Con Diego Goldman, que hace 29 años, estuvo allí
Recientemente participamos en un significativo congreso de Liderazgo en comunidades judías latinoamericanas llevado a cabo en Cancún. Líderes de distintas procedencias contaron sobre sus emprendimientos y todo era un hermoso mosaico de iniciativas y buenas ideas , cada uno en pro de su colectividad, y en muchos casos cruzando fronteras. Pero salvo cuando uno tenía la oportunidad de conversar personalmente, a fondo, con tal o cual participante, no necesariamente podía saber qué trasfondo de sentimientos y vivencias había en cada cosa. Y fue pues ya de regreso en Israel que conocí, en el grupo de whatsapp del congreso, a Diego Goldman. Y entendí enseguida que debía solicitarle una entrevista.
Cuando entablamos contacto, faltaba poco parael 29° aniversario del atentado terrorista contra la AMIA, que conmemoramos el 18 de julio. Y él tenía mucho que contar al respecto, porque estuvo allí, no en el momento de la bomba-su madre lo despertó para decirle lo que había ocurrido en aquel día de vacaciones de julio- y él llegó llorando al lugar. Y durante días no se fue.
Por eso, a pesar de nuestra demora de dos semanas en publicar esto, sugerimos no dejar de escuchar su testimonio, clave no sólo en la fecha del aniversario.
Diego Goldman es psicólogo, Director de F5 Consultores, Fundador y Director de LAZOS, una plataforma de innovación comunitaria con presencia en 70 ciudades y 20 países . Es también Director Regional para Iberoamérica de HAKHEL , incubadora de”Intentional Communities”, dependiente del Ministerio de Diásporas de Israel. Fue director en diversas instituciones judías en Argentina.
Comenzamos preguntándole dónde estaba cuando fue la explosión en la AMIA.
¿Qué hiciste? ¿Cuál fue tu reacción?
El atentado mató gente y trató de matar también la vida comunitaria. Diego fue protagonista del esfuerzo de salvataje de la importante biblioteca de la IWO, valioso archivo de la vida de la comunidad judía argentina.
Es ineludible preguntar cuál es el mensaje de la comunidad judía argentina, 29 años después. Es que se siguió adelante, se reconstruyó la AMIA pero no se logró justicia y continúa la impunidad.
Basándonos en la experiencia que recabamos cubriendo atentados terroristas en Israel, comentamos a Diego que en una situación tan trágica, nos consta que hay etapas no sólo en el duelo personal sino también en la forma en que uno va captando lo que pasó. Y preguntamos cómo lo vivió él mismo.
Y todo esto pasaba también por una vivencia personal, por recuerdos de lo vivido en la AMIA o alrededor de la misma. Para Diego, como ex alumno del colegio Rambam, eso era ineludible. También cuando buscaba trabajo en la famosa Bolsa de Trabajo de AMIA. Todo eso significaba vínculos con gente, con otras personas con nombre y apellido, que fueron siempre rostros y vidas, antes de convertirse en números de víctimas. Diego recuerda en especial a Marisa y Agustín, dos de los asesinados, con una combinación de sonrisa y dolor.
Bendita sea la memoria de los 85 muertos. Gracias a Diego Goldman por su emotivo testimonio. Su actividad comunitaria y el empuje por seguir delante de todos los que vivieron de una forma u otra aquel horror, no devuelve la vida a nadie, pero es una importante respuesta al terrorismo.