Junto a la angustia por los asesinados en la masacre cometida por Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel, la ciudadanía está especialmente preocupada por el destino de los 137 secuestrados que aún quedan en poder de Hamas, tras los siete días de alto el fuego, en cada uno de los cuales fue liberada una tanda de civiles, casi todos menores de edad y mujeres, generalmente sus madres. Y en medio de este desafío, podría ser fuente de cierto alivio que la Cruz Roja Internacional visite a los secuestrados, algo que no ha ocurrido ni una vez.
A ello se agrega la especial preocupación que constituye el hecho que hay entre ellos quienes toman medicamentos en forma permanente, sin lo cual su estado de salud puede deteriorarse seriamente. Una prueba de ello fue cuando Elma Abraham, de 84 años, fue liberada, y llegó en tal estado que cuando arribó al hospital Soroka, tras ser evacuada de urgencia en helicóptero apenas entró a territorio israelí, los médicos dijeron que su vida corría peligro. Arribó con 28 grados de temperatura corporal, pulso 40 y casi inconsciente. Días después tras recibir el tratamiento médico y los remedios que necesitaba, salió de peligro, lo cual deja en claro que con cuidados comunes, se salvan vidas.
La organización Magen David Adom, que significa La Estrella de David Roja, la paralela israelí de la Cruz Roja, afiliada a ella y férrea defensora de toda cooperación con dicha entidad que aporte a ciudadanos del mundo, tiene al parecer mucho para criticar a la Cruz Roja. Pero tratando de no quemar puentes con la organización, son extremadamente lacónicos en sus comentarios públicos al respecto.
“El Director General de Magen David Adom transmitió su protesta a las personas relevantes en la Cruz Roja”, nos dijeron en la oficina del portavoz Zaki Heller, rehusando entrar en detalles. Cabe suponer que se desea mantener canales abiertos. Pero de fondo hay en Israel una gran frustración, aún si está claro que la Cruz Roja, en este caso, lidia con los terroristas de Hamas, lo cual de entrada determina un estrecho margen de maniobra.
;Magen David Adom no se refiere explícitamente a los motivos de la protesta, pero periodistas israelíes señalaron que "habia que perseguir a la Cruz Roja para que pongan a ISrael al tanto del estado de los liberados" y que cuando se los criticó públicamente, actuaban como ofendidos y no informaban nada a Magen David Adom. Así lo contaron explícitamente en el noticiero central de N12.
El Primer Ministro israelí Biniamin Netanyahu se reunió la semana pasada con la Presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja y le presionó a tratar de logar que pueda visitar a los secuestrados. Le dijo claramente que se dirija a Catar, que tiene gran influencia sobre Hamas. Antes, ella se había reunido con autoridades israelíes y familiares de secuestrados, pero nada cambió en el terreno.
Cada una de las siete noches de liberaciones de secuestrados, los afortunados de esa tanda eran entregados por Hamas a la Cruz Roja Internacional dentro de Gaza, de allí los llevaban al pasaje fronterizo pactado y los pasaban a manos de las Fuerzas de Defensa de Israel. Por eso, sabiéndose que no vieron ni una vez a los secuestrados y que no parecería que se hizo un gran esfuerzo para hacerles llegar medicamentos a quienes los necesitan, en la opinión pública israelí se dice, con sarcasmo, que la Cruz Roja parece ser simplemente “una empresa de taxis”. Esto, claro está, no es un comentario oficial de nadie sino una crítica popular, pero muy notoria en las últimas semanas.
Claro que llegar a manos de la Cruz Roja, tras haber estado cautivos en poder de Hamas, era un alivio para todos los liberados. Los funcionarios de la Cruz Roja los recibían a todos con una cálida sonrisa y está claro también que sin ellos, no habría a quién entregarlos, a menos que Egipto participara en ello. Pero su gran responsabilidad debería ser visitar a los secuestrados en cautiverio.
La Cruz Roja sostiene que intenta ver a los secuestrados, sin entrar en detalles.
Desde su cuenta en la red social X, la Presidenta Mirjana Spolijaric exhortó a la liberación de todos los secuestrados, habló de la agonía de las familias y sostuvo que se hacen esfuerzos para ver a los israelíes en manos de Hamas.
Paralelamente a la crítica a la Cruz Roja, es también justo reconocer que su margen de maniobra ante una organización terrorista como Hamas, que hace caso omiso absoluto del Derecho internacional , es problemático.
Para poder evaluar qué significa esta situación para las familias de los secuestrados que precisan ayuda al saber que sus seres queridos pueden estar muriendo quizás por falta de remedios en cautiverio- además de los riesgos inherentes a la situación de cautiverio- hablamos con Uri Rawitz, uno de los hijos de la ya mencionada Elma Abraham.
“Yo estuve en contacto con la Cruz Roja”, confirmó. “La primera vez, les llevé la lista de medicamentos que toma mi mamá, incluyendo el diagnóstico, su expediente médico y traje personalmente también sus medicamentos. Me dijeron que no podía recibirlos, que me los llevara, que no puede recibir los medicamentos pero que tomaría nota de la lista de medicamentos”. La segunda vez que Uri fue con otro de los hermanos, la representante de la Cruz Roja que lo recibió le preguntó si volvió para “volver a lo mismo”.
Uri trata de no perder proporciones. “La Cruz Roja no representa al “bad guy”, a los malos en esta historia, sino el Hamás. La Cruz Roja sostuvo que no tenía acceso al Hamás ni a los sitios donde se encontraban los rehenes. Yo les creo, pero insissto en que tenían que encontrar una solución cómo sí llegar. Entiendo que las situaciones son complejas, pero tienen que encontrar la solución, cómo hacerlo a pesar de todo”, sostiene.
La denuncia de Uri Rawitz y otros familiares, es categórica: “Tanto la Cruz Roja como otras organizaciones de rescate, no lograron ofrecer una respuesta. Y su función es precisamente esa. Ese debe ser su papel. Dijeron que intentaban hacer todo lo posible, y ese “todo” no fue suficiente, no en el caso de mi mamá ni en otros casos que escuchamos, tampoco en casos que sabemos que por el momento no están en negociaciones, que puede llegar a ser demasiado tarde para ellos”. Elma Abraham llegó moribbunda y se salvó a último momento al llegar a médicos israelíes. “Si hubiese llegado unas horas después, es muy probable que hoy no estaría viva”, sostiene su hijo.
Recalca que “la función de la Cruz Roja debe ser proteger a civiles que se hallan en zonas de combate, y no la cumplió” . “No lo hizo – no fue suficientemente eficiente, no fue suficientemente creativa… No puede decir: “no tenemos respuesta”. Si no tiene respuesta, ¿para qué existe?”.
El caso de Elma Abraham no es el único. Hay otra gente que precisa medicamentos fijos. En el caso de ella, eran inclusive medicamentos que no resulta difícil conseguir. Pero si no se los dan, puede morir.
Hay también jóvenes que pueden estar sufriendo seriamente por ello, como Omer Wenkert, que sufre de seria colitis, lo cual preocupa especialmente a sus padres. Shay, su papá, que no tiene noticias de él y adivina su sufrimiento, recalca que su hijo necesita remedios en forma permanente y sin ellos “no quiero ni pensar qué le puede pasar, además de lo terrible de estar en manos de Hamas”.
Uri Rawitz amplía el espectro de su mirada. “El problema no es sólo la Cruz Roja Hay diversas organizaciones internacionales, como organizaciones de derechos de la mujer, que ni siquiera publicaron declaraciones de condena a Hamas. Hay que decir que Hamas cometió crímenes de guerra y de lesa humanidad ¿Por qué no lo hacen?”.
La pregunta queda sin responder, mientras a los dos meses de la masacre, Israel aún espera respuestas y posturas firmes de la comunidad internacional.
