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Viaje de Chiari a Israel

Si queres saber quién es Chari, te invito a que leas esta nota en la cual se expresa después de su ingreso al pueblo de Israel. 

https://www.semanariohebreojai.com//articulo/6821

Fue muy emocionante realizar esa nota y leerla sobre su sentir al hacer su primer viaje a Israel. 

Chiari es una chica encantadora. Y nosotros felices de que cuente en nuestro portal sus experiencias


El 16 de julio, emociones y expectativas palpables se apoderaron de mí cuando despegamos con un nuevo grupo de Birthright Israel hacia la tierra sagrada de Israel. El viaje prometía no solo descubrir una nación con una historia milenaria, sino también conectar con mis raíces y explorar las profundidades de mi identidad judía. A medida que el avión ascendía, la emoción se mezclaba con la anticipación de las aventuras que nos esperaban en este rincón único del mundo.  

Al llegar al aeropuerto de Ben Gurion, nuestro viaje comenzó con un pequeño tropiezo, ya que la aerolínea había extraviado las valijas de una amiga y las mías. La preocupación inicial y las llamadas interminables al servicio de equipaje pronto se desvanecieron cuando, al mirar a nuestra derecha, fuimos testigos de un hermoso atardecer en Tel Aviv. La mezcla de colores pintando el cielo nos hizo olvidar cualquier contratiempo. Nos dimos cuenta de que, al final del día, las valijas llegarían cuando tuvieran que llegar, pero lo importante era que habíamos llegado a Israel, y esa sensación de estar en este lugar tan especial superaba cualquier inconveniente logístico. La felicidad y la emoción de finalmente estar aquí eran indescriptibles.

Nuestro viaje comenzó en el corazón de Jerusalén, donde visitamos el Muro de los Lamentos, un lugar copado de profunda espiritualidad. Al acercarme al muro y apoyar mi cabeza contra sus antiguas piedras, experimenté una oleada de emociones. Comencé a rezar, y mis palabras se mezclaron con las de otros fieles, creando un murmullo de devoción que trascendía. La intensidad de ese momento quedó grabada en mi corazón para siempre. Ese mismo día, un rato después, tuve la oportunidad de reunirme con dos amigos israelíes antes de que ingresaran al servicio militar. A pesar de que solo tuvimos poco más de una hora juntos, ese tiempo fue precioso. Compartimos risas y recuerdos antes de volver a separarnos por un tiempo debido a sus compromisos militares. La amistad trasciende las distancias y los desafíos, y esa breve pero significativa reunión fortaleció aún más nuestros lazos y dejó una huella en el corazón de los tres.


Caminar por las calles de Jerusalén me hizo sentir como si me hubiese adentrado en un cuento de hadas, impregnado de una energía mágica que envolvía cada rincón de la ciudad. Los estrechos callejones de piedra, los mercados llenos de colores y sabores, y la profunda historia que se palpaba en cada esquina, todo contribuía a crear una atmósfera única. Día y noche era mágica Jerusalén.

Los días pasaron, y nuestra travesía nos llevó al Mar Muerto, una experiencia inolvidable en la que flotamos en sus salinas aguas. Pero lo que realmente marcó mi viaje fue esa misma noche, en la que dormimos en un kibbutz. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Bajo un cielo hermoso y una luna divina, compartimos la preparación de la cena entre todos, creando un festín lleno de sabores locales y risas compartidas. Mientras disfrutábamos de la comida, de fondo se escuchaban las icónicas canciones de Abba, y finalmente, nos animamos a bailar algunas danzas israelíes. Fue una noche mágica en la que la amistad, la cultura y el entorno se fusionaron de manera perfecta, dejando una huella imborrable en nuestros corazones.

