El Pequeño Moisés en Ti - Dos Formas de Amar a D-os - Alta Moda Jasídica - Préstamos sin Interés
No. 214
Ekev
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EL PEQUEÑO MOISÉS EN TI
Por Yossy Goldman
¿Cómo seremos juzgados cuando lleguemos a la Corte Celestial? ¿Los criterios serán objetivos o subjetivos? ¿Existe una regla general para todos? ¿O seremos juzgados por nuestras propias fortalezas y luchas personales?
La vida es muy confusa. Incluso seguir la Torá no siempre es un asunto sencillo.
“No robarás”, está escrito. Por supuesto que no. ¿Pero nunca? ¿Qué pasa con un padre que necesita medicamentos para salvar la vida de su hijo y la única forma de obtenerlos es robando en la farmacia? ¿Sigue estando prohibido?
Incluso cuando se trata de cosas pequeñas, nuestros Sabios enseñan que, para mantener la paz, algunas pequeñas mentiras piadosas a veces pueden ser permisibles. Ya sea que se trate de ser honesto o dolorosamente honesto, la vida no siempre es simple. Y hacer lo correcto no siempre es tan sencillo como pensamos.
Examinemos un diálogo interesante en la porción de la Torá de esta semana, en el que Moisés continúa dirigiéndose a su pueblo antes de su fallecimiento. Él les dice que las expectativas de D-os sobre ellos no están más allá de sus capacidades.
“Y ahora, Israel, ¿qué pide D-os, tu Señor, tu de ti? Sólo temer a D-os, tu Señor, marchar en todos Sus caminos...” (Devarim 10:12)
El Talmud pregunta: "¿Temer a D-os es poca cosa?" La gente se ha esforzado por alcanzar ese nivel de piedad durante milenios y, cuando lo logran, no es poca cosa. ¿Qué quiere decir Moisés cuando dice: “¿Qué te pide D-os (ya)?” ¿Cómo puede minimizar el hecho de ser un judío temeroso de D-os?
Y el Talmud responde: “Sí. Para Moisés, ser temeroso de D-os es un asunto menor”. Para un hombre de su estatura espiritual, ser temeroso de D-os es un logro muy modesto. Había logrado mucho más en su relación con D-os.
Ahora déjeme preguntarle. ¿Está satisfecho con la respuesta del Talmud? ¿Qué tipo de respuesta es? ¿Estaba Moisés hablando solo? ¿No se dio cuenta de que estaba hablando con su gente, simples mortales de una estatura espiritual mucho menor? Para tales personas, ser temerosos de D-os no es nada sencillo. Es extremadamente desafiante. ¿El gran profeta no conocía a su audiencia?
Creo que podemos encontrar una idea aquí consultando el Tanya, donde el rabino Schneur Zalman, el Alter Rebe, hace esta misma pregunta.
Y esta es su profunda respuesta: En cada alma judía existe una chispa de Moisés. Y en cada generación, hay un Moisés que imparte esa inspiración a la gente de su tiempo. Y cuando consideramos esa chispa de Moisés dentro de nosotros, cuando miramos la esencia de la Divinidad en los rincones más profundos de nuestro ser, entonces nos daremos cuenta de que ser temeroso de D-os es solo "una cosa pequeña". Y es a esa pequeña parte de Moisés dentro de cada judío que Moisés estaba dirigiendo sus comentarios. Si solo raspamos la superficie de nuestro yo interior, descubriremos capas y capas de espiritualidad y conexión dentro de nosotros. Y está ahí para tomar.
Entonces, sí, la vida a menudo puede ser confusa; y hacer lo correcto no siempre parece sencillo. Pero podemos hacerlo, porque tenemos un potencial ilimitado. El cielo no es el límite. En virtud de esa pequeña chispa de Moisés dentro de nosotros, podemos alcanzar el infinito. No solo ser temerosos de D-os, sino que podemos estar tan apegados a D-os que, literalmente, no hay límites, restricciones ni techos de ningún tipo.
Al final del día, todos seremos juzgados de manera justa y adecuada, de acuerdo con nuestras propias fortalezas y debilidades, éxitos y fracasos. Todos seremos evaluados por nuestros propios talentos, facultades, dones y potencial personales, desarrollados o inactivos.
Pero una cosa es segura. Tenemos mucho más potencial de lo que podemos imaginar. Podemos ser individuos temerosos de D-os y mucho más. Podemos llegar a amar y apreciar las verdades del judaísmo y sus tradiciones. Podemos disfrutar de una relación espiritual significativa con D-os. Podemos alcanzar el mundo, y más allá.
