Entrevistas

Con la Prof. Dra.Rosa Zytner Tessler, una entrevista sobre dolor y agradecimiento

La Profesora Dra. Rosa Zytner Tessler es una destacada psicóloga dedicada desde hace décadas a la docencia y la investigación, para quien su especialidad profesional también ha servido para analizar el gran horror de la Shoá, de la cual su propia familia fue víctima.  Días atrás fue galardonada junto a dos colegas – la Prof. Dra. Alicia Kachinovsky y el Prof. Dr. Robert Perez- por el Centro de Investigación Clínica en Psicología de la UdelaR .

En la universidad

 

Entrevistamos a Rosa sobre una historia personal, que de hecho toca uno de los capítulos más polémicos de la Shoá: el así llamado “tren de Kasztner”, recordado como “el judío que negoció con los nazis”. Para ello, se combinan la vivencia personal de su madre y el análisis que Rosa, como psicóloga, puede hacer de lo vivido.

Años atrás, Rosa participó en un panel sobre la película “Killing Kasztner: The Jew who dealt with the Nazis”, (Estados Unidos, 2008) , junto con la directora Gaylen Ross y Gerardo Castelli, como parte de una actividad organizada conjuntamente por el Centro Recordatorio del Holocausto y la Universidad ORT.  Cabe destacar que Rosa Zytner Tessler es hija e la única sobreviviente del tren al que se dedicó la película.

La entrevista original fue realizada años atrás, cuando aquella actividad. El apasionante relato no ha perdido absolutamente ningún valor.

P: Rosa, aquí estamos conversando a raíz de la proyección en la Universidad ORT de la película “Killing Kasztner”, tras cuya proyección usted participó  en un panel sobre la misma, conjuntamente con su directora Gaylen Ross. Pero la particularidad del tema es que usted es hija de la única sobreviviente del tren de Kasztner, que llegó a Montevideo. Creo que lo esencial sería pues, ante todo, recordar que Kasztner fue un judío húngaro que negociando con Adolf Eichmann, logró conseguir la liberación de 1700 judíos que salieron en tren de Suiza..hacia la libertad..Su madre estaba  entre ellos.  ¿Cómo resumir la historia de salvación de su mamá?

R: Antes que nada, debo informarle  que en realidad, mi madre  Piroska (Perla) Tesler de Zytner , debe su  rescate, junto a su hermana Frimet (Frici), a Yoel Brand, Hansi Brand y Rezö Kasztner, los tres miembros de la Vaadá, el Comité de Ayuda y Rescate Judío que accionaba  clandestinamente en Budapest. Eichmann se contactó con la Vaadá  e inicialmente fue Yoel Brand el que comenzó con las tratativas, que fueron continuadas por  Kasztner  y Hansi Brand cuando Yoel debió ir a Turquía para conseguir los recursos para efectivizarlas y fue apresado por los ingleses. Finalmente, y luego de largas y penosas tratativas,  fue Kasztner el que concretó la negociación  con ese único tren que salió el 30 de junio de 1944 con aproximadamente 1.700 judios y que en lugar de arribar a España,  los nazis desviaron a Belgen-Belsen, pasando primero por el campo de Linz. Kasztner continuó las negociaciones con Eichmann y Kurt  Becher desesperadamente, consiguiendo liberar de Bergen-Belsen  un primer contingente con unas 320 personas a los tres meses, y otro, con el resto, de unas 1.350 personas, a los 5 meses. Ambos grupos  arribaron a Suiza: el primero en agosto y el segundo en diciembre de 1944, poco tiempo antes de finalizada la guerra.  

P: Es importante esta aclaración que usted hace..porque pone las cosas en contexto histórico..

