Entrevistas

Itai Friedmann, desde el sur, con alivio: A nuestro kibutz no llegaron

Al hablar hoy en día de la población del sur de Israel, viene de inmediato a la mente la imagen del cruento asalto terrorista del 7 de octubre, la masacre en varias comunidades civiles, los asesinatos, las violaciones y el horror. Evidentemente, no fue lo mismo en todas partes. Por un lado los terroristas llegaron a casi 30 kilómetros de la frontera entre Gaza e Israel, a la ciudad de Ofakim, donde mataron a más de 50 personas pero no secuestraron a nadie. Por otro, hay kibutzim mucho más cercanos, que inexplicablemente no fueron blanco de ataques porque por razones técnicas los terroristas no llegaron a sus puertas. Uno de ellos, afortunadamente, es el kibutz Rujama, que aunque está a solamente 11-12 kilómetros de la frontera, se salvó.

“Es todo cuestión de suerte”, nos dice Itai Friedmann que allí reside con su familia, explicando que los terroristas transitaron por una carretera que no los podía conducir a Rujama, lo cual determinó la diferencia entre la vida y la muerte.

Itai es para nosotros, ante todo, el hijo de los queridos amigos uruguayos-israelíes del kibutz Ein Hashlosha Ruben Friedmann y Estela Waiserbas. Ruben es el incansable columnista de deportes de Semanario Hebreo desde hace años.Pues con ese trasfondo de cariño personal nos comunicamos con Itai para pedir que comparta con nosotros su experiencia personal en la zona,  sabiendo que aunque los terroristas no llegaron a su kibuz, la guerra es parte también de su realidad.

El mayor tesoro familiar.Ruben y Estela con sus hijos y nietos. A su izquierda, Dana y su esposo Liran con sus hijas Amit y Yuval. El menor, Yftaj, en brazos de su abuela. A la derecha, Itai y Tal con Yair y Erez y adelante del todo, su hijo menor Nevó.

 

Itai (42) vive en Rujama  con su esposa Tal (41)  y sus tres hijos Yair (10), Erez (8) y Nevó (3). Trabaja en una empresa de seguridad informática, ciberseguridad, encabezando un equipo de analistas en la empresa, que está ubicada en Tel Aviv. Tal es enfermera en el hospital Barzilai de Ashkelon, que en esta guerra es la ciudad a la que más cohetes se han disparado desde Gaza. 

La familia se mudó a Rujama desde Gedera hace algo más de 2 años, para acercarse a la familia ya que además de los padres en Ein Hashlosha, también su hermana Dana está en la zona, concretamente en el kibutz Gvaram.

 

La vida en comunidad, no lejos de Gaza

P: Itai, quiero comenzar con un mensaje optimista. La zona en la que vives-el kibutz Rujama está en Shaar HaNeguev- y la zona vecina de Eshkol, donde viven tus padres, son por un lado escenario de ataques desde hace años. Por otro, al menos hasta esta guerra, mucha gente esperaba mudarse a alguna de las localidades de la región. Es increíble ¿no?

R: Así es. Estos dos consejos regionales han florecido considerablemente en los últimos años. Hay listas de espera para vivir en estas poblaciones. Si bien hubo toda serie de rondas de ataques, eso no amedrentó a la gente que quería venir a vivir aquí, que estaba dispuesta a pagar el precio de sufrir ataques de cohetes algunas veces por año, por lo cual tendrían que irse por varios días a otra parte, sabiendo que luego volverían a vivir aquí.

 

P: Como suelen decir muchos.. 5% de infierno en 95% de paraíso. 

R: Así es, es una zona con una calidad de vida alta, población muy fuerte, muchos jóvenes nacidos en kibutzim que se habían ido a la ciudad, volvieron y fueron acogidos en nuestra zona. Desde ese punto de vista, la zona floreció: se abrieron muchos negocios y, por consiguiente, se construyeron nuevos barrios. La zona pasó a ser una de las más solicitadas, en particular, después de la pandemia, la gente vio que se podía trabajar a distancia. Por lo tanto, todo parecía perfecto, además de un terreno que no era demasiado caro, y por lo que todo parecía extraordinario.

 

P: Recordemos que de todos modos no se puede olvidar el peligro latente desde el otro lado de la frontera. El tema es que la gente apunta a concentrarse en la parte buena, a pesar del peligro.

R: Exacto. Precisamente te diré que mi esposa no estaba dispuesta a que vivamos en una de las localidades cercanas a la valla fronteriza.  Quería un lugar donde casi no caían cohetes, y, por suerte, por alguna razón técnica, casi no llegan a Rujama. casi no llegan a Rujama. Así que cuando en Rujama se inauguró un nuevo barrio pudimos incorporarnos.

