Foto: Gentileza B´nai B´rith Uruguay
El 9 de noviembre de 1938, hace 85 años, los judíos eran víctimas de un pogromo perpetrado por los nazis en Alemania y Austria, la Austria que ya había sido tragada por los nazis sin que nadie osara siquiera suspirar al respecto. Y más aún, la hipocresía, la indiferencia y la complicidad formaron un equipo imbatible.
Del 6 al 15 de julio de ese año se reunió en Evián Francia, una Conferencia mundial convocada por el presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt para considerar las persecuciones que sufrían los judíos bajo el nazismo e intentar que pudiesen ser recibidos como refugiados.
Participaron gobiernos de todos los continentes para ver cómo se podría ayudar a los judíos que querían salir de la persecución. 32 gobiernos se reunieron días y días, y sólo República Dominicana aceptó recibir un puñado de judíos alemanes, el resto, marcó un hito en la historia de la indiferencia.
Hoy, 9 de noviembre de 2023, todavía no se levantó el cuarto intermedio de esa Conferencia que, en vez de abrir, cerró puertas. Hitler se sintió fuerte y apoyado. Nadie estaba dispuesto a ayudar a los judíos. La Conferencia a la larga fue una reunión de apoyo a los nazis.
En septiembre, también de 1938, los líderes de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia celebraron una conferencia que culminó con la firma del desgraciado Pacto de Múnich el 30 de septiembre de 1938. Checoslovaquia debía ceder los Sudetes a Alemania a cambio de la promesa alemana de no invadir el resto del territorio checoslovaco… Por supuesto que ya en marzo de 1939, Alemania incumplió el pacto e invadió Checoslovaquia. Chamberlain, primer ministro inglés, y Daladier, su par francés, habían entregado Checoslovaquia a Hitler y habían proclamado que así se conseguía la paz. Con un ya probado criminal.
Hitler se sintió allí definitivamente fuerte. Ante una demostración reiterada, de necedad en su mayor nivel.
En 1933 comenzaba el proceso de deshumanización de los judíos. Nadie con poder de alzar la voz y la fuerza se opuso.
Con una alfombra roja tan enorme para seguir avanzando, los nazis obviamente continuaron, como lo hacen los dictadores desde siempre y hoy en día también, cuando sienten que incluso hay democracias que los apoyan por acción u omisión.
Así, en la Noche de los Cristales Rotos en noviembre de 1938, asesinaron decenas de judíos, golpeándolos, torturándolos, incendiando sus casas alemanas y austríacas, sus comercios, centenares de sinagogas, y arrastrando a 30 mil judíos al campo de concentración de Dacháu.
No tenía que ser -según pensaban los nazis -algo por lo cual tuvieran que pagar un precio, algo por lo cual alguien los enfrentara. Y así fue. Estados Unidos retiró a su Embajador de Alemania, algún periódico hizo algún comentario que nadie recuerda, y Hitler sintió que sus objetivos criminales tenían vía libre.
Cuando el 7 de octubre de este año, hace un mes y dos días, judíos y no judíos que disfrutaban en Israel de un sábado en un concierto por la paz, judíos que estaban en su día de descanso semanal en sus viviendas en los distintos kibutzim que lindan con la frontera con Gaza, fueron víctimas de un pogromo.
¿Pogromo?
¿Cómo en la Rusia de los Zares?
¿Cómo el 9 de noviembre de 1938?
Si es por el objetivo de asesinar judíos por el hecho de ser judíos, sí que tiene parecido.
Si es por la violencia, la muestra de odio ha sobrepasado lo que el mundo pudiera pensar sobre la relación entre seres humanos.
Las víctimas de los terroristas de Hamas el 7 de octubre fueron torturadas, asesinadas, vejádas, descuartizadas, degolladas, quemadas. Sin distinción.
Bebés, niños, adolescentes, mujeres, hombres, ancianos, Todo filmado por los perpetradores y celebrado con júbilo, fiesta y cánticos en Gaza.
La primera reacción al horror fue decir que la masacre había sido cometida por monstruos. Es natural que digamos eso como para sentir que no formamos parte de esa creación quizás humana que es capaz de las atrocidades, porque el otro es diferente, y los líderes de Hamas y de su mentor Irán, dicen públicamente que deben exterminar a todos los judíos del planeta por el mero hecho de ser judíos.
