Vivir Para Toda la Vida - Escapismo y Devoción - Sin Dudas - Pidión Haben
No. 186
Vaieji
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Horario de velas en Montevideo, Viernes 6/1 19.44 hs.
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VIVIR PARA TODA LA VIDA
Por Yossy Goldman
Generalmente un título expresa la temática del contenido. “Génesis” trata sobre el comienzo del mundo, “Éxodo” sobre los judíos partiendo Egipto. Tanto si es un libro, una película o una serie de charlas, el título debería dar la idea del contenido que describe.
Es por esto que el título de la parashá de esta semana parece muy inapropiado. Vaieji significa “y él vivió”. El nombre se deriva del versículo de apertura de la parashá: “Y vivió Iaacov en la tierra de Egipto 17 años ...”. La parashá sin embargo continúa relatándonos no la vida de Iaacov, sino su muerte: su último deseo y testamento para sus hijos, su fallecimiento, su funeral y su entierro en Hebrón en la Tierra Santa.
¿Por qué una parashá que se concentra en los últimos días de vida de una persona en la tierra, sus instrucciones en su lecho de muerte y su entierro, se titula “Y él vivió”?
La respuesta, dicen nuestros sabios, es que no estamos hablando de organismos biológicos, sino de judíos. Y la prueba de vida verdadera para un judío es si vivió una vida judía auténtica y consistente toda su vida. ¿Vaciló antes de la línea de llegada, o fue leal a su sistema de valores hasta el final?
¿Cómo sabemos que Iaacov realmente vivió, en todo el sentido de la palabra? ¿Que la suya fue genuinamente una vida dedicada a D-os? Cuando vemos que permaneció fiel a esos ideales hasta el último día de su vida. Solo entonces podemos decir con seguridad que su vida fue verdaderamente viva, que tuvo una vida Vaieji. El hecho que Iaacov murió como un hombre recto valida todo el resto de su vida, estableciéndola como una vida de verdad, viva y real de principio a fin.
Hay personas que tienen sus ocho minutos de fama, que brillan brevemente e impresionan al mundo solo para desvanecerse, decepcionándonos al mirar tanto potencial desaprovechado disipándose en el aire. Otros duran más, pero no llegan al final. Como un cierto hombre llamado Yojanan que, dice el Talmud, ofició como sumo sacerdote en el Santo Templo por 80 años y luego se desvió del camino. ¡Algo temible! No por nada Hillel, en Pirke Avot, nos advierte de no confiar moralmente en nosotros hasta el día que morimos.
Nunca olvidaré mi experiencia con una muy buena persona que fue notablemente leal a la compañía para la que trabajaba. Por 45 años estuvo en el mismo grupo, dedicado total y absolutamente a él. Luego alcanzó la edad del retiro obligatorio. De repente se enfermó. Los médicos no tenían un diagnóstico real. Su situación empeoró cada vez mas hasta que quedó incapacitado y eventualmente murió. Pero aquellos que lo conocían bien comprendieron que una vez que dejó el trabajo al que le había dedicado toda su vida adulta, no tenía nada por lo que vivir. Tristemente, no tenía otros intereses. Su trabajo era su vida, y sin su trabajo no quedaba más vida.
Es aconsejable psicológicamente tener un hobby, aprender a jugar golf o desarrollar otros intereses fuera del trabajo. Un judío, sin embargo, debería idealmente comenzar a estudiar Torá. Ir a clases, leer un libro estimulante. Estudiar y agudizar la mente es bueno para el cerebro. Estudios médicos recientes confirman que incluso puede retrasar el comienzo del Alzheimer. Aún más importante, la persona debe tener algo por lo que vivir. Encontrar nuevas áreas de estimulación. Descubrir, soñar, aspirar más alto. La vida debe ser vivida con propósito y vigor.
Es por esto que al final de la parashá de esta semana, que también concluye el libro de Génesis, la congregación y el lector de la Torá proclamarán Jazak, Jazak Venizjazek, “Se fuerte, se fuerte y nos fortaleceremos”. Porque la tendencia cuando finalizamos un libro es tomarnos un respiro antes de tomar el siguiente. Así es la naturaleza humana. Pero un libro de la Torá no es sólo un libro. Torá no es solo historia o biografía. Torá es nuestra fuente de vida, y no nos atrevemos a tomar un descanso de la vida.