 

P: Creo que uno de los elementos claves en la explicación del hecho que hay hasta lista de espera en esa zona-había, al menos, hasta la masacre- es la intensidad y fortaleza de la vida comunitaria.

R: Sin duda. En estas poblaciones tenemos una vida comunitaria muy desarrollada que incluye muchísimas actividades culturales, educativas. La educación aquí es de muy buena calidad, la escuela es de un nivel muy alto, es mucho más sencillo educar a niños en una comunidad y, desde ese punto de vista, era muy atractivo para muchísimas personas.

Y Rujama concretamente es un kibutz comunitario. Sabes que han cambiado cosas en los modelos de los kibutzim. Por un lado,mi sueldo no entra a la caja del kibutz sino que es mío, pero sí hay una caja común de solidaridad.

 

P: ¿Qué significa eso?

R: Que se paga impuestos más altos para la solidaridad, para apoyar a alguien que se encuentre en dificultades económicas. Tenemos también un fondo del kibutz. En segundo lugar, hay muchísimas actividades y eventos, etc., realizados por la comunidad en forma totalmente voluntaria. Si se organizan, por ejemplo, los “jaguim”, las festividades, nadie paga. Si un amigo viene a pasar aquí la festividad, o digamos si alguien viene y prepara comida, pero también nos organizamos cada familia, por ejemplo en Sucot se reúnen para una velada en la sucá y cada cual trae la comida. O para construir una sucá, voluntarios se organizan para ayudar, quien quiere venir lo hace. Hay quienes están más vinculados con la comunidad, otros menos, hay quienes son más voluntarios. Incluso ahora, por ejemplo, en esta situación nos organizamos para hacer guardias en forma voluntaria.

En educación, tenemos educación no formal, como antaño. Si bien se paga, funciona el “Beit hayeladim”, la casa de los niños, donde van las personas con niños, y durante las vacaciones de verano continúa. Es decir, desde ese punto de vista es muy cómodo criar niños. Aquí, está todo organizado, por supuesto se paga por ello, se paga un poco más, pero se obtiene mucho más. Si le preguntásemos a la gente si estaría dispuesta a renunciar a eso, y que les devuelvan el dinero, la respuesta de la gente sería negativa. 

 

Tiempos de emergencia

P- Itai, ¿en qué medida el hecho de tener la comunidad ayuda en tiempos de emergencia?

R- En primer lugar, la comunidad ayuda en emergencia. Por ejemplo, la zona aquí quedó paralizada. Nosotros no fuimos evacuados porque no estamos en los 7 km de la frontera, la distancia que se determinó como de evacuación obligatoria, pero el Comando de Defensa Civil  prohibió aglomeraciones, no hay clases y la escuela no se abrirá hasta el final del año lectivo. Entonces, ¿qué hizo la comunidad? Primero que nada, se reunió para tratar de establecer marcos de estudio, al comienzo fue en forma voluntaria, los padres se turnaban para poder volver a la rutina, una vez que los niños estuvieran en marcos, también los jóvenes y demás. Desde ese punto de vista, la gente participó, no sólo en la educación sino también en las guardias. Logramos organizar días de servicio de reserva, porque la gente tenía que volver a trabajar, etc. De esta manera, pasamos las dos primeras semanas, cuando se temía la posible incursión de células de terroristas en la zona. Este es precisamente el valor de la comunidad. 

 

P: Es clave en muchos ámbitos…

R: Así es. Se reflejó también en la agricultura. Hubo, por ejemplo, cosecha de naranjas y muchos de los trabajadores extranjeros se habían ido, así que  necesitábamos ayuda. Y la gente simplemente se alistó para ayudar. Dicho sea de paso, nuestro kibutz se dedica a la agricultura, tenemos alguna que otra fábrica muy pequeña de cepillos para la industria, y además alquilamos terrenos y demás. En Rujama se encuentran los cultivos de campo más grandes de Israel. La mayor parte del trigo que crece en Israel viene de aquí. Cuando vengas aquí en 2 meses, lo verás, campos verdes combinados con flores, las anémonas (las famosas “kalaniot”), una combinación extraordinaria de verde y amarillo. 

 

P:  ¿Qué sucede en los campos? La agricultura se vio menos afectada, pero me imagino que los trabajadores extranjeros se asustaron y se fueron.

R: Aquí, en las dos primeras semanas, acompañamos a los agricultores al salir a los campos. Los miembros del kibutz acompañaban a la agricultores para que se sintieran más seguros en el trabajo en los campos. 

