20 años de la ley antidiscriminatoria promovida por el Dr. Nahum Bergstein
El Dr. Nahum Bergstein (z”l), gran dirigente comunitario, legislador, quien fuera también Sub Secretario de Educación y Cultura, sigue vivo no sólo en el recuerdo con amor de su familia que lo tiene más que presente, sino también en el legado que dejó en varios ámbitos. Y uno de ellos, es parte del Código Penal: la ley 17.677 contra la discriminación, que él promovió combinando su condición de uruguayo, judío y abogado penalista, realizando así un aporte concreto y tajante a Uruguay.
Al cumplirse el 20° aniversario de dicha ley, se realiza una jornada especial dedicada al tema.
Más allá de los análisis jurídicos y sociales pertinentes, así como los políticos, está el recuerdo personal . Por eso nos dirigimos a Jonás Bergstein, que comparte con nosotros lo que vivió su padre al empujar a la promulgación de la ley.
P: Jonás, este próximo 20 de junio se celebra una jornada especial, con destacadísima participación de juristas y abogados, algunos de ellos ex ministros, al cumplirse 20 años de la primera ley antidiscriminatoria promulgada en Uruguay, que fue promovida por tu papá , bendita sea su memoria, el inolvidable Nahum Bergestein(z”l). Te agradecería si pudieras contarme algo sobre los entretelones de esta jornada avalada plenamente por la Fiscalía de la Nación.
R: Muchas gracias Ana por apoyarnos una vez más en estas aventuras que la familia emprende. No es la primera vez que lo haces; y con seguridad tampoco será la última.
Hacemos la salvedad que en las jornadas del Martes 20 participan no solamente juristas; también un filósofo (Santiago Kovadloff), un constitucionalista argentino (Daniel Sabsay), una historiadora (y SubSecretaria de Educación y Cultura), parlamentarios, autoridades de la enseñanza, la policía, periodistas, activistas de derechos humanos, influencers y formadores de opinión en general.
P: Si, sí, por supuesto, exacto…como las percibo tan vinculadas a un tema jurídico, destaqué eso, pero sin duda es un tema también social y sociológico. Más que oportuna todas estas participaciones. Y me permito hacer una aclaración respecto a las “aventuras”. Las emprende la familia Bergstein, pero tienen una dimensión que excede lo personal.
R: Eso es cierto. Con el Profesor Gonzalo Fernández -que fuera nuestro profesor de derecho penal (y tú sabes que la relación entre un profesor y sus estudiantes es distinta a cualquier otra)-, y que ya nos había apoyado en otros esfuerzos, hacía ya un tiempo que habíamos hablado sobre la posibilidad de organizar un seminario vinculado al racismo, el Holocausto y el Derecho. La idea había quedado flotando.
En el año 2020, fue publicada la sentencia del tribunal de apelaciones en lo penal que fallara en el caso David Fremd. En esa ocasión la familia Fremd nos pidió si podíamos acompañarla a una reunión con el Fiscal General de la época, el doctor Jorge Díaz. A la reunión asistió también la colega Dra Ana Wilensky, que actuaba en representación de Bnai Brit. El fiscal fue receptivo, pero lo cierto es que es difícil cambiar el mundo en una reunión. Habiéndolo hablado previamente con el Dr. Fernández -a quien poco antes habíamos consultado en relación a la sentencia-, y en aras de proponer acciones concretas, nosotros propusimos al fiscal asumir la actualización permanente de los fiscales en esta materia. La respuesta del fiscal fue favorable y de inmediato comenzamos -con el Dr. Gonzalo Fernández- a dar forma a la iniciativa, con el Profesor en todo lo académico, y nosotros con el resto, es decir, la organización. Pero sobrevino una nueva ola de la pandemia. Y recién al cabo de un largo compás de espera, con el Dr Fernández retomamos el tema hacia fines del año pasado. Y el profesor tuvo el buen tino de ponernos en contacto con la doctora Mariella Leles, directora del centro de capacitación de la fiscalía general. Fue un punto clave, porque con el profesor desde un primer momento tuvimos claro que nuestro objetivo primordial debían ser los fiscales penales, es decir, quienes tienen la responsabilidad de aplicar estas leyes; y en segundo lugar los jueces penales, que en definitiva dictan las sentencias. La Dra. Leles consultó al nuevo fiscal general, Dr Juan Gómez, cuya reacción fue más que positiva y completamente entusiasta. Y lo que vino después en definitiva no fue más que la implementación de esas ideas iniciales. En eso estamos. No sé si eso contesta la pregunta.