“Jazak” nos da la fuerza para continuar inmediatamente. Y así lo hacemos. En la misma tarde abrimos el libro de Éxodo y continuamos el ciclo de aprendizaje sin interrupción.
La verdad es consistente, de principio a fin. Que nuestras vidas sean bendecidas con ser verdaderamente vividas, con autenticidad, lealtad y realización eterna. Amen.
SCAPISMO Y DEVOCIÓN
"Naftalí es una cierva mensajera." (Bereshit 49:21)
En sus bendiciones, Jacob compara a alguna de las tribus con animales salvajes (por ejemplo Judá a un león, Benjamín a un lobo) y a otras con animales domésticos (por ejemplo Isacar con un burro, José con un toro). Las tribus comparadas con animales salvajes se caracterizan por un amor apasionado a Di-s y un deseo de escaparse de la existencia material para apegarse a El. Las tribus comparadas con animales domésticos, cuya naturaleza es aceptar obedientemente el trabajo que se les da, se caracterizan por la sumisión a la tarea de revelar Divinidad dentro de la existencia material.
Jacob concluye bendiciendo a todas las tribus con las características únicas de cada tribu individual. Por lo tanto, a pesar de que cada tribu preserva su énfasis particular en la misión Divina del pueblo judío, también puede y debe incorporar los caminos de las otras tribus dentro de sí misma. Por lo tanto, todos encarnamos esas dos formas de relacionarnos con el mundo, tanto anhelando trascenderlo como trabajando para refinarlo.
Or HaTorá, Bereshit, vol. 5, 1092a-1093a.
Génesis (Bereshit) 47:28 – 50:26
La doceava y última sección del libro de Génesis relata el último período en la vida de Jacob y la sucesión de su hijo José. Jacob vivió (Vaiejí, “y él vivió” en Hebreo) los últimos 17 años de su vida en Egipto. Además de dedicarse a la educación moral continua de sus descendientes, Jacob organizó a su familia en tribus para prepararla para su destino espiritual, y luego le otorgó a cada tribu sus características espirituales únicas. Luego de su muerte, los hijos de Jacob lo enterraron en la parcela de sepultura familiar en Hebrón. La sección culmina con la subsiguiente muerte de José y su promesa de que D-os eventualmente los llevaría de nuevo a la Tierra Prometida.
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SIN DUDAS
Por Yerachmiel Tilles
Hace muchos años, viajaba en un autobús en Tel Aviv y entablé una conversación con el hombre que se sentó a mi lado. Parecía tener sesenta años, estaba prolijamente afeitado y llevaba una kipá que indicaba que era un judío observante. Le conté que yo había estudiado filosofía. Él sonrió, me preguntó si había oído hablar de un famoso filósofo secular judío, existencialista, ya que tenía una historia interesante para contarme. (Era tan interesante que bajé del autobús cinco paradas después de la que pensaba.)
- "Cuando era un joven, en Alemania, asistí a una de las conferencias del profesor Buber acerca de 'Cuentos de los Maestros Jasídicos'. El hombre era un orador inteligente, un cuentista cautivador que me mantuvo literalmente fascinado durante toda su charla que duró varias horas."
"Pero después de la conferencia, cuando con muchísimo entusiasmo me puse de pie para aplaudir, la persona que estaba sentada a mi lado, me golpeó en el hombro y dijo: 'No se sienta tan exaltado. No estoy seguro de que el profesor preste atención a los preceptos básicos de la Torá'."
Yo estaba espantado por lo que me decía. ¡La conferencia era acerca de temas jasídicos y de Rebes!
- "No se preocupe", agregó serenamente, "no es Lashón Hará (hablar mal de otro iehudí) él está orgulloso de ello. Vaya y pregúntele."
Me aproximé al podio donde el profesor estaba rodeado por sus admiradores y le pregunté: - "¿Es verdad que usted no observa los preceptos?"
Él me miró con ojos inteligentes y dijo con un tono de misericordia: - "Mi estimado joven, hay muchos niveles de conocimiento religioso y observancia. Existe el Judaísmo de Moisés que depende de la Palabra Escrita y las Mitzvot y existe el de Abraham; una pura conexión intelectual que es sin dudas la verdad. Y ése es mi nivel."