Me refiero a agricultores, miembros del kibutz, que trabajan en la agricultura y tenemos también trabajadores extranjeros, la mayoría de ellos casi no se fueron, porque aquí no sucedió lo que en otros kibutzim

 

P: Donde hubo tragedias de asesinatos de numerosos trabajadores de Tailandia por ejemplo, y también secuestrados.

R: Así es. En esos otros kibutzim llegan muchísimos voluntarios de todo el país que vienen a ayudar en la cosecha, como es el caso de Ein Hashloshá. 

Incluso me llamó gente de Brasil que querían venir a Israel como voluntarios para trabajar en la agricultura…

 

La guerra, tocando la vida personal

P:  Respecto a la guerra, más allá del susto, el dolor y demás, hubo gente que se vio perjudicada en lo personal, tal vez en forma indirecta… porque sin duda toda persona conoce a alguien que vive en el sur. Supongo con también en tu caso, si bien no llegaron a tu kibutz, me imagino que también niños de la clase de tu hijo Yair fueron afectados.

R: Por supuesto. Una niña de la clase de Yair,  Ofri Brodetz, su mamá y sus dos hermanos fueron secuestrados. Afortunadamente ya regresaron, pero estuvieron allí mucho tiempo, fue muy duro. Y hubo niños de la edad de Erez, del kibutz Kfar Aza, secuestrados e incluso asesinados. 

Esto influye en todos los niveles, porque todos conocen a otra gente, crecieron con gente de distintos grupos etarios, algunos tienen familiares de la zona, muchos tienen familiares que fueron asesinados. Te daré algunos ejemplos concretos para que sea más comprensible. 

Erez suele ir a una clase de judo, aquí cerca, en el kibutz Dorot, y la semana pasada le dijimos que al parecer no habrá judo próximamente. Entonces él nos preguntó: ¿también el entrenador de judo fue asesinado? Esa es su visión.

Antes de la liberación de sus compañeros, Erez y Yair pedían por ellos en manifestaciones en el sur. Niños con conciencia cívica

 

P: Impresionante que un niño de 8 años tenga que vivir un pensamiento así…

R: Sin duda. Al comienzo, para que los niños no vieran los horrores, al mayor, que tiene teléfono, le pusimos el whatsapp de la clase. De hecho, llevó cierto tiempo hasta que la gente se recuperó. Tienes que entender que también fueron asesinados profesores de la escuela, una chica que había sido su maestra fue asesinada, realmente murieron muchos.

Ellos todo el tiempo preguntan si también aquí pueden infiltrarse.

 

P: Es natural.

R: Claro. O las preguntas más básicas: ¿cómo puede ser que el ejército no protegió a la gente? Es una crisis de confianza… se preguntan cómo los terroristas entraron sin que el ejército actuara. U otras preguntas inocentes: ¿cómo puede ser que hay personas secuestradas y el ejército no haya ido a rescatarlas?

 

P: Es la ingenuidad sencilla y tan lógica…

R: Preguntan todo el tiempo…Y además influye mucho el hecho que como la escuela está cerrada, estudian con los niños del kibutz. En lugar de estudiar con los niños de todos los kibutzim de la zona, establecimos una escuela improvisada, algunos niños de la zona se suman, pero no es lo mismo.

También las actividades extracurriculares, la rutina, todo cambió. La gente que ellos veían a diario no la ven. Una vez por semana les hacen un zoom para simplemente recordarles que tienen una clase y que tal vez más adelante vuelvan.

Te diré además, aquí hay una crisis de confianza muy dura, frente al ejército, ante todo lo que sucedió. Todo. El desmoronamiento en todos los niveles- no hablo únicamente de inteligencia. porque cuando sucedió lo que sucedió, nos tomó a todos por sorpresa. Por lo general, llegan distintas informaciones de inteligencia que advierten: “Atención, estén cerca de espacios protegidos”. En esta ocasión, no dijeron nada y desde el primer momento comprendimos que algo aquí no estaba bien, y la cantidad de cohetes lanzados desde el comienzo fue excepcional, entendimos que algo aquí no estaba bien y que iba a ser algo mucho más grande que otras veces.

 

P: Y eso, ya antes de hablar siquiera de la masacre perpetrada por los terroristas infiltrados…Nadie imaginó algo así…

R: No, nadie se imaginó… todo el evento, las horas que llevó. Todo esto provocó que haya aquí muchísimas personas que simplemente no le creen a Tzahal … no es nuestro caso, porque no sufrimos un ataque, pero ahora ve a decirles a quienes sufrieron ataques que el ejército los protege y demás.

