Nuestros lectores probablemente ya conozcan, por notas anteriores que hemos publicado, la iniciativa de grupo “Tejedoras Solidarias” que ya tiempo atrás lanzó su programa “Manos que abrigan”, surgido por iniciativa de algunas mujeres miembros de la Comunidad Sefaradí, en cuyo marco tejen prendas destinadas a niños en zonas vulnerables. Pues la semana pasada, con entusiasmo de parte de todos los protagonistas, se concretó la primera entrega en el Club de Niños “Amigos” de la localidad de La Paz (Departamento de Canelones), al que acuden 56 niños todas las tardes luego del horario escolar.
“El martes entregamos 150 prendas al club y la verdad es que fue una actividad emocionante y sumamente satisfactoria, con gran valor educativo”, nos explicaron en el grupo . Ansiosas no sólo de entregar las prendas que habían tejido con dedicación sino también de aportar a los niños más allá de ello, dándoles herramientas educativas de crecimiento para su futuro, al grupo se le ocurrió invitar al Keren Kayemet LeIsrael a participar con una actividad que dominan bien: la organización de una huerta. Y así fue.
“Esto resultó en una actividad muy educativa que permitió entablar un vínculo diferente con los chicos, no solamente dándoles algo material sino también herramientas que les ayuden a valerse por si mismos y les permita hacer algo bueno en conjunto”, agregaron.
La propuesta de ir por ese camino gustó mucho en la interna del grupo y también a las chicas del KKL que se encargan de ese tipo de actividad. “Fue un dar en material y dar en educación”, resumen.
“ Lo central es destacar que esta actividad se hizo con mucho cariño, realmente. Los niños estaban fascinados con la actividad misma, con los juegos y la huerta que organizamos, a tal punto que aunque este martes hacía mucho calor, no se querían sacar las prendas y se dejaron los buzos y gorros puestos”.
Las mujeres del grupo se dijeron felices con lo logrado, confirmando que “dar es recibir” . “Fue todo hecho con mucho cariño y así también nos recibieron”, nos cuentan. “Lo sentimos desde la bienvenida de la directora y los educadores, de los propios niños que nos fueron a recibir a la puerta, nos abrazaron, nos dieron la bienvenida nos ayudaron a cargar las cajas, dejándonos en claro que éramos bien recibidas. Nos expresaron su cariño todo el tiempo y nos fueron a despedir a la puerta. Fue una caricia para el alma”.
Ahora, “Manos que abrigan” van por una segunda meta, también en la ciudad de La Paz, explicando que dado que allí se encuentra el Cementerio Israelita, el grupo siente que se trata de un lugar con el que la colectividad judía tiene un vínculo emocional muy grande.
Ahora, en el segundo proyecto, el grupo tejerá para 77 niños y jóvenes de entre 6 y 22 años, de contexto crítico y con capacidades diferentes de amplio espectro. Todos concurren a la escuela pública especial.