Yo lo miraba en un shock y dije: - "¡Pero esto es contrario a todo lo que usted ha hablado acerca de los maestros jasídicos!. ¡Y si me pregunta, es sin dudas nada más que puro egoismo!"
- "Usted es aún muy joven", me contestó, "cuando sea mayor, entenderá."
- "Bien", mi vecino de asiento continuó, volviendo sus ojos a los míos. "Unos años después vino la guerra. Pasé por los campos de concentración. Vi asesinar a mis padres, a mis tres hermanos y cuatro hermanas. Estuve allí durante cuatro años que fueron como cien de infierno. Pero entonces, un día finalizó. Usted tiene que bajar pronto probablemente, por lo que le haré corta la historia".
"Unos años después de que la guerra me mudé a América con mis parientes y viví en Los Ángeles cuando vi un anuncio en un periódico judío que decía que el famoso profesor iba a hablar en un salón de conferencias. Compré una entrada y fui. Allí estaba el mismo hombre, un poco mayor, con las mismas historias y las mismas conclusiones filosóficas. Esperé hasta que terminó, caminé a él y le dije:
- "Profesor ¿me recuerda?"
Él agitó su cabeza, "no".
Yo continué, - "Bien, hace aproximadamente quince años en Berlín le pregunté por qué usted no cree en la Torá y usted contestó que yo entendería cuándo me hiciera mayor. Bien, quiero que sepa, profesor, que he crecido muchísimos años desde entonces y puedo decirle que, sin duda, ¡¡usted está completamente equivocado!! No existe algo así como Judaísmo sin preceptos."
Me miró y dijo: - "¡Usted haga su Judaísmo y yo haré el mío!"
Le contesté: - "Usted haga su Judaísmo... ¡Y yo haré el de D-os!"
PIDIÓN HABEN
Originariamente, los primogénitos judíos eran la clase sacerdotal santificada, que fueron reclutados para el servicio de D-os cuando se salvaron de la Plaga de los Primogénitos que atacó a Egipto. Sin embargo, cuando los judíos –incluidos los primogénitos– sirvieron al Becerro de Oro, los primogénitos perdieron su estatus y entonces el sacerdocio les fue transferido a la única tribu que no participó de los festejos del Becerro de Oro, o sea, los levitas, y en especial, los hijos de Aarón.
A partir de ese momento, todos los primogénitos varones de los israelitas deben ser redimidos en una ceremonia de pidión haben a cargo de un descendiente de Aarón, alias “un kohen”.
Quién:
Todo varón que sea primogénito de su madre. Excepciones:
1. Si alguno de los padres es hijo de un kohen o un levita.
2. Los bebés que nacen por cesárea.
3. Si la madre sufrió un aborto antes del nacimiento de este hijo, consulta a un rabino.
Si los padres no redimen a su hijo, entonces, cuando este se vuelve adulto, debe redimirse a sí mismo.
Cuándo:
El 31º día de vida del niño. ¿Ya pasó? Entonces cuanto antes.
Los judíos sefaradíes celebran la ceremonia la víspera del 31º día. Los ashkenazíes, el 31º día a la tarde.
¿Qué pasa si ese día cae en Shabat o en una festividad judía? Entonces la ceremonia se realiza la noche siguiente o el día siguiente.
Cómo:
La Torá establece el precio de cinco shekalim, aproximadamente 100 gramos de plata.
Tradicionalmente, la mitzvá se realiza durante una “comida de mitzvá” a la que asiste la familia y algunos amigos. Una vez iniciada la comida, se trae al bebé en una elegante bandeja de plata, adornado con joyas.
“Mi mujer israelita me ha dado este primogénito”, le dice el padre al kohen designado.
Entonces el padre y el kohen mantienen un diálogo preparado de antemano y al finalizarlo, el padre le da al kohen el dinero de la redención, recitando una bendición especial. Entonces el kohen recita una bendición por la copa de vino.
Nuestros Sabios afirman que participar de una comida de pidión haben ofrece el mismo beneficio espiritual que ayunar 84 días (¡!). Es por eso que se acostumbra servir paquetitos de azúcar y ajo, que son alimentos que tienen muchos usos y duran mucho tiempo.
iSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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