Nunca llegamos a la India de Juan Sklar, es un relato de ficción muy bien contado sobre cómo se viven los viajes a la India.
Los suicidas del fin del mundo de Leila Guerreiro es un perfil de una historia real y da escalofríos. Trasmite una sensación de tristeza y desamparo, que no se necesita viajar a ese pueblo Las Heras para imaginarlo. Puede escribir un perfil de Fito Paez o de un tipo que baila el malambo y hace magia.
Anhelo de raíces de May Starton cuenta la relación de una escritora y su casa. El jardín es un personaje central del libro. Si te gustan las plantas y las flores, este libro es para vos. Si esperas acción, cambia de libro. En este, esa palabra no existe.
De segunda casa de Rachel Cusk lo leí para un taller, pero no lo hice. Es una escritora que conocí con Despojos. Sigue la historia de una mujer que invita a un pintor a pasar una temporada con ella y su marido y es una carta a alguien que no conocemos. Es un libro que trata de los vínculos, trasnscurre de manera lenta a medida que pasan las estaciones y su relación con el pintor va cambiando. Es una experiencia interesante.
No me acuerdo de nada de Nora Ephron tiene un humor fino y sutil que fue la delicia de mi club de lectura. No es políticamente correcta y eso me fascina. Lo recomiendo ampliamente.
Un lugar seguro de Olivia Teroba es otro más de esos libros de autoficción que andan en la vuelta. Lo interesante es que la escritora es joven y mexicana, inmersa en las luchas feministas del momento, en una sociedad muy machista y el tema son sus vínculos, con los demás y con ella misma. No la recomiendo.