R: Así es. Y volviendo a mi madre… con 17 años,  ella trabajaba en un laboratorio fotográfico en Budapest. Pero su hermana mayor Frici trabajaba en un taller textil en Budapest, perteneciente a Yoel y Hansi Brand  (aunque como eran judíos, figuraba una conocida húngara como dueña). Mis abuelos maternos les escribían con frecuencia desde su aldea natal , Viseu de Sus (Felsöviso en húngaro), en Transilvania,  donde habían permanecido viviendo, con grandes penurias,   junto a una hermana de mi madre y tres hermanitos pequeños.  Un día de mayo de 1944, mi madre y mi tía reciben la que sería la última carta de sus padres, en la que escribían que al otro día tenían que presentarse a las autoridades con todas sus pertenencias,  porque estaban reuniendo  a todos los judíos de Felsöviso para transportarlos a otro lugar. Las dos hermanas se lo cuentan a Hansi, la esposa de Yoel   Brand, que dirigía el taller y que, como miembro de la Vaadá,  sabía que  eso significaba la deportación a Auschwitz,  lo que implicaba la muerte en la mayoría de los casos. A Hansi le dan  lástima las dos adolescentes que aprendió a querer, y que probablemente quedarían huérfanas ( lo que efectivamente sucedió, ya que,  salvo mi tía, todos fueron gaseados allí) y las incluye en el posteriormente llamado “tren de Kasztner” o “tren de los privilegiados”,  (porque el estar allí significaba  “haber podido comprar su libertad”). Ese era el trato inicial de Eichmann, primero con Brand y luego con Kasztner: “sangre por camiones y mercaderías”, mil camiones por un millón de judíos, lo que nunca se llegó a cumplir.  En el caso de mi madre y mi tía, ninguna de los dos tenía los recursos como para poder hacerlo, como la mayoría de los aproximadamente 1.700 judíos que abordaron el tren, ya que sólo 150 aportaron dinero, y el Joint y otras instituciones judías del mundo  (que trabajaban febrilmente en esa última pero más “efectiva” etapa de la “solución final” para rescatar de todas las formas posibles a los judíos) reunieron el resto. 

Así que el azar de que las hermanas estuvieran en el lugar y momento preciso permitió que abordaran el tren de Kasztner, que en principio  fue un tren de ganado que, en lugar de conducirlas a la libertad,  arribó primero a  Bergen-Belsen, tras unos penosos siete días.

Rudolf Kasztner en la radio pública israelí Kol Israel a comienzos de los años 50 (Foto: Wikipedia)

 

P: ¿Adónde llegó el tren de Kasztner..? O sea…haber logrado subir a él ¿era garantía de salvación o hubo muchas peripecias más después de ese viaje?

R: Abordar el tren no era garantía de salvación, ya que en principio no estaban seguros de si los conduciría a la libertad o a la muerte… Ni siquiera el saber que en el tren viajaban también la esposa de Kasztner, su suegro y otros familiares lo garantizaba.  Como en el tren había dirigentes comunitarios que sabían, por relatos, de la existencia de Auschwitz,  circulaba entre la gente el rumor de que un destino posible era ese, y viajaron con una incertidumbre constante, atemorizados fuertemente por esa posibilidad amenazante. El que fueran apiñados en un tren de ganado, y la detención primero  en el campo de Lindz, donde los fumigaron con desinfectante y luego en Bergen-Belsen, donde quedaron prisioneros,  acentuó el temor de que pudieran ser conducidos a la muerte. 

También los meses de estadía en Bergen-Belsen, donde pasaba el tiempo con noticias contradictorias,  a pesar de los sucesivos anuncios fallidos de que prontamente iban a ser liberados, fueron muy duros. La noticia de que en agosto iban a ser liberados y proseguirían el viaje desató una alegría eufórica… pero luego  siguió la desilusión: ¡ iban a ser sólo 300! La selección de las personas que irían fue otro duro golpe para los que se quedaron… Otras noticias, muchas veces contradictorias, hacía que varias veces se aprontaban para viajar… sucediéndose los momentos de esperanza con la desesperanza y la depresión… y continuaban allí, día a día … mes tras mes… cada vez más desalentados… Kasztner seguía desesperadamente sus tratativas, en ese momento con Becher, hasta que se anuncia que habría una nueva partida próximamente…  Se inscribe en una lista a las personas que viajarían, pidiéndoles que identifiquen  su procedencia. Como había muchísimos de Transilvania, originalmente rumanos, pero en ese momento bajo el dominio húngaro, no saben qué decir: ¿húngaros o rumanos? Priman los rumores de que hay que decir que son húngaros… porque si no….  Mi madre y mi tía, temerosas, deciden decir que son húngaras… Un matrimonio opta por su procedencia rumana… ¡ y los dejan en Bergen-Belsen!...  ya que el trato es el rescate de judíos húngaros…  ¡Procedencia que marca otra vez la línea entre la vida y la muerte…! 