P: Por supuesto. Interesantísimo todo este trasfondo y el proceso que se fue dando.
R: Así es, y creo que es una iniciativa que tiene un valor para el país.
P: Estoy absolutamente segura.
Recordando a Nahum (z"l)
P: Jonás, tu padre, Nahum Bergstein (z”l), dejó muchas huellas en Uruguay, tanto en el marco de la colectividad como de la sociedad civil en general por su actividad como docente y como legislador. Pero yo te pediría a ti, como hijo, tomando como tema central este aniversario, si podés compartir con los lectores el recuerdo, aunque eras muy joven, de cómo se vivió en tu hogar aquella “movida” por la ley y por cierto su promulgación.
R: Tras la reinstauración democrática, la legislación antidiscriminatoria tuvo tres hitos: primero en 1988-89 , cuando se sanciona la base de la legislación penal hoy vigente. Luego en el 2003 cuando se promulga una enmienda a la definición del tipo penal, y finalmente en el año 2004, cuando se promulga la ley que declara de interés nacional la lucha contra la discriminación y establece el marco para un conjunto de acciones más allá de lo estrictamente penal.
Cuando fue la primera, ninguno de los tres hermanos estaba en el país. La que vivimos más intensamente fue la última, usualmente conocida como “ley Bergstein”. En aquel momento -2004-, en ocasión de la promulgación de la ley, mi Padre había convocado a un gran acto público para marcar ese mojón legislativo. El acto tuvo lugar en el parlamento, en el salón de los pasos perdidos. Había que llenar ese salón, y lo logró. Recordamos que había hecho uso de la palabra el Dr Guzmán, entonces Ministro de Educación y Cultura. Ciertamente mis Padres vivían todo eso con gran intensidad. Esas iniciativas legales eran -también- una manera de mi Padre de dar expresión a su natural efervescencia: mi Padre necesitaba, todo el tiempo, estar haciendo cosas, cosas útiles para la sociedad.
P: Más allá del obvio “por qué” de promover una ley así, si se desea vivir en una sociedad libre en la que se combate el odio y la discriminación ¿dirías que tu papá tuvo una motivación puntual personal? Me refiero si hubo algún evento concreto, algún hecho, que lo empujó especialmente a abocarse a ello.
R: En verdad, no recordamos que mi Padre hubiera sido objeto de particulares actos antisemitas que lo marcaran. Si los hubo, no recordamos que los hubiera compartido en la casa. Es verdad que en una época recibía amenazas telefónicas -recuerdo también algunos correos electrónicos vitriólicos de un conocido escritor, antisemita furibundo- pero eso es algo que mi Padre vivía como parte de su militancia. No creemos que eso hubiera precipitado ninguna iniciativa en particular.
En verdad la vinculación de mi padre con la legislación antidiscriminatoria data del año 79’. A raíz de la instalación de un puesto de literatura antisemita en la feria de Tristán Narvaja, el Comité Central Israelita de la época confió al Dr Elias Bluth y a mi Padre un informe técnico sobre el asunto.
P: Recuerdo claramente ese puesto. Yo fui un domingo de mañana a verlo, y aún recuerdo la cara del hombre que captó que yo era judía, aunque yo no dije nada, sólo miré los libros. Algo en mi expresión lo habrá dejado en evidencia. Y tuve una discusión con él, le dije que era una vergüenza que mezcle esa basura con libros sobre Artigas, prócer de la Patria.
Pero seguí por favor, te interrumpí con este recuerdo.