Así que por un lado, como dije al principio, esta zona floreció, pero ahora llevará varios años recuperarse. Puedo entender a personas con hijos de la edad de los míos que no estén dispuestos a regresar, aunque les digan que todo estará bien, que estén dispuestos a volver a la población, a la pesadilla, a lo que vivieron, cada rincón les recordará las crueldades vividas.

 

P: Al menos Tzahal se recuperó de inmediato y volvió a actuar como el Tzahal que conocemos…

R: Eso es claro. Reconozco que a mí también me cambió la percepción de las cosas. Antes pensábamos que si entrábamos en Gaza a un operativo muy amplio moriría miles de soldados, pero finalmente tuvimos más de 1200 asesinados, la mayoría civiles. Y esta población que aspira a la paz, habitada por gente generalmente de posiciones moderadas, que cree en la vida tranquila, también en este aspecto están dispuestos a pagar el precio debido a lo sucedido.

 

P: La sensación es que el sueño de la paz y la coexistencia se acabó, que todo el encare ha cambiado. No es que ahora quieran guerra sino que ya no se cree tanto en la posibilidad de la paz.  

R: No veo cómo esto se manifestará  en los próximos años o en un futuro perceptible. Pero, este hecho constituye una oportunidad para cambiar la situación geopolítica de la región. La población está dispuesta a aceptar que se haga todo lo posible, pagar el precio. Nosotros estamos aquí, en una zona relativamente tranquila, pero que también está paralizada. También el norte lo está por los ataques desde Líbano. En el centro la vida continúa.

 

P: Continúa pero todos se ven afectados. Se siente la guerra por doquier aunque los negocios estén abiertos y los cafés llenos.En todos lados hay banderas, hay carteles “juntos venceremos” y “Am Israel Jai”. Y son múltiples las iniciativas solidarias. El pueblo está movilizado en ese sentido.  Hamas asesinó a quien vio, sin preguntar si apoyábamos o no la reforma, si éramos religiosos, derechistas, izquierdistas, o lo que sea. No nos preguntó, sino que asesinó a todos.Y no sólo a judíos sino también a árabes musulmanes y a trabajadores extranjeros. 

R: Lástima que necesitábamos este golpe tan duro para comprender que debemos estar unidos y ayudarnos mutuamente. Considero que el  actual gobierno es sin dudas un fracaso en todo ámbito, y la situación actual exige unidad. Se presenta una oportunidad de cambiar la situación geopolítica de la región, no sólo en Gaza sino también en el Líbano. Creo que toda la región, después de haber visto lo que sucedió aquí, tanto en los países árabes como la población árabe, rezan realmente para que Israel logre cambiar la situación, aunque no lo dicen públicamente. Estimo que también  los gazatíes rezan para que Israel elimine al Hamás. No se trata solo del Hamás sino también de Hizballah en el norte y demás… Nuevamente, quiero decir que creo y espero que lleguemos a algo así, porque si no..¿para qué se pasó todo esto?  En cuanto a la región, indudablemente le llevará varios años recuperarse. Soy optimista y, dependiendo de lo que ocurra también en el norte, creo que en un año estaremos en una situación completamente diferente, incluso en menos de un año.

 

P: Si es así, será porque la  fuerza del pueblo es increíble…

R: En primer lugar, la fuerza de este pueblo realmente es increíble, en Israel y la diáspora. Recordarás que yo viví unos años en Brasil como enviado del Keren Hayesod, y tengo muchos contactos. La identificación y solidaridad de la gente, la preocupación por Israel, es enorme.

 

La vivencia personal

 

P: Itai, ya comentamos el hecho que a Rujama los terroristas no llegaron en su asalto. Pero siempre hay que estar prontos. ¿Cómo es la situación en el kibutz en este sentido?

R: Te cuento que yo establecií el  grupo de respuesta rápida (la “kitat konenut”) del kibutz. El día del ataque, teníamos sólo 7 revólveres en toda la población del kibutz, o sea que si hubiesen llegado aquí habríamos estado en la misma situación…

Un entrenamiento del equipo de emergencia  y alerta

 

P: A propósito, ¿ustedes estuvieron todo el tiempo en la habitación de seguridad?

R: No, estuvimos junto a los espacios protegidos, no adentro encerrados. Estábamos alertas a que algo sucediera. No sonaron alarmas en Rujama pero el comando de defensa civil nos pedía estar cerca de los espacios protegidos.

Hoy estamos mucho mejor preparados, llegaron muchas contribuciones de judíos de la diáspora que nos ayudaron. Al comienzo, no teníamos nada, no teníamos equipos ni chalecos antibalas con placas de cerámica, nada.

 

P: ¿En cuántas ocasiones les tocó estar en las rondas de ataques con cohetes desde Gaza desde que se mudaron a Rujama?