Finalmente… la larga espera de casi un día entero al sol en la plataforma del tren,  el último día en Bergen-Belsen  también alimentaba la duda constante…   

P: Kasztner, que llegó a Israel después de la guerra, fue recibido con mucha polémica, y el hecho es que fue asesinado en 1957 en Tel Aviv. ¿Sabe usted cómo se sintió su madre al respecto? Quien para algunos fue un héroe..para otros merecía morir…

R: Como con la mayoría de los sobrevivientes de ese tren, no fue posible hablar al respecto con ella por dos razones: por el doble “pacto de silencio” que impedía hablar a los sobrevivientes y preguntar a los hijos, y porque se sentía avergonzada y acusada de ser una privilegiada por haber sido salvada de esa forma. Sabiendo que parte de su familia y muchos otros judíos habían perecido, poseía un sentimiento de culpa por haber sobrevivido, acentuado más aún por la polémica que menciona, y que, nueva victimización de por medio,  culminó, en su máxima expresión, con el juicio y posterior asesinato de Kasztner. La polémica, así como el fallo de culpabilidad de Kasztner  contribuyó a acentuar esa culpa, victimizando nuevamente a los sobrevivientes, culpabilizándolos a su vez, sin tomar en cuenta la complejidad de  los “dilemas éticos” planteados por esa situación límite.

P: Qué difícil lidiar con un sentimiento así.

R: Así es..  La absolución parcial de Kasztner en el juicio de apelación del fallo, posterior a la muerte de Kasztner, no cambió mucho el panorama.  Se trata de una culpabilización que se mantiene vigente, y que el gerundio del título de la película “Killing Kasztner” (“matando a Kasztner”), lo denuncia. También lo denuncia una de las sobrevivientes que muestra su estrella de David como símbolo de ella.Sin embargo, en los últimos tiempos, mi  madre pudo poner en palabras  algo al respecto, pero diciendo de  que no había que hablar de ello, e inclusive por esa razón no quiso brindar su testimonio para el Proyecto de Steven Spielberg,  “Survivors of the Shoah, Visual History Foundation”. Y  luego de la proyección de la película en la Universidad ORT, un espectador del público presente le preguntó a mi madre qué sentía por Kasztner y ella le respondió prontamente “mucho agradecimiento”.  “Grandioso… gracias a él estoy aquí, con mi familia y tantos otros sobrevivientes, hijos, nietos, bisnietos … ”.
 

Hija de sobreviviente, docente, que puede analizar como psicóloga

 

P: Rosa, usted misma , como segunda generación, está por cierto vinculada al tema…pero además, como docente de la Facultad de Psicología, ha estudiado el tema en profundidad..la Shoá le ha tocado de cerca.¿Cómo se combinan ambas cosas? 

R: Obviamente, en mí existe una doble vertiente, personal y académica,  que me implica fuertemente : como hija de una sobreviviente y como estudiosa del tema.  Seguramente ambas están intrincadas… Y como nos lo recuerda el Dr. Marcelo Viñar (2000) relevante  investigador uruguayo en la temática de situaciones de violencia extrema por catástrofes sociales, no puede haber una “mirada objetiva ni neutral, sólo hay miradas comprometidas” desde distintos lugares y disciplinas, de una “realidad cuya sobredeterminación siempre nos excede”.  Condice entonces asumir un desafío vigente:  el reflexionar sobre los repercusiones de la  Shoá  como paradigma de esta violencia,  que nos advierte  sobre  los  efectos,  que atraviesan las distintas generaciones. 

P: ¿Qué repercusión siente que tiene sobre sus alumnos no judíos, el tema Shoá? ¿Y el que sepan que su propia madre  se salvó en circunstancias singulares?

R: Lo entienden como un acontecimiento emblemático y paradigmático de violencia extrema, de catástrofe psíquica y social, y les sirve para reflexionar, teniendo en cuenta las peculiaridades específicas de la Shoá,  sobre los efectos causados por otros acontecimientos, como el   las dictaduras latinoamericanas. 

En tanto estudiantes de psicología, les transmito que no admite conceptualizaciones simples y lineales, ya que es difícilmente traducible a códigos psicopatológicos. “No soy un enfermo, sino expresión de mi época”, clamaba David Roussett cuando salió del Lager. 

También entienden  y comparten la diferencia  terminológica, pero más allá de ella, del uso del término “Shoá” en lugar de “Holocausto” que implica un posicionamiento  ético.  Siempre les recuerdo las palabras de Itzjak Rabin, que en 1995, un año antes de su asesinato, dijo: “La Shoá es una parte personal de la biografía de cada uno de nosotros, también al no haber estado allí”. En mi opinión, esta frase alude a la identidad de las generaciones actuales, tanto judías como no judías, ya que la Shoá  ha quedado como una herida abierta que interpela y atañe a los que vivieron en ese período y a sus descendientes, y a la humanidad en su conjunto.

