crear una sociedad en la cual la gente tenga como principio “vivir y dejar vivir”, en la cual puedan vivir todas las corrientes del judaísmo, en la que cada uno haga lo que es bueno para sí y permita al prójimo hacer lo que es bueno para él. Queremos un Estado judío, democrático, liberal y fuerte.
P. Muchas gracias, Eyal.
R: A ti por el interés.