Pasamos tres días asombrosos en Haifa, y lo más destacado de nuestra estadía en esa ciudad fue experimentar un Shabat en Israel. No puedo poner en palabras la sensación de paz que inundó la ciudad durante ese día sagrado, fue verdaderamente inolvidable. Las calles se llenaron de una serenidad única, y los sonidos de la vida cotidiana se desvanecieron mientras las familias se reunían para celebrar juntas. Participar en las tradiciones del Shabat, como encender velas y compartir una cena especial, nos permitió sentir la profunda conexión espiritual y cultural que fluye a través de Israel. Esa paz y sentido de comunidad van a quedar en nuestros corazones para siempre como un recordatorio de la belleza de la tradición y la unidad. Otro momento que no puedo dejar de mencionar, porque dejó una profunda huella en mí ,fue durante nuestra visita a Haifa, cuando debido al calor, mi amigo Bruno, mi amiga Becky y yo decidimos detenernos para tomar algo. Lo que comenzó como una pausa refrescante se convirtió en una conversación enriquecedora y emotiva sobre la vida y lo que significaba ser judío para los tres. Hablamos de temas profundos, desde la Kabalá, hasta nuestra identidad judía y cómo la conectábamos con nuestras experiencias personales. La charla nos permitió conocer más profundamente nuestras perspectivas individuales y compartir nuestras historias personales. La emoción y el entendimiento mutuo que experimentamos en ese momento hicieron que ese encuentro en Haifa fuera inolvidable, reforzando aún más los lazos de amistad y comunidad que estábamos formando en este viaje especial. Son dos amigazos.

Siguiendo con esta línea, para culminar el día de Shabat, nos reunimos todos en un parque en Haifa para una actividad (dirigida por los mejores Madrijim, Carol y Mauri) de reflexión sobre las cosas por las que estábamos agradecidos en la vida. Fue un momento de profunda conexión y gratitud que llenó nuestros corazones de amor y luz. A medida que compartíamos nuestras historias y expresábamos nuestras gratitudes, nos dimos cuenta de la belleza de la diversidad de experiencias y perspectivas en el grupo. Las historias conmovedoras de los demás nos emocionaron y nos recordaron la importancia de valorar cada momento y cada relación en nuestras vidas. En este encuentro, experimentamos el poder de la comunidad, el amor y la gratitud en su máxima expresión, dejando una impresión duradera en cada uno de nosotros, viviendo nuestro judaísmo a pleno, al movernos y emocionarnos con el otro. 

Finalmente, nuestro viaje terminaba en Tel Aviv Ya Habibi Tel Aviv, como canta Omer Adam en su reconocida canción. Tel Aviv fue inolvidable, un montón de experiencias que nos dejaron bien arriba. La ciudad nos abrazó con su diversidad, con sus delicias culinarias que probamos en los mercados, tarde de playa y fútbol e infinitos aspectos más. Nos perdíamos entre las calles llenas de arte callejero, explorando cada rincón de esta hermosa ciudad. Inmediatamente se me viene el recuerdo de las caras de paciencia de mis amigas mientras yo me detenía en cada librería que visitaba en busca de libros sobre la Kábala y la mística judía y ellas me esperaban. Para alivio de ellas, me traje muchos! La espera valió la pena. 

Por Tel Aviv

 

Chiara mirando libros en todas las librerías que encontraba

 

Mi viaje a Israel fue sin duda una experiencia de suma conexión con la Luz Divina, pero lo que realmente admiré de este país y del pueblo judío fue la capacidad de resiliencia y  determinación inquebrantable en la construcción de Israel.  Un país verdaderamente hermoso. A lo largo de la historia, el pueblo judío ha enfrentado desafíos y desgracias inimaginables, desde persecuciones hasta los horrores del Holocausto. A pesar de todo, han mantenido su identidad, cultura y el sueño de regresar a su tierra ancestral. La creación y el desarrollo de Israel como nación independiente son un testimonio de su valentía y perseverancia. Es inspirador ver cómo han transformado adversidades en oportunidades, construyendo una sociedad diversa y próspera que vive en medio de un entorno desafiante. La historia de Israel es un recordatorio poderoso de la capacidad humana para superar la adversidad y forjar un futuro mejor.

Caesarea National Park

 

Este fue sin dudas, el primero de muchos viajes a Israel.

Lejaim!!!

Janet Rudman
(08 Septiembre 2023 , 14:07)

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