En una reunión de la Dirección del Doctorado en la Facultad de Pscilogía este año

 

P: ¿Qué efecto ha tenido la Shoa sobre la segunda generación, los hijos de los sobrevivientes? Me imagino que hay algo intermedio…que sienten en parte que estuvieron allí, mucho más que otros, aunque hayan vivido todo a través de los padres..

R: Entiendo que  la segunda generación ha cumplido el rol  “bisagra” entre la de los sobrevivientes,  -que vivió la Shoá directamente y que transmitió, en la imposibilidad de las palabras,  el impacto de lo impensable y del dolor-  y la tercera,  que es la que se atreve a preguntar y preguntar-se, y que  lleva la antorcha de la memoria-activa, no sólo para recordar, sino para alertar a las nuevas generaciones, judías y no judías.

 

Una foto de años atrás: Rosa con su mamá y su hermana Estela

La presencia del recuerdo de la Shoá en la vida judía

 

P: Sucede a veces que no judíos –y en realidad , también judíos-consideran que el tema de la Shoá, el Holocausto, está demasiado presente en la retórica y en la vida de los judíos. Algunos alegan que eso  impide avanzar, que hace que se mire hacia atrás…por resumirlo acá en forma extremadamente simplista. Como hija de una sobreviviente..¿considera que existe eso de “demasiado” recuerdo? 

R: En mi opinión, depende cómo se entiende el papel que cumple esta presencia,  de qué forma se trasmite y con qué objetivo se lo hace. El recuerdo colectivo de la Shoá permite la inscripción en la cadena generacional, convirtiendo a la memoria en un instrumento de información para nuestra capacidad de comprender y analizar tanto el pasado como el presente, ubicando la Shoá como un acontecimiento extremo de horror que involucra a toda la humanidad, ya que el genocidio de un pueblo es un crimen contra ella.

No se trata de una repetición meramente “catártica” del recuerdo,  sino del intento de elaborar una experiencia que, por su magnitud, nos sobrepasa a todos, con la dificultad consiguiente de darle un sentido a un “sinsentido”. Es también un intento de  “ iluminar” al siglo XX,  ya que, al decir de Zygmunt Baumann (1998), éste va a ser recordado como el “Siglo de las tinieblas”, así como el siglo XVIII es recordado como el “Siglo de las luces”. Se trata de una memoria con un objetivo de esperanza y no repetidora de lo traumático. 

Y en tono personal

P: Rosa ¿cómo fue para usted crecer como hija de una sobreviviente? Es que haber salido de una hecatombe así, puede llevar a un deseo ferviente de aferrarse a la vida con todas las fuerzas..pero saber lo que sucedió durante la Shoá, puede hacer perder mucha fe en la vida misma..¿Cómo fue el caso de su mamá?

R: No fue fácil, por cierto, aunque no tenía nada claro hasta ya bien entrada mi adultez -como muchos otros hijos-  que era hija de una sobreviviente de la Shoá. Estaba sumergida en el “pacto de silencio”, inconsciente, por cierto, que mencioné anteriormente, y que obviamente, marcó mi identidad. Para mi madre la Shoá tuvo efectos devastadores en su vida, básicamente por la pérdida de sus padres y tres hermanitos en Auschwitz y luego una hermana, ya después de la guerra, que murió al  dar a luz a mi prima, por las secuelas del tifus contraído en Bergen-Belsen. Ello hizo que,  si buen pudo continuar con su vida en Montevideo, conocer a mi padre, enamorarse, casarse, tener dos hijas, quedó con una extrema vulnerabilidad, culpa, temor y profunda tristeza, clima que nos transmitía, sin palabras, a mi hermana y a mi.  Ella no mencionaba prácticamente nada de la época de la guerra, pero sí sobre su infancia, siempre con lágrimas en los ojos, transmitiendo una relación de palabra imposible… 

Pienso que el silencio se articula con la intensidad del sentimiento de culpa de los sobrevivientes por haber sobrevivido, lo que se hacía patente en mi madre. 