R:  Rujama, por estar más alejado, está en diagonal con la frontera, casi no disparan en esta dirección, por eso vinimos a vivir aquí. 

 

P: Tan diferente de la situación de tus padres en Ein Hashlosha…a sólo 2.4 kms de la frontera con Gaza.

Itai con sus padres Ruben y Estela de Ein Hashlosha

 

R:Exacto. El fin de semana en que ocurrió este horror, teníamos previsto un encuentro familiar con mis padres, ese sábado en su kibutz, porque era el aniversario de casados.  Yair, el mayor nuestro debía ir a dormir en su casa. No quiero ni imaginarme… en Ein Hashloshá entraron terroristas y fue un sentimiento terrible porque no podías hacer nada, no podías viajar, toda la zona estaba cubierta por terroristas.

Ese día estuvimos en contacto permanente con nuestra tía Brenda que estaba sola porque su esposo Itzjak es el director del tambo de Nir Oz y estaba allí. Se había dido a las 6 de la mañana a darles de comer a las vacas.

 

P: Dios mío, justo Nir Oz, uno de los peores escenarios de la masacre, tantos muertos y secuestrados…

R: Terrible .La suerte es que el tambo está un poco alejado del kibutz. Itzjak se quedó ahí, en la habitación protegida,  hasta el domingo por la noche, sin nada, sin comida, nada. Todo el tiempo le decían “te vendremos a sacar” – él estaba con otros dos tailandeses. Mi tía estaba sola en la habitación protegida en su casa en el kibutz y los terroristas rondaban allí, y yo recibía informes de la gente del kibutz y estábamos en contacto con nuestros padres y les dijimos que cerraran la puerta con llave. Por suerte, a su casa no ingresaron, pero hubo historias terribles. No es agradable decirlo, pero sin duda el kibutz “la sacó barata”… por pura suerte… no vinieron muchos a matar pero sí vinieron a saquear y robar equipos. Aunque sí hubo muertos.

 

P: Quisiera comentar aquí públicamente, que siempre pensé que el solo vivir en esa zona, de hecho cuidando la frontera, es un heroísmo silencioso. Y tu padre, salvo rarísimas excepciones, me manda la columna deportiva también desde la habitación de seguridad. Increíble.

R: Es importante decir éste es el lugar, aquí vivimos, no hay otro lugar…No  tenemos otro lugar. Al final, final, llevará varios años y nos recuperaremos. Soy optimista respecto al futuro. Ahora sentimos el cambio en los nenes. De repente, les es importante saber que estamos en casa, no quieren quedarse solos. Muchas veces se despiertan por la noche y ya no vuelven a dormir a su cama, quieren venir a nuestra habitación. Se sienten menos seguros, hay cierto retroceso en ese sentido. Es difícil explicarles que nuevamente aquí estamos. En el kibutz realizamos guardias y nos encontramos en un proceso en este sentido. Al ver que hay guardias en el kibutz, eso le ha dado a la población una sensación de seguridad para regresar después que un 70% aproximadamente de la población de Rujama se había ido temporariamente a otro lado.  Somos por ahora el  único kibutz de nuestro Consejo Regional que funciona plenamente. Además, iniciamos el sistema de educación. Muchos poblados del Consejo Regional de la zona quieren venir aquí, pero no estamos preparados para ello.Es importante señalar además que el kibutz Rujama, por su ubicación, considera la posibilidad de acoger a los evacuados de la zona. Kfar Aza- les llevará por lo menos 2 años hasta que puedan volver allí. Se habla de establecerles un sitio de casas prefabricadas para quienes quieran quedarse en la zona. 

A diario, hay decenas de familias que piden venir a vivir aquí, pero por el momento no hay presupuesto. Algunos quieren aunque sea venir a participar del sistema educativo, el que establecimos como dije gracias al voluntariado. Ahora está más ordenado, con maestras soldadas, educadores, actividades, etc. Muchos quieren venir por ese motivo. Es una situación a la que nos tendremos que acostumbrar, además en los próximos tiempos el kibutz tendrá cambios en su carácter demográfico. Hay mucho por hacer y aportar.

 

P: Es emocionante escuchar todas tus descripciones.

R: Como dije, soy optimista. Se hablará mucho sobre lo que sucedió y lo que sucede, pero creo que el futuro será mejor.

P: No puede haber mejor forma de terminar esta entrevista. Gracias mil Itai.

R: A ti .

 

Ana Jerozolimski
(26 Diciembre 2023 , 03:07)

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(Texto y fotos: Lily Dayton, cristiana israelí residente en Haifa)

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