R: Está perfecto, es relevante esa memoria que llevás contigo. Pues aquel pedido de informe sobre el tema del puesto de literatura antisemita en la feria fue el puntapié inicial. Ese mismo año mi padre expuso sobre Antisemitismo y Derecho en Bnai Brit –fui con él (había hablado Nelson Pilosof también)-, y en 1981 publicó su primer libro sobre el tema. Siendo ya Subsecretario de Educación y Cultura, el Presidente Sanguinetti le pidió a la Dra Adela Reta que trabajara en un proyecto de ley de actualización del código penal en estos temas. Y esa fue un poco la “constelación perfecta”: estaba empapado en el tema, era penalista, y tenía oportunidad de trabajar en la elaboración de la legislación sobre el tema, nada menos que al lado de la Doctora. A partir de entonces el tema ya no lo habría de abandonar.
P: No olvidaré nunca-y seguramente soy una entre muchísima gente- su libro “Judío, una experiencia uruguaya”. ¿Se puede discernir entre las partes de su personalidad? ¿Se puede analizar qué Nahum fue el que más empujó para la promulgación de esa ley, la parte uruguaya o la parte judía? ¿O es artificial separarlas?
R: Gracias por la pregunta, porque nos desafía a pensar. Creeríamos que en esto mi Padre era un “todo indescindible”: justamente en la legislación antidiscriminatoria confluían su identidad uruguaya y su ser judío por igual. También su condición de abogado penalista. Era su manera de ser un buen uruguayo y un buen judío.
Mi padre siempre fue un gran defensor de las múltiples identidades. Uno puede ser judío y puede ser uruguayo e incluso puede tener también otras identidades, y ese es quizás uno de los aportes fundamentales de la vida de mi padre. Creo que fue el juez norteamericano Louis D. Brandeis, el primer judío que llegó a la Suprema Corte de Justicia en Estados Unidos, quien dijo que para ser un buen ciudadano norteamericano, había que ser un buen judío, y que para ser un buen judío había que ser un buen sionista.
P: Ahora me hiciste acordar a Wilson Ferreira Aldunate, dijo algo muy parecido sobre la combinación de identidad judía y uruguaya.
R. Así es. Recuerdo que en alguna ocasión, estando en un acto en el marco de la comunidad judía, mi Padre había dicho que éste era su país. Al finalizar la reunión, una persona muy allegada a mi Padre se le acercó y le dijo: “Entre nosotros: Esto lo dijiste un poco por la galería, pero vos no piensas eso en tu fuero íntimo”. Mi Padre fue muy claro y le recalcó que sí, que ciertamente era eso lo que pensaba íntimamente. Quiero creer (con un poco de buena fortuna), que algo de esa filosofía mis padres lograron transmitir a sus hijos.
P: Eso me consta que es así. Jonás, tú y tus hermanos Miriam y Mauricio mantienen viva la memoria de vuestro padre a lo largo de los años con distintas iniciativas, que antes vos llamaste “aventuras”. Han publicado libros y llevan a cabo el Jidón, que también es un homenaje a tu mamá la querida Nelly, hasta los 120 con salud. ¿Dónde ubicás en medio de todo eso a estas jornadas por los 20 años de la ley?
R: Vos me haces acordar a mi esposa Orit cuando jocosamente nos dice: “Shoin! – o sea Basta, en idish- De una vez por todas ¿cuándo vas a dejar a tu papá descansar en paz de una buena vez?” .
P: Genial Orit.
R: Bromas aparte, con mis hermanos Miriam y Mauricio de tanto en tanto recibimos el mismo comentario de varias personas. Seguramente a ti te pasará lo mismo con José: todos creemos haber recibido un legado, y por eso sentimos la obligación de perpetuarlo. Un viejo dicho africano cuenta que una persona no termina de morir hasta que muere el último que le conoció. El Rabino Eliezer Shemtov suele explicar que había distintas maneras de honrar a quienes ya no están: una de ellas -a la que nosotros pretendemos afiliarnos- es justamente ésa, intentar honrar su memoria a través de actos, a través de este tipo de iniciativas. ¿Qué mejor ejemplo para nuestros hijos que ver a sus padres procurando mantener viva la memoria de sus abuelos? De paso te conectas con quien ya no está, te metes adentro de su pensamiento, y descubres cosas que hasta ahora desconocías.
P: Mil gracias Jonás.
R: A ti Ana.