Porque dentro de todos nosotros hay un pequeño Moisés. Y para Moisés no es más que una cosa pequeña.
DOS FORMAS DE AMAR A D-OS
[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Si amáis a D-os ... con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma...” (Devarim 11:13)
Este versículo parece repetir un versículo semejante presente en la sección anterior de la Torá, pero a diferencia de este, en ese versículo se nos pide amar a D-os “con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Existen dos niveles de intensidad en el amor a D-os: uno que incluye el “con toda nuestra fuerza” —es decir, nuestra constante elevación por encima de lo que consideramos racional o posible— y otro que no necesita de esa fuerza.
Esto se debe a que no somos todos iguales. Algunos de nosotros podemos mantener una conciencia constante de la presencia de D-os en nuestras vidas que nos inspira a amarlo con “todas nuestras fuerzas”, mientras que otros no podemos mantener dicha conciencia con idéntica constancia.
Sin embargo, incluso aquellos de nosotros que servimos a D-os “con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma” en forma continua, en algunas ocasiones también podemos llegar a servirlo “con todas nuestras fuerzas”. En el Futuro Mesiánico, todos seremos capaces de sostener ese elevado nivel de conciencia divina. Es por ello que ambos versículos —ambas versiones de nuestro amor a D-os— han sido incluidos en el texto de nuestras plegarias cotidianas.
Likutei Sijot, vol. 9, págs. 79-85; Séfer HaMaamarim Melukat, vol. 4, págs. 6-7; ibid., vol. 5, pág. 282.
Deuteronomio (Devarim) 7:12 – 11:25
En la tercera sección del libro Deuteronomio, Moshé pronuncia su segundo discurso de despedida al pueblo judío. Exhorta en él a observar incluso los que parecieran ser mandamientos menores, aquellos que, en sentido figurado, una persona podría llegar a pisar con el talón (éikev, en hebreo). Luego continúa su repaso de los acontecimientos ocurridos durante los cuarenta años de travesía del pueblo judío por el desierto, enfatizando las lecciones por aprender de estos.
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ALTA MODA JASÍDICA
Por Iosef Silverman
Iosef tenía un amigo, Jaim, que estudiaba en la leshivá de Jabad en Brooklyn y participaba de la "Campaña de Tefílín" todos los viernes con un grupo de amigos. Jaim tomaba el metro con cuatro de sus amigos al corazón de Manhattan y visitaba las exclusivas oficinas para que judíos que trabajaban allí colocaran Tefilín.
Generalmente obtenían respuestas positivas. Pero una empresa de abogados era como un iceberg impenetrable. Los abogados no-judíos eran amistosos y buenos, pero los judíos nunca tenían tiempo. Y aquellos que estaban interesados eran desalentados rápidamente por el director de la empresa.
Él era un duro y exitoso abogado, que cobraba varios cientos de dólares por hora. Cuando estaba en cualquier parte en la oficina, incluso en su despacho, no había oportunidad en que nuestros héroes pudieran pasar el escritorio delantero. Así fue durante medio año, hicieron "cero avance" pero no se rindieron. Un viernes, cuando llegaron al metro y esperaban, uno de los vendedores que sostenía una corbata negra, se les acercó, y dirigiéndose a Jaim, dijo: - "Necesitas una corbata." - "No, gracias" Jaim dijo educadamente. "No me gustan. Pero gracias, de todos modos."
- "No", el jovencito insistió: "Necesitas una corbata. Eres una persona importante, con camisa blanca. Te haré un descuento. Cinco dólares en lugar de siete. ¿Bueno?" - "¡No! No quiero una corbata", Jaim protestó. Pero el muchacho no aceptaba una negativa. Durante los siguientes cinco minutos dijo: "¡Esta corbata es para ti! Sé lo que estoy diciendo. La necesitas".
Jaim intentó protestar más asertivamente, pero sin efecto. El joven vendedor no se rendía. Finalmente los muchachos decidieron que la única manera de librarse de él era comprar la corbata. Jaim le dio los cinco dólares y tomó la corbata, feliz de tener un poco de paz. Sin embargo, el vendedor no se dio por vencido hasta que le colocó la corbata como se debe.
Jaim se encogió de hombros, pensando que en cuanto saliera el tren se la quitaría. Pero el vendedor conocía su negocio. "Ahora debes prometerme que no te la quitarás." Jaim se sorprendió diciendo bruscamente de repente "¡De acuerdo! ¡De acuerdo! ¡Hoy la voy a usar!" En ese momento el metro vino, y en veinte minutos estaban en Manhattan. Finalmente llegaron a la "empresa iceberg".