Cuando se fue confirmando la existencia de las fosas comunes llenas de cadáveres asesinados por los nazis, cuando se conocieron Auschwitz, Treblinka, Maidanek y tantos otros campos con sus cámaras de gas, sus hornos crematorios, no se encontraba ni una palabra que pudiera definir la barbarie, mucho menos entenderla. Los horrores eran tan terribles, que el mundo occidental se negaba a creer los relatos, los relativizaba, o directamente los cuestionaba.
Hoy, tristemente, la historia se repite.
Hoy, se proclama desde Medio Oriente y desde el podio de la ONU que hay que hacer desaparecer el estado judío del planeta.
Parecería que volvemos a Evián.
Hamas entró a deshacer vidas judías, pero el objetivo final, si pudieran hacerlo, era y es matar a todos. Eso es genocidio.
Hoy, perplejos, nos vemos obligados a preguntar:
¿por qué Israel es el único país que se ve obligado una y otra vez a justificar su derecho a existir y defenderse?
Tenemos la clara convicción de que es justamente, la existencia del Estado Judío, nuestra principal garantía para evitar que se repitan los horrores del holocausto.
¿Por qué volvemos a Evián?
Porque hay una constante que se repite: La indiferencia que convierte en cómplice al que mira para otro lado.
Desde el 7 de octubre, Israel no sólo sufrió una matanza, sino que ha tenido que desplazar 200 mil ciudadanos, ha recibido más de 9.000 misiles desde Gaza y desde Líbano todos los días, hiriendo a más de 5.000 y matando a más de 1400 personas. Familias rotas, comunidades destruidas, daños psicológicos irreparables. Niños que tuvieron que ver cómo asesinaban a sus padres y violaban a sus madres.
Padres que vieron cómo degollaban a sus hijos.
Anhelamos la llegada de un mundo sin terrorismo donde no tengamos que lamentar la muerte de tantos civiles inocentes de ambos lados.
Y no olvidamos que hay 240 secuestrados por Hamas de cuyas vidas nada se sabe y mucho se teme.
Hoy, nuestro mensaje es claro y firme, y se resume en una sola palabra: LIBERENLOS.
Sin embargo, y lamentablemente, las dictaduras de todos los continentes, así como aquellos que comparten su posición sobre Israel, han cuestionado y cuestionan el derecho del Estado Judío a defenderse. Pretenden un alto al fuego, mientras Israel sigue siendo bombardeada y con sus ciudadanos secuestrados, con la ilusión de que la paz puede negociarse, con terroristas y dictadores.
Al mismo tiempo, los judíos somos atacados en todo el mundo por ser judíos. No nos vamos a cruzar de brazos. El mundo no puede ser indiferente.
El 15 de octubre, estando en Tel Aviv, el canciller alemán Olaf Scholz manifestó: “El antisemitismo no tiene cabida en Alemania. Está prohibido, y será castigado”
B’nai B’rith aspira a que esto mismo sea realidad, no solo en Alemania, sino en el mundo entero. Lamentablemente, nuestro país no está libre de antisemitismo.
A las voces de condena a Israel y de justificación al Hamás, se suman las de quienes abiertamente muestran su odio al pueblo judío. En unos días, se sumará en Montevido la voz del reconocido artista internacional antisemita Roger Waters, que ha difundido su odio hacia los judíos a lo largo de todo el mundo.
No nos sentimos solos, y lo apreciamos mucho.
Junto a los que nos apoyan, debemos librar no sólo la batalla contra el terrorismo, sino defender la libertad contra el autoritarismo y el odio. Y esto es existencial.
Todos los años, en este mismo lugar, nos reunimos para conmemorar los horrores de la Noche de los Cristales Rotos y para decir “nunca más”.
No podemos de vuelta decir nunca más y que vuelva a suceder.
Hoy es un nunca más definitivo y que cada uno se haga cargo del lugar donde quiere estar. Nosotros, los judíos, estamos del lado de la vida y la paz.
Tan claro como eso.
Muchas gracias