 Como plantea la psicóloga argentina Diana Wang, hija de sobrevivientes, “No fue un silencio callado, por cierto. Fue, por el contrario, un silencio preñado de contenidos pesados que insistían en hacer sombra sobre los fragmentos más insignificantes de la vida cotidiana”.  También, por muchos años, escuchaba veladas conversaciones, que ahora entiendo se trataba de la búsqueda sostenida, a través de distintos canales, para tratar de averiguar si había quedado algún miembro de su familia vivo . Se percibía un “secreto oculto” en el que una no se atrevía a preguntar, preguntar-se. Como otros sobrevivientes, mi madre no pudo elaborar el duelo de la pérdida de sus seres queridos, y no le era fácil  disfrutar de su vida. Sin embargo, se sentía muy agradecida de haber sido recibida en el Uruguay y de los nuevos afectos que pudo cosechar y eso también nos lo transmitía, con vertientes esperanzadoras. Eso permitió que yo pudiera ir encontrando, a lo largo de  mi vida, muchas de las piezas que iban completando  el “puzzle” de memorias, comprendiendo  aspectos  de su padecer e interesarme académicamente en  la temática de la Shoá.    La película “Killing Kasztner” y los intercambios posteriores en relación a los interrogantes planteados en la misma fue uno de los últimos encastres de  varias de esas piezas. 

LA NUEVA VIDA EN URUGUAY

 

P: Ser la única sobreviviente en Montevideo, significa que su madre logró llegar a una tierra que era símbolo de libertad y salvación..Uruguay. ¿Qué significó eso para ella? ¿Uruguay se convirtió rápidamente en su casa? Y se lo pregunto, aunque pueda parecer obvio, porque por un lado sería el paraíso, y por otro, era una tierra extraña a lo que había conocido…me imagino que no siempre todos los inmigrantes lograban aclimatarse…

R: Efectivamente, no fue fácil la aclimatación en un medio tan diferente que el natal. Paradójicamente, Uruguay se conviertió, para ella, en el símbolo de la libertad, pero también de  la renuncia a volver a ver a su lugar de origen y seres queridos. Nunca volvió a Felsöviso.  Tampoco fue fácil el relacionamiento con parte de la familia que vivía en el Uruguay y que la trajo de Europa luego de la guerra. Mi abuelo, Schloyme (Salomón)  Zytner, como escritor, escribió varios cuentos en yídish del encuentro- desencuentro entre las dos culturas, y también en relación a la integración de los inmigrantes en el medio uruguayo. En “Der griner” , relata el “encuentro imposible”,  entre el único sobreviviente de la familia de un pariente  que vivía en el Uruguay y que lo había traído aquí tras la guerra. Las  dificultades de comprensión de la magnitud de lo vivido en la guerra, desde el familiar del Uruguay, y el rencor por la incomprensión de que fuera de Europa los judíos podían vivir sin las penurias de allí marcaron desfavorablemente el encuentro, aún con las mejores intenciones de ambas partes. 

Mi madre estaba agradecida de vivir en el Uruguay, de la apertura de la gente,  y apreciaba la libertad en que vivía la gente aquí, especialmente los judíos.  

Un mensaje central

P: ¿Qué mensaje quisiera usted transmitir a los jóvenes de hoy, tanto los judíos como los no judíos, sobre la importancia del recuerdo de la Shoá?

R: Quisiera agregar, además de las consideraciones que he realizado a lo largo de mis respuestas anteriores, especialmente en relación a la memoria a través de las generaciones y los efectos de la violencia, que se transmiten prolongadamente en cada una de ellas, un aspecto más. Se trata de la importancia del recuerdo de la Shoá, que nos ilumina también el entendimiento de la misma sobrevivencias humana… la intensa, incansable, permanente lucha de los sobrevivientes por mantenerse íntegros en su humanidad…  

En palabras del  poeta:
“El olvido no es victoria sobre el mal, ni sobre nada , y si es la forma velada de burlarse de la historia… para eso está la memoria que se abre de par en par, en busca de algún lugar que devuelva lo perdido; no olvida el que finge olvido, sino el que puede olvidar”. “De vez en cuando hay que hacer una pausa y contemplarse a sí mismo, sin la fruición cotidiana. Examinar el pasado rubro por rubro, etapa por etapa, baldosa por baldosa, y no llorarse las mentiras, sino cantarse las verdades” .Así lo escribió  Mario Benedetti.

 

P: No tengo palabras Rosa. Abrazo enorme. E inifinitas gracias por todo esto.

R: Muchas gracias

Ana Jerozolimski
(14 Agosto 2023 , 07:32)

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