Salieron del ascensor en el decimoquinto piso, entraron en la recepción de mármol y sonrieron a la recepcionista. Unos de los abogados gentiles sonrió y... ¡Entonces apareció.... el jefe! - "¿Por qué están aquí?", le dijo a la recepcionista. No esperando respuesta se volvió a ellos y dijo severamente: - "¿Quiénes son? ¿Qué quieren?" - "Somos alumnos de Rebe de Lubavitch y vinimos a ver si hay judíos que deseen ponerse Tefílín", uno de ellos contestó.
El hombre permaneció en silencio por un segundo. Entonces, apuntó a Jaim y dijo. - "¡Tú! ¡Quiero que tú me sigas!" No parecía bueno. ¡Él era jefe de la empresa! Jaim, sin pensar demasiado, lo siguió por un corredor ancho. El abogado cerró la puerta detrás de ellos, se volvió a Jaim y dijo. - "Quiero colocarme los Tefilín."
Después de ponérselos, el hombre le dijo: - "¿Quieres saber por qué finalmente estuve de acuerdo en ponerme los Tefilín?. Bien, te diré. Podría parecer un hombre exitoso pero el hecho es que tengo grandes crisis en la vida. Nuestra empresa está perdiendo varios casos muy grandes y sufre otros retrocesos financieros. Estoy teniendo problemas personales también. Necesito ayuda. No sé a quien dirigirme, alguien a quien realmente le importe. Como abogados, vivimos a veces una vida muy fría."
"Entonces, ayer vi una de las tarjetas que ustedes dejaron aquí con la foto del Rebe de Lubavitch, y empecé a preguntarme si quizás él podría hacer algo. Después de todo, puse Tefilín durante algún tiempo después de mi Bar Mitzvá. Quizá no creerás esto, pero anoche tuve un sueño."
"Veía al Rebe. Él sonreía y yo le pregunté si me ayudaría. Él contestó: "¡Pero te envío un grupo de jóvenes todos los viernes con los Tefilín!" Yo contesté: ¡Parecen un manojo de vagos! ¡¿Por qué ninguno de ellos usa corbata?! El Rebe me dijo: "¿Quieres una corbata? De acuerdo; enviaré a alguien con corbata!" Y me desperté. Cuando hoy vi a uno de ustedes con corbata, supe que no era sólo un sueño."
El abogado empezó a colocarse los Tefílín regularmente y se desarrolló una agradable amistad entre él y los muchachos. Por lo que se sabe, sus problemas se fueron aliviando.
PRÉSTAMOS SIN INTERÉS
Dar un préstamo sin interés no es solamente un acto de bondad sino que es una mitzvá (Shemot 22:24). ¿Por cuánto? Tanto como el que pide prestado necesite y tanto como puedas prestarle. Si él necesita y pide, y tú se lo niegas, sus clamores se dejan oír en el cielo, y eso es muy peligroso. Pero si le das ese préstamo, "llamarás y D-os responderá; clamarás y Él dirá: ‘Aquí estoy’" (Isaías 58: 9).
Dar préstamos sin interés es la forma más alta de tzedaká (caridad), mucho más grande que dar dádivas. Estas pueden preservar la vida un día, pero el préstamo preserva ese sentido necesario de autosuficiencia para que esa persona pueda volver a valerse por sí misma. Es por eso que cada comunidad judía tiene que mantener por lo menos una sociedad de préstamos sin interés.
¿Qué ocurre si alguien que no es una persona necesitada quiere recibir un préstamo para ganar más dinero? Tal vez, no sea tan grande, pero de todos modos sigue siendo una mitzvá. A diferencia de la tzedaká, los préstamos sin interés son tanto para los pobres como para los ricos.
Algunos detalles de importancia:
• No concedas el préstamo si piensas que el dinero va a ser despilfarrado, y esa persona no va a tener los medios para devolverlo.
• Está expresamente prohibido que dos judíos negocien en absoluto un préstamo que implique alguna forma de interés. Si el préstamo es con fines financieros, puede establecerse un contrato halájico, según el cual el que dio el préstamo se hace socio del negocio, otorgándole de ese modo derechos sobre parte de las ganancias. Consulta con un rabino para facilitar dicho procedimiento.
• No presiones al deudor si sabes que no puede pagarte la deuda. Ni siquiera deberás aparecer ante él, aunque no le pidas nada, para que él no sienta miedo ni vergüenza.
• En los años sabáticos, se cancelan todos los préstamos; pero hay una forma de evitar que se invaliden los préstamos que diste.
• No se debe conceder ningún préstamo sin testigos o sin un contrato por